Monseñor Dr. Ricardo Rösch, primer Obispo de Concordia
La comisión por Monseñor Ricardo Rösch comunica que se realizara una misa al celebrarse el 49 aniversarios del fallecimiento, en la catedral San Antonio de Padua este 21 de agosto a las 7 horas.
EL TRONO VACIO
El obispo de Concordia, hacía ya un tiempo atrás, que se encontrada alejado de su intensa actividad, por un mal que lo aquejaba y para la ciencia crecía, se esperaba día a día, el desenlace fatal.
Agotados ya los medios, conque poderle aliviar, el solo esperaba confiado, del Señor, su voluntad, y ante aquella residencia, desfilan fieles y amigos, que fueron siendo testigos, de esa gran conformidad.
Era el 21 de agosto, una mañana muy fría, la ciudad aún dormía y en su lento despertar, ya se siente conmovida, por una noticia triste de esas que nadie resiste, que empezaba a circular.
Ha muerto Monseñor Rösch, ha muerto un Santo decían, y en su lecho de agonía, todo el cielo presenció, a los ángeles mandados, que acudieron obedientes, y al Obispo se llevaron, muy temprano junto a Dios.
La congoja se apodera, de sus hijos muy queridos, para ellos ha vivido, y su vida consagró, ya le rinde su homenaje, ese pueblo dolorido, al Obispo que ha partido, y a quien tanto acompañó.
Trasladados los despojos, del que fue Pastor y Guía, incesante noche y día en el templo desfiló y elevando su plegaria, contemplaba silencioso, aquel trono majestuoso, que vacío se quedó.
Se confunden religiones, la unidad se hace visible, fue un deseo muy sensible, en su ardiente caridad, hoy contempla desde el cielo, a sus hijos muy queridos que a su lado allí reunidos, van a ser la realidad.
Lo acompañan multitudes, entre lágrimas y flores, sus obras que son amores su memoria han de grabar y una nota culminante, que jamás será borrada, la presencia emocionada, de los niños del hogar.
Fue mi obra predilecta, y fruto de sus desvelos, al mirarla desde el cielo le dará más protección, todos los niños que en ella, hallaron Padre y albergue, hoy lo lloran, pero saben, que están en su corazón.
Hoy esperan el retorno a su última morada, que será aún más sagrada, por su aspecto y su lugar, y vivirá en el recuerdo, del cielo que fue más suyo, y por ser así, tan suyo, jamás lo podrá olvidar.
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