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    El reloj de la Catedral

    EL RINCÓN DEL MUSEO

    28 de junio de 2025 - 15:00
    El reloj de la Catedral
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    El 5 de septiembre de 1998, el diario “El Heraldo” publicó una nota firmada por la periodista Minguet, en la que se detallaban las tareas de restauración y puesta en valor que se estaban llevando a cabo en el templo principal de nuestra ciudad: la Catedral de San Antonio de Padua. Entre los trabajos más significativos, se destacaba la remoción y reparación del histórico reloj ubicado en una de sus torres, símbolo inconfundible del paisaje urbano de Concordia.
    Según relataba la cronista, el proceso de desmontaje del antiguo mecanismo fue una tarea ardua y minuciosa. El señor Orlando Moneta, con la colaboración de los Bomberos Voluntarios, dedicó más de 20 horas a desarmar el complejo sistema de engranajes, que medía aproximadamente 1,50 metros de largo por 60 centímetros de ancho y alto. Este esfuerzo no solo implicaba una labor técnica, sino también un acto de compromiso con la preservación del patrimonio local.
    La historia de este reloj se remonta a principios del siglo XX. En el archivo del Museo Regional Palacio Arruabarrena se conserva una copia de la documentación oficial que da cuenta de su adquisición. El 16 de mayo de 1906, el Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Concordia autorizó al Departamento Ejecutivo a invertir hasta tres mil pesos en la compra de un reloj público. Así quedó establecido en el artículo primero de la resolución correspondiente. El segundo artículo indicaba que el reloj debía ser instalado en una de las torres de la iglesia parroquial, mientras que el tercero disponía que los gastos derivados de su colocación debieran imputarse a la partida presupuestaria de Ornato y Obras Públicas.
    Sin embargo, no fue sino hasta el 29 de enero de 1908 que se llamó a licitación para la provisión del reloj. En febrero de ese año, la Municipalidad recibió tres propuestas: la firma Studler e Hijos cotizó $6.700; Escasany Hermanos ofreció $3.500 más $800 por la instalación; y Reeve y Waner propusieron $4.600. Finalmente, se aceptó la oferta de Escasany Hermanos por un total de $4.300, incluyendo la colocación del mecanismo.
    Una vez finalizada la instalación, la Municipalidad solicitó una inspección técnica para verificar la calidad del trabajo realizado. El 20 de agosto de 1908, el relojero Francisco Giordano, de la joyería de Salto (República Oriental del Uruguay), presentó un informe detallado. En él, destacaba que “el reloj no deja nada que desear; su construcción es esmerada; sus piezas robustas; sus engranajes cortados a la frisa; su escape a husillo; en fin, todo dispuesto según la ciencia relojera moderna”. No obstante, también advirtió sobre deficiencias en la instalación: el piso carecía de la solidez necesaria, el soporte no era adecuado para el peso del mecanismo, y la inclinación hacia el este dificultaba el acceso para su mantenimiento. Incluso se había intentado corregir esta inclinación con una alfagía, lo que terminó por obstaculizar la limpieza y lubricación del sistema.
    Estas observaciones técnicas, aunque precisas, no fueron atendidas en su totalidad en aquel momento. Como señalaba Minguet en su nota de 1998, pasaron noventa años hasta que se abordaron los problemas que afectaban al reloj. Durante décadas, el acceso incómodo y la falta de condiciones adecuadas impidieron que el mecanismo recibiera el cuidado que requería, lo que derivó en su progresivo deterioro.
    Hoy, el reloj de la Catedral no solo marca las horas con sus campanadas características, sino que también representa un vínculo tangible con la historia y la identidad de Concordia. Su presencia en lo alto del templo no es solo funcional, sino profundamente emocional: evoca la memoria de generaciones que lo vieron latir sobre la ciudad.
    Nos volveremos a encontrar en una semana para seguir descubriendo más historias de Concordia y la región.

     Museo Regional Palacio Arruabarrena  

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    AUTOR
    Silvana De Sousa Frade
    Silvana De Sousa Frade

    Directora del Museo Regional Palacio Arruabarrena

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