Las banderas rendidas por los ingleses
No estaría completa esta síntesis sobre las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 si no hiciera mención al destino de los trofeos de guerra, de gran valor histórico y de legítimo orgullo para nuestra Patria.
Ellos se encuentran en la Basílica Nuestra Señora del Rosario en la Avenida Belgrano y Defensa en la Ciudad de Buenos Aires
Son 4 banderas y el exhibidor de madera que las contiene llevan una leyenda explicativa que señala “Trofeo de la Reconquista de Buenos Aires. Una estuvo izada en el asta del Retiro” Otras dos pertenecían al primer y segundo batallón del Regimiento de Highlanders 71 de “Cazadores Escoceses”. La última bandera perteneció a la Infantería de la Guardia del Mar. Esa banderas son testigos del violento encuentro del invasor británico, sin declaración de guerra, con el pueblo soberano de estas tierras.
La entrega de las banderas y también un guion (especie de estandarte que portaba el Regimiento 71) la realizó el propio Santiago de Liniers, la gran figura de la Reconquista, el 24 de agosto de 1806 a los 12 días después de la rendición de los invasores, según relata Vicente Sierra
El hecho fue saludado con tres salvas de artillería. Durante el tiempo en que la ciudad estuvo en manos de los ingleses, hubo un suceso que conmovió profundamente al pueblo de Buenos Aires: el 1º de julio de 1806 se prohibió la ceremonia del culto al Santísimo Sacramento. Por eso Liniers prometió que, si se recuperaba la ciudad, ofrendaría a esa Virgen las banderas que le capturara al enemigo.
Pero tanto la iglesia como también el Convento de Santo Domingo que está en ese lugar, no solo se asocia a ese lugar histórico, sino que tienen también protagonismo en los posteriores sucesos de julio de 1807, cuando los ingleses por segunda vez intentan la conquista de Buenos Aires.
El sitio de los mayores combates de resistencia fue precisamente esa zona que hoy ubicamos entre las calles Venezuela, Peru, Balcarce y Avenida Belgrano.
El convento en la segunda invasión había sido ocupado por las tropas que comandaba el general Craufurd y donde también participaba el teniente coronel Dennis Pack, un veterano de la primera invasión y miembro del Regimiento 71. Tras la derrota de 1806, Pack había jurado no volver a empuñar las armas contra las fuerzas de Buenos Aires. Rompiendo su promesa, había vuelto para recuperar las banderas. Otra vez fracasó. En realidad, era pasible de fusilamiento por perjuro.
El combate en la zona del convento fue durísimo. Los milicianos de Buenos Aires disparaban desde Defensa y Moreno, donde estaba la casa de Francisco de Telechea (dice en su monografía Juan José Traverso).
Las marcas de los cañonazos (fueron rellenadas con bolas de madera, simulando la munición real) Aún se ven en la torre de la izquierda de la iglesia, la única que había entonces.
Tras la rendición de los ingleses, las banderas quedaron en su lugar. Y el Regimiento 71 de Highlanders, siguió desfilando, pero sin su símbolo y en último lugar. Este Regimiento 71 de Highlanders se extinguió en 1873 fundiéndose con el Regimiento nº 74 Highlanders conformándose el primer Batallón de la Highland Light Infantry.
En la recuperación de la iglesia y del convento fue clave la actuación de un grupo conocido como “el Tercio de Gallegos”, un cuerpo de voluntarios que supo comandar Pedro Antonio Cerviño. (Una calle de Palermo lleva su nombre). La séptima compañía de ese grupo, al mando de Bernardo Pompillo, fue la que logró la rendición de Craufurd. Desde 1893 una calle de Boedo lleva el nombre de “Tercio de Gallegos” en homenaje a esos héroes que pelearon por Buenos Aires.
La Basílica se empezó a construir el 3 de junio de 1751 y en 1942 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Diseñada por el arquitecto italiano Antonio Masella, en su torre izquierda luce una veleta con la imagen de un gallo. En la otra, agregada años después, la veleta muestra la figura de un perro. Esto es porque pertenece a la orden de los Dominicos. Y se origina en la denominación “Dominis canis” algo que traducido significa “Los perros guardianes del Señor”
Por supuesto que ese lugar y esos hechos no son la única referencia de la Ciudad de Buenos Aires tiene en relación con aquellas invasiones y la Reconquista y la Defensa que hicieron los habitantes locales. Entre otros datos puede mencionarse la que alude al recorrido que hicieron los invasores para llegar a Buenos Aires después de desembarcar en Quilmes (en 1806) y en Ensenada en 1807. Uno de los cruces que usaron para vadear el Riachuelo fue el llamado “Paso de Burgos” en el Barrio de Pompeya (hoy Puente Alsina). La denominación de Paso de Burgos, según algunos, fue por un humilde botero que había instalado una canoa para viajeros de una a otra costa del Riachuelo.
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