Concordia en 1919: una mirada al pasado
En tiempos donde el vértigo cotidiano nos empuja hacia lo inmediato, detenernos a mirar el pasado puede ser un acto profundamente revelador. En este sentido, una de las tareas que realizamos en el Museo Regional Palacio Arruabarrena, es la de preservar fuentes y bibliografía que nos permiten reconstruir cómo era Concordia en otras épocas. Un ejemplo de esto es la publicación “Fotografías de Concordia. Industrial y Comercial”, editada por Amadeo Mauri en 1919, que ofrece un retrato de la ciudad en plena expansión. Esos libros y publicaciones no solo nos hablan de calles, industrias y costumbres, sino que nos ayudan a entender cómo ha cambiado Concordia, qué huellas persisten y qué aprendizajes podemos proyectar hacia el futuro.
La publicación mencionada, señalaba que Concordia se consolidaba a comienzos del siglo XX como un nodo comercial clave en la región. Su puerto era testigo de un intenso intercambio. Las calles eran amplias, pavimentadas e iluminadas con alumbrado eléctrico público; sus plazas, adornadas con jardines y el transporte urbano incluía tranvías, coches de plaza y más de cien automóviles.
La infraestructura institucional era importante: tribunales, municipalidad, aduana, escuelas, hospitales, bancos nacionales e internacionales, viceconsulados, biblioteca pública, teatros y cementerios. La ciudad contaba con una red ferroviaria que la conectaba con Corrientes y Buenos Aires, y un servicio fluvial que la unía diariamente con Salto (R.O.U.) en apenas veinte minutos. Vapores partían hacia la capital federal tres veces por semana, completando el trayecto en 22 horas.
Las industrias locales florecían: bodegas vitivinícolas, fábricas de fideos, tabacos, muebles, cerámicas, mosaicos, productos químicos y abonos. La Estación Enológica Nacional, dirigida por el señor Keletti, brindaba asesoramiento técnico a los viticultores, que buscaban incorporar prácticas de otras regiones productoras. Concordia también era un centro editorial, con varios diarios en circulación que reflejaban la vida política, comercial y cultural de la época.
Según el censo de entonces, la ciudad contaba con 31.462 habitantes. Pero más allá de los números, lo que emerge de este retrato es una comunidad que impulsaba obras de salubridad, como el sistema de cloacas y aguas corrientes, en favor del bienestar colectivo.
Hoy, más de un siglo después, volver la mirada hacia ese pasado no es solo un ejercicio nostálgico de pensar que “todo pasado fue mejor”. Sino que es una forma de comprender cómo se ha transformado Concordia, qué ha perdurado y cuáles son los desafíos que aún siguen vigentes. Conocer nuestra historia nos permite reconocer los hilos que conectan generaciones, valorar lo construido, aprender de los errores y proyectar con mayor claridad el futuro que queremos.
Nos volveremos a encontrar en una semana para seguir descubriendo más historias de Concordia y la región.
Museo Regional Palacio Arruabarrena, dirección: Entre Ríos y Ramírez. Visitas guiadas de lunes a viernes de 8 a 12 hs.
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