Favoloro, el hombre, el médico, el legado
“Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar”
Rene Favaloro
Veinticinco años pasaron del sábado 29 de julio del 2000, cuando el doctor René Favaloro decidió quitarse la vida. El país era gobernado por la Alianza formada por la Unión Cívica Radical y el Frepaso. El problema más resonante de ese momento político y social era la acusación que pesaba sobre el gobierno de Fernando de la Rúa, sobre un supuesto pago de coimas a senadores para que aprobasen la reforma laboral. Faltarían pocos meses para que la coalición de gobierno estallara por el aire cuando el 6 de octubre, el vicepresidente Carlos Álvarez renunciara a su cargo y un poco más para los trágicos sucesos de diciembre de 2001.
La Plata fue testigo del nacimiento de René el 12 de julio de 1923. Su padre fue Juan Bautista Favaloro de profesión carpintero y su madre fue la modista Ida Raffaelli de Favaloro, quienes, además, tuvieron otro hijo, llamado Juan José.
Realizó sus estudios primarios en la Escuela N° 45 “Manuel Rocha”, en el barrio El Mondongo de La Plata, mientras que el secundario lo hizo en el Colegio Nacional “Rafael Hernández”. Al terminar los estudios básicos, ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)., en donde se graduó como médico en 1949.
Médico rural
Al año siguiente, el flamante medico se estableció en la localidad de Jacinto Aráuz, en la provincia de La Pampa. Reemplazó temporalmente por tres meses al único médico del pueblo, el Dr. Dardo Rachou Vega, quien padecía cáncer de pulmón, pero finalmente, Favaloro permaneció doce años, dejando una profunda huella en la comunidad y en su formación como médico.
Trabajó con su hermano Juan José para mejorar la salud de la comunidad, reduciendo la mortalidad infantil y la desnutrición, que afectaban de manera significativa al ámbito rural. Los hermanos construyeron un consultorio y una sala de internación con 23 camas, contando con la ayuda de su padre en la fabricación de mesas y repisas. Actualmente, existe un Museo Histórico del Médico Rural Dr. René G. Favaloro en la localidad pampeana. El doctor escribió en 1980 un libro llamado: “Recuerdos de un médico” rural”, evocando sus vivencias y peripecias en ese paraje alejado de las grandes urbes.
En una de las siete cartas que dejó cuando se suicidó mencionó que quería que lo recuerden como un médico rural y que sus cenizas fueran llevadas a Jacinto Arauz: “Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así” (…)” Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa”.
Viaje a los Estados Unidos y la técnica del bypass
René Favaloro se marchó hacia los Estados Unidos en 1962 para especializarse en cirugía cardiovascular, en la Cleveland Clinic. Favaloro desarrolló la técnica del bypass aortocoronario, que permite redirigir la sangre alrededor de las arterias obstruidas, mejorando significativamente la calidad de vida de pacientes con enfermedades coronarias. Fue aplicada por primera vez el 9 de mayo de 1967 en el citado nosocomio norteamericano, cuando operó a una mujer de 51 años, revolucionando la cirugía cardiovascular.
En la epístola final recordaba que: “Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica”.
Regresó a nuestro país en 1971 para fundar la Fundación Favaloro, una institución sin fines de lucro que combina la atención médica, la investigación y la educación en salud, dejando un legado perdurable en la medicina argentina.
Los amores del doctor
Favaloro se casó en 1951 con María Antonia Delgado, quien había sido su compañera de la secundaria. El matrimonio duró hasta 1998, cuando María Antonia falleció. Ellos no tuvieron hijos, sin embargo, formaron una gran familia junto a su hermano, sobrinos y sobrinos nietos. El médico consideraba a su familia extendida como su “conglomerado familiar”.
Luego, Favaloro conoció a Diana Truden y vivió un intenso romance pasional, a pesar de la diferencia de cuarenta y seis años que le llevaba. Se iban a casar en agosto del 2000, quedando trunco por el suicidio de René.
