Tiempo de cierre y silencio, tiempo de reapertura y aplausos
Como les comenté el sábado pasado, el Odeón tuvo sus tiempos de esplendor, y sorpresivamente al morir su dueño el señor Alberto Oria el teatro cerró sus puertas, por más de una década. Allí comenzó el tiempo de abandono y tristeza, de vidrios rotos y palomas adueñadas del lugar, que día a día se iba deteriorando más. Esto ocurrió en 1989. La población concordiense pasaba por allí y se preguntaba cuál sería su destino. Había gente dispuesta a comprarlo para hacer un Súper mercado oriental, como le pasó al cine de a Paso de los Libres, y otra oferta era una gente de la R.O. del Uruguay para convertirlo en un templo.
Logramos que el 13 y 14 de setiembre de 1991 se abriera para que dos días mi hija Teresita G .de Costa, con su ballet infantil y juvenil diera una última función, para llenar de esperanza el lugar con la alegría del danzar de esas niñas y jovencitas, pero, lamentablemente el teatro se cerró definitivamente.
Todo esto nos dolía a los artistas, y el día 16 de octubre de 1992 según quedo registrado en este diario, convoque junto al señor Peruchena, en la Escuela Vélez Sarsfield que nos prestó, para tal fin, a una reunión para escuchar propuestas. Fueron un grupo de 40 artistas, además el Señor Eduardo Taubas que era diputado, y el concejal Alberto Rotman. Uno de los presentes que era abogado, dijo que era como comprar un elefante blanco. Un imposible. No quedamos conforme, y buscamos otro grupo de gente empresarios, y profesionales, y conseguimos un distinguido capitán que levantara el barco por encallar y salieran otras ideas, y conseguimos al señor Eduardo Caminal, y un grupo de amigos que buscaron otra, alternativa.
Desde este diario El Heraldo su dueño el Doctor Carlos Lieberman y su hermana Graciela, ¡ayudaron a conseguir adherentes, y darle trascendencia y amplia difusión, a este tema cultural que nos afligía.
Comenzaron las nuevas ideas, y nuevos tropezones y caídas, pero con el tiempo se lo compró, con la ayuda de aportes de la Nación desde el Senado, de aportes de la Provincia, aportes de la Municipalidad y de empresas y gente de la ciudad, con bonos contribución.
La escritura la realizó la escribana Marisa García colaborando ella también sin cobrar, porque había sido bailarina, de mi grupo, y quería ver de nuevo su teatro en actuaciones nuevamente. Esto ocurrió en setiembre del 1996.
La reconstrucción
Todo muy lindo, pero...había que reacondicionarlo y ponerlo en condiciones, ya que en tanto tiempo estaba totalmente deteriorado. El arquitecto Francisco Merro, y el señor Oscar Calvet, realizaron el proyecto. Se tenía que reacomodar todo, desde el techo, los cortinados, las butacas tapizarlas todas, las paredes, la pintura general, del interior y del exterior, iluminación, el sonido, el escenario. También le toco al foyer todo el piso de porcelanato con granito natural.
Se hizo a nuevo los camarines, en un subsuelo, los baños, el foso para las orquestas, el piso del escenario, las bajadas de escalinatas del escenario, todo, todo, era gasto, pero de a poco, y como dice la canción "a puro pulmón”, como la canción de Alejandro Lerner, se fue haciendo con la ayuda de la gente, y del Consejo de la Administración de la Fundación, que trabajo poniendo su tiempo y empeño en forma ad honoren todos por igual. Fue un tiempo de trabajo de hormigas, de paciencia, tropezón y caída, pero se llegó a buen puerto, a finalizarlo y llegar a ser, lo consideraran Patrimonio Arquitectónico de la ciudad, con su propia personería jurídica, y su reglamentación. Muchos de esos colaboradores se nos adelantaron, y ya no están entre nosotros, muy valiosas personalidades, dignos de con el mayor respeto, recordarlos.
Las bellas lámparas donde se va a la puerta del pulman, fueron obsequio del Señor Osvaldo Pérez pertenecientes al primer teatro Odeón de su familia de 1913.De esa forma se unía pasado y presente unidos en una conjunción simbólica.
Y llego la reapertura tan esperada
Fue en una noche de gala patriótica del 8 y 9 de julio de 1998.Se vio actuar a nuestros artistas locales, ante una concurrencia a pleno teatro, sala llena de luces y aplausos, una noche para el recuerdo. Con danzas y cantos que sacaron del letargo de tantos años, de silencios, vidrios rotos, y palomas, cambiadas por un teatro renovado poniendo de pie a. la Cultura, y la Educación hacia el arte, que enriquece el espíritu desde ese momento, a nuestra querida ciudad de Concordia.
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