El fin del populismo
Yo no sé realmente si hemos tomado nota cabalmente de la situación de la que procuramos emerger, (como espero), lograr imponer ideas que superen el atraso y el caos económico en el que nos sumieron. Creo que dos años no bastan para reparar el desastre generalizado y en la situación de colapso inminente que estábamos sumergidos
Esa incompetencia, con ribetes ideológicos pasados de moda nos fueron sumergiendo durante bastante más dieciocho años, en esta verdadera ciénaga de desatinos con el slogan “el Estado presente” que jamás estuvo donde debía estar.
Aquella “mejora de la calidad institucional” lanzado como eslogan de campaña se transformó luego en el “Vamos por todo” que fue un aviso de los días sombríos que se avecinaban para nuestras instituciones republicanas y soportar el “gobierno delegado” a un incompetente, y como tal, gritón, agresivo y maltratador; ahora descubrimos que también deshonesto y experto en seguros.
Con una indisimulada admiración a los regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela e Irán, nos alejaron de nuestros aliados históricos y ahuyentaron a inversores nacionales y extranjeros. Y el país se estancó, la inversión cayó y el discurso se volvió más violento.
La extraña fascinación que ejercen en algunos intelectuales estas teorías que solo conducen al atraso y al enfrentamiento, es indudablemente una de nuestras arraigadas patologías políticas, y además, a esos mismos “intelectuales pensantes” les pareció normal que en algunos medios se agraviara a quien pensaba distinto, y que se persiguiera de la manera más abyecta, en una parodia de juicio público mediático a los que se atrevían a cuestionar el “modelo”
El culto a la personalidad es la síntesis de ese estrecho horizonte político y sabemos que acaba creando una burocracia de serviles y obsecuentes que también “termina defendiendo los negocios de alguno de los grandes grupos concentrados que dicen combatir”.
La mayoría de las democracias maduras han conducido a mejores condiciones de vida y de progreso social y cultural, pero hasta el momento, ninguna revolución populista de corte marxista al concluir puede mostrar algún resultado que no sea pobreza, atraso y mafia
Afortunadamente, la locura que se adueñó de una importante cantidad de políticos e intelectuales se ha terminado. Pero la posteridad es siempre implacable con los desatinos institucionales, y la falta de ideas y propuestas coherentes, la mentira permanente y el enriquecimiento ilícito de los funcionarios que finalmente están donde deben, cumpliendo condena
No será nada fácil transitar el almanaque del 2026 y tratar de resolver todas las demandas postergadas durante tanto tiempo, sobre todo cuando los que las causaron, ahora con la mayor hipocresía se atreven a dar consejos sobre cómo solucionar lo que no pudieron lograr en tantos años y exijan al actual gobierno soluciones rápidas (Patria o FMI) (Trump o Milei) aunque no estén dispuestos a apoyar ninguna de las soluciones. Pero la nueva administración tendrá que estar dotada de una gran paciencia y fortuna para encarar los temas irresueltos más controversiales.
Yo no soy liberal, porque creo que el Estado tiene un papel importante en una política de desarrollo acelerado, producto de la inversión en áreas donde el capital privado no encuentra atractivo, pero es significativamente indispensable para el interés nacional; y como siempre me ocurre, ante las propuestas electorales debo optar por la que me acerque más al objetivo
Un amigo me preguntó ¿en qué lugar estamos entonces? Porque creo que tenés razón. Y yo le contesté, parafraseando a Sándor Márai dije “que entonces que todavía es de noche. Es el momento exacto en que la noche se separa del día. El mundo inferior del mundo superior. Quizás haya otras cosas que se separan en este momento. Se trata de ese último segundo en que todavía están unidos lo bajo con lo alto; la luz y las tinieblas, tanto en lo humano como en lo universal; cuando los dormidos despiertan de sus pesadillas, cuando los enfermos suspiran de alivio, porque sienten que se ha acabado el infierno de la noche y que desde ese mismo momento sus sufrimientos serán más ordenados, más comprensibles. Ya no es de noche, pero tampoco es de día. Los olores del bosque son intensos y salvajes en esos momentos, como si todos los seres vivos empezaran a despertar a la vez en el dormitorio del mundo, como si todos exhalaran sus secretos y sus maldades; las plantas, los animales y también los seres humanos. Es un instante misterioso: los antiguos paganos lo celebraban en medio de los bosques, con devoción, con los brazos alzados, con el rostro vuelto a Oriente, en una espera mágica, la misma que renace una y otra vez en el corazón de los humanos, atados a la materia, que anhelan el momento de la llegada de la luz que ilumina las almas. Es el momento en que ocurren cosas no solamente en las profundidades sombrías, sino también en el fondo oscuro de los corazones humanos. El sueño, el deseo, la vanidad, la egolatría, la ira, la envidia, la venganza, todas las pasiones anidan en la noche del alma humana. No es de noche, pero ya se percibe el día, y las alimañas de la espesura buscaran refugio en sus madrigueras, hasta una nueva oportunidad”
Creo que lo que nos sucede es más o menos así ¿no?

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