El doctor le dirigió una carta a ella en la cual le expresaba: su amor y el porqué de su decisión fatal: “Diana: ha llegado el momento de la gran decisión…Tú no eres culpable de nada…Mis proyectos se han hecho pedazos. No puedo cambiar los principios que siempre me acompañaron. Creo que la Fundación se derrumba. No podría aguantar como testigo lo que construí, con tanta fuerza, ahora su destrucción. Estoy cansado de luchar y luchar. Remando contra la corriente en un país que está corrompido hasta el tuétano. Tú eres testigo de mi sufrimiento diario. Te agradezco todo lo que me has brindado”.
“Nunca podrás imaginar cuánto te he amado. Nunca tuve nada igual. No se puede comparar con nada semejante de mi pasado. Tú has sido mi grande y verdadero amor. Siempre me he sentido un poco culpable. Nunca debí permitir que nuestro amor llegara tan lejos. Cuarenta y seis años es una gran diferencia. Y no te pude brindar hijos. Reza un poco por mí. Sé que te recuperarás porque eres fuerte. El tiempo lo arregla todo. Sé que sufrirás un poco al principio, pero tú también me amaste…Espero que encuentres el hombre que hagas feliz. Dios así lo querrá. No sufras, por favor, no sufras mucho. Tienes muchos desafíos por delante. El más importante es escribir, escribir y escribir. Tienes grandes condiciones para hacerlo. Te he amado con locura. Estaré pensando en ti, solamente en ti, hasta el último segundo. Un abrazo grande, muchos besos, René”.
Los “Diez Mandamientos”
Favaloro estableció diez principios que reflejaban su visión sobre la medicina, la investigación y el servicio a la comunidad, poniendo énfasis en la ética, el compromiso y el respeto por el individuo.
1. Honestidad: Actuar con integridad y transparencia en todas las acciones.
2. Trabajo con pasión, esfuerzo y sacrificio sin límites: Compromiso total con la tarea, superando cualquier obstáculo.
3. Evitar ser influenciado por dogmas o prejuicios: Mantener una mente abierta y cuestionar las ideas preconcebidas.
4. Libertad de pensamiento: Contribuir con ideas originales y sin restricciones.
5. Ética y moral: Comprender que la ética y la moral son fundamentales en la práctica médica.
6. Trabajo en equipo: Reconocer la importancia del trabajo colaborativo y el sacrificio individual por el bien común.
7. Búsqueda de la verdad: Priorizar la verdad en todas las investigaciones y decisiones.
8. Satisfacción personal: Encontrar alegría en el alivio del sufrimiento y en el enriquecimiento del conocimiento.
9. El paciente como centro: El paciente es el único beneficiario de los privilegios de la institución.
10. Recompensa espiritual: Valorar la satisfacción personal que proviene del deber cumplido.
La corrupción, detonante para un triste final
El ultimo día de la vida del doctor René Favaloro fue el 29 de julio de 2000, cuando se quitó la vida con un disparo al corazón en su departamento en Buenos Aires, a los 77 años. Había regresado de su trabajo, se había bañado y afeitado antes de tomar la fatal decisión de quitarse la vida, en sus cartas explicó que el motivo fundamental era la difícil situación financiera que enfrentaba la Fundación Favaloro y la falta de respuesta de las autoridades a sus reclamos.
Se encontraba abatido, agotado y triste por la difícil situación de su legado en el mundo, su fundación. Algunos extractos de la carta en donde menciona la ahogante situación financiera y la corrupción que la padeció en carne propia: “El PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente). Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda. (…) El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse. (…) Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al ‘sistema’. (…) En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. (…) No puedo cambiar, prefiero desaparecer. Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: ‘a mí no me ha derrotado nadie’. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. (…) En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
René Favaloro fue un innovador científico, un humanista comprometido y un defensor de la ética médica, cuyo legado sigue vivo en la Fundación que lleva su nombre y en la memoria de quienes reconocen su invaluable contribución a la medicina y a la sociedad.
Para comentar, debés estar registradoPor favor, iniciá sesión