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    El Tratado de Tordesillas

    Luego del desembarco en América de Cristóbal Colón, en tierras que él creía de la India o por lo menos Cipango (Japón) o Catay (China) comenzó a explorar las nuevas tierras y lo que producían sus habitantes y fue así que conoció el maíz, también el tabaco al cual algunos españoles se aficionaron de inmediato. Conocieron allí el pan de ñame (especie de batata o tubérculo)

    09 de noviembre de 2025 - 15:30
    El Tratado de Tordesillas
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    Así pasaron algunos meses con la flotilla anclada en la bahía de Acul.
    Fue también allí donde recibió Colón a los emisarios del cacique donde fue invitado a visitar el poblado. Obsequiaron a Colón un muy lindo presente: un cinturón con un recubrimiento en la hebilla con una lámina de oro.

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    Era el 23 de diciembre de 1492.
    El 25 de diciembre sucedió un hecho grave. Cristóbal Colón había dejado a un grumete a cargo del timón de la “Santa María”, mientras él se recostaba a descansar. Pero el timonel la encalló en un banco de arena y el ruido despertó a Colón, que de inmediato trató de salvar el casco, pero esta se perdió por completo por la magnitud de la encalladura. Como Martín Alonso Pinzón se había separado de Colón llevándose a la “Pinta”, al almirante no le quedaba más que un barco, la “Niña” que mandaba Vicente Yáñez siempre disciplinado.
    El cacique le prestó a Colón los hombres necesarios para descargar la “Santa María” y comió con él en la “Niña”. Con las maderas del casco de la “Santa María”, hizo construir Colón una fortaleza a la que bautizó “Fuerte de la Navidad” y que fue artillada con las piezas de la nao “Santa María”. Dejó allí 39 hombres y provisiones para un año a cargo de Diego de Arana.
    Partió para España, con bastantes esperanzas de encontrar al regreso oro en abundancia. El 2 de enero, Colón se despidió del cacique, obsequiándole con una salva de artillería. El 4 emprendió el regreso a España y a él se le sumó la “Pinta”, que había hallado pepitas de oro en la arena de la playa.
    El 7 de febrero navegaban ya por las islas Azores a las que tenían a la vista, pero una fuerte tormenta los separó.
    El 17 “La Niña” echó sus anclas en el puerto de San Lorenzo, de la isla de Santa María. El capitán portugués los apresó, poniéndolos después en libertad porque entre ellos no estaba Colón, que era a quien tenía orden de detener.

    LA CUESTIÓN CON PORTUGAL.
    En Portugal se creyó que Castilla había descubierto la ruta a la India, viajando hacia el Oeste. Colón mismo creía haber llegado a las islas productoras de especias que habían enriquecido a los venecianos.
    Los Reyes Católicos necesitaban títulos para apoyar su derecho de posesión y de evangelización de las tierras descubiertas y por descubrir, derecho este que fundadamente temían que les disputara el rey portugués. Los pidieron entonces a quien podía otorgarlos: el Papa
    Más aún, considerando que Alejandro VI era español, nacido en Játiva (Valencia) como Rodrigo de Borja, (Borgia para Roma) y amigo de los Reyes Católicos desde que estuviese en Castilla como legado. 
    Sin embargo, su fallo fue independiente del origen étnico del Pontífice
    Este fallo se denominó “Inter coetera” del 3 al 4 de mayo y la tercera “Dudum Siquidem” (no mucho tiempo atrás) del 26 de septiembre de 1493, siendo la última de las bulas alejandrinas y gestionadas por Don Bernardino de Carbajal, obispo de Badajoz y Don Juan Ruiz de Medina, obispo de Astorga. La segunda contiene la llamada Línea de Demarcación, es decir el reparto entre España y Portugal de las tierras descubiertas y por descubrir mediante un meridiano, que determinó el embajador Don Diego López de Haro que llegó a Roma a principios de junio. Esa segunda bula no llegó a España hasta fines de julio.
    La bula de Alejandro VI concedía a los Reyes Católicos todas las islas y tierras al occidente a partir de una línea de polo a polo (o sea un meridiano) que pasase a 100 leguas más allá de las islas Azores y de Cabo Verde.
    Esta demarcación es poco precisa, pues las Azores no están en el mismo meridiano que las de Cabo Verde. (Además, no abarcaba ninguna tierra. 100 leguas al Oeste caían en el océano)
    Juan II de Portugal no aceptó la línea, que además esta equivalía a un arbitraje que no se había solicitado.
    Envió entonces embajadores a la Corte Castellana para tratar directamente la cuestión. Los Reyes Católicos aceptaron de buen grado la propuesta.
    Finalmente se iniciaron las negociaciones castellano portuguesas sobre la base de los acuerdos de Alcántara llamado Alcacobas Toledo de 1479, confirmados por el Papa Sixto IV el 21 de junio de 1481, “donde Portugal había reconocido a Castilla la soberanía de las Islas Canarias y Castilla a Portugal la posesión de Guinea y la Mina, el derecho a la conquista de Fez, las islas Madeira, Azores y Cabo Verde y sobre todas las tierras que Portugal descubriere de las islas Canarias parta abajo contra Guinea”. Negociaban los embajadores portugueses aduciendo la bula de Calixto III (15 de mayo de 1456) que reconocía a Portugal derechos usque ao indos (hasta los indios)
    Por eso cuando llegó la nueva bula de Alejandro Vi (Dudum siquidem) que declaraba perteneciente a los reyes de Castilla a las tierras ocupadas por príncipes cristianos, aunque sean de la India o estén en ella, se retiraron con la convicción de que lo importante era obrar. Hacer un nuevo viaje que asegure la posesión de las tierras descubiertas y continuar los descubrimientos.
    Asi fue que Colón, con una gran flota de los Reyes Católicos pusieron a su mando, salió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 hacia “Las Indias”
    Juan II de Portugal se preparaba para la guerra por tierra y mar. Los reyes de España no lo temían, pero tampoco la deseaban.

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    TORDESILLAS
    Se reunieron en Tordesillas, municipio de Valladolid, y negociaron la modificación de la línea de demarcación y llegaron a un convenio.
    El 2 de julio lo aprobaron Don Fernando y Doña Isabel, en Arévalo y el 5 de septiembre Juan II en Setúbal.
    En este convenio, la línea alejandrina debía sustituirse por otro meridiano que pasase a 370 leguas al occidente de las islas Cabo Verde, con reserva de todas la islas y tierra firme descubierta ya por los buques de los reyes de Castilla a partir de las 250 leguas quedarían para España
    El nuevo meridiano implicaría, naturalmente, su antimeridiano, es decir que todas las tierras al Este de una línea de la demarcación que debía trazarla en el océano por una comisión mixta de marinos y astrónomos castellanos y portugueses.
    Así concluyó el complicado diferendo por la vía diplomática.
    Lo que vino después forma parte de los largos diferendos entre ambos países y los distintos tratados y convenios que fueron necesarios para resolverlos, a veces mal y a veces bien  .

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    Darío H. Garayalde
    Darío H. Garayalde
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