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    El caso Watergate, la tumba de Richard Nixon

    El 8 de agosto de 1974 se produjo la renuncia de Richard Nixon, trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos en el marco del caso Watergate. Hasta la actualidad fue el único presidente de ese país en dimitir a su cargo. Posteriormente, en 1998 Bill Clinton estuvo a punto de ser despedido en el juicio político que se le llevó a cabo por el affaire con Mónica Lewinsky en el Salón Oval. Había sido acusado de conducta sexual inapropiada, incluyendo violación, acoso y agresión sexual.

    09 de agosto de 2025 - 21:30
    El caso Watergate, la tumba de Richard Nixon
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    El célebre presidente que fue un experto en tocar el saxofón, pudo salvar la presidencia por el diagnostico que había hecho en la campaña presidencial de 1992:” Es la economía, estúpido”. El 73 % de aprobación pública se debía justamente a la pujante economía norteamericana.
    Pero volvamos a la historia que hoy nos ocupa y que estuvo enmarcado en el proceso electoral presidencial de 1972. El principio del final de la presidencia de Nixon comenzó la noche del 17 de junio de 1972 cuando Virgilio González, Bernard Barker, James McCord, Eugenio Martínez y Frank Sturgis, ingresaron en la sede del Comité Nacional Demócrata en un complejo llamado Watergate en la capital de los Estados Unidos. Faltaban cinco meses para la elección presidencial y en ese lugar funcionaba el comando central de la campaña de los demócratas. En el contexto de la guerra de Vietnam, la carrera por la presidencia estaba abierta, aunque con mínimas posibilidades de arrebatarle la reelección a Nixon. Un vigilador notó algo extraño, llamó a la policía que se apersonó en el complejo y detuvo a la banda de supuestos ladrones. Había llamado la atención de que los cacos estaban trajeados, tenían guantes para no dejar huellas dactilares, aparatos de escucha, cámaras fotográficas y U$S 2300 en efectivo.
    Al día siguiente del robo, el prestigioso diario The Washington Post, de la mano de dos jóvenes periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, publicaron algunos datos que desencadenaría en una investigación que sacaría del poder al hombre más poderoso del mundo. Un personaje apodado “Garganta Profunda” fue fundamental para encaminar una trama plagada de sórdidos intereses y avances inconsistentes. El poder puso en funcionamiento una poderosísima maquinaria para embarrar la cancha y tratar que la denuncia periodística quedase desestimada en la opinión pública y en el foro judicial.
    En cuanto al apodo de “Garganta Profunda”, se debía al nombre de una película pornográfica con ese título, que se había estrenado 5 días antes del episodio de esta historia. Fue una de las primeras películas pornográficas que tuvo una trama, desarrollo de personajes y una producción relativamente alta, recaudando más de un U$S 1 millón en las siguientes seis semanas de su estreno. Tampoco podemos dejar de recordar a un exmandatario de nuestro país que en una presentación pública tuvo un lapsus (talvez evocando a su adolescencia) al confundir al titular de la revista “Garganta Poderosa” con profunda. Treinta años después se pudo saber quién fue en realidad la fuente de Woodward y Bernstein. El informante era el subdirector del FBI, Mark Felt.

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    Los fontaneros o los plomeros cubanos
    Los cinco hombres detenidos eran parte de un equipo conocido como “los fontaneros” o “plomeros cubanos”, que mantenían vínculos con la política, la CIA y tenían experiencia en operaciones encubiertas contra el régimen castrista en Cuba. Ellos fueron creados con el fin de detener fugas de información y realizar sabotajes.
    En agosto de 1972 se publicó la primera vinculación de los fontaneros con la Casa Blanca. Se trataba de un cheque de U$S25.000 para la campaña de reelección, que fue depositado en la cuenta de uno de los “plomeros”. 
    Otra punta del ovillo de la investigación fue cuando se constató que el fiscal general John Mitchell controlaba un fondo secreto, con el fin de recolectar información sobre dirigentes del Partido Demócrata para conocer sus secretos y estrategias políticas. Los “fontaneros” estaban bajo la supervisión directa de altos funcionarios de la Casa Blanca, como John Dean, consejero legal del presidente, y John Ehrlichman.

    Las elecciones y el final de Nixon
    Las elecciones presidenciales se realizaron el martes 7 de noviembre de 1972 con un apabullante triunfo de Nixon con casi el 61% de los votos contra un 37% de su oponente el senador demócrata George McGovern. A pesar de la incipiente información que daba cuenta del espionaje gubernamental, la ciudadanía le dio legitimidad al republicano. Pero en febrero de 1973, la investigación tomó un fuerte impulso porque el Senado se involucró para dar un poco de luz a un episodio cada vez más oscuro.  
    Las audiencias del Senado fueron vistas por millones de norteamericanos. Fue allí que algunos testigos afirmaron que el presidente no había dado una orden directa de espiar a sus oponentes políticos pero que había realizado maniobras para encubrir los vínculos de su gobierno con los fontaneros. Salieron a la luz, operaciones fuera de la ley financiadas con fondos públicos y coimas a cambio de favores políticos. Pero la relevación más importante de los testigos fue un sistema de escucha telefónica y de conversaciones que Nixon había instalado en su oficina de la Casa Blanca. Nixon justificó el hecho, expresando que las conversaciones serian usadas para cuando escribiese sus memorias. 
    El Senado pidió las cintas grabadas pero el presidente se negó a entregarlas. Hubo despidos de funcionarios para intentar frenar la ofensiva del poder legislativo que derivaron en un vuelco negativo de la opinión pública. Finalmente, Nixon cedió y las entregó, cuando la Corte Suprema de Justicia ordenó que debería hacerlo. Uno de los audios que sellaron su suerte, fue una conversación grabada el 23 de junio entre el presidente y su jefe de Gabinete, H. R. Haldeman, en la que Nixon preguntó: «¿Quién fue el imbécil que lo ordenó?». Pero el presidente ordenó posteriormente a Haldeman que la CIA interfiriera la investigación del FBI sobre la fuente de los fondos para el robo.
    El proceso de juicio político estaba allanado con los cargos de abuso de poder y de obstrucción de la justicia. Quince días después, Nixon renunciaría evitando ser depuesto en el impeachment. Su sucesor Gerald Ford lo indultó, creando las condiciones para que en 1976 triunfara el demócrata Jimmy Carter.
    El caso Watergate, que culminó con la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974, es un hito en la historia de Estados Unidos y del periodismo. Más allá de ser un escándalo de corrupción y espionaje, Watergate demostró la importancia de la prensa libre y la necesidad de transparencia en el gobierno, dejando un legado de desconfianza en las instituciones y un llamado a la rendición de cuentas. 

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    Juan Ignacio Garasino
    Juan Ignacio Garasino
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