El gobierno de Milei: el Teorema de Baglini y la Teoría del “pato rengo”
Un análisis sobre la distancia entre la épica de campaña y los límites del ejercicio real del poder: promesas maximalistas, Congreso sin mayorías y el riesgo de un “pato rengo” temprano.
El Teorema de Baglini, formulado en los años ochenta, es una de las frases más repetidas en la política argentina: “El nivel de disparate del discurso de un político es inversamente proporcional a su proximidad al poder”.
Cuando un dirigente está lejos de gobernar, puede permitirse la épica maximalista y las promesas disruptivas. Pero cuando el poder se asume, la realidad obliga a moderar.
Esa tensión entre el ideal y el límite es hoy un espejo incómodo para Javier Milei: el presidente que prometió “motosierra” y se encuentra atrapado en un entramado de restricciones económicas, sociales e institucionales.

De la motosierra al corsé del Congreso
Milei llegó al poder con un discurso de confrontación absoluta contra “la casta” y un programa de shock que incluía: cerrar el Banco Central, dolarizar de inmediato, eliminar el Impuesto a las Ganancias, privatizar empresas públicas masivamente, y gobernar sin pactar con la política tradicional (no pactar con las “casta” y gobernar sin concesiones).
A casi dos años, las banderas se fueron replegando. El Banco Central sigue funcionando, la dolarización quedó pospuesta, Ganancias volvió a cobrarse por razones fiscales, y el paquete de privatizaciones se achicó.
El oficialismo negocia con bloques opositores y gobernadores, confirmando que la teoría de Baglini opera en su versión más cruda: cuanto más cerca del poder, más se reduce el margen para sostener la épica radical.
A comienzos de 2024, Javier Milei repetía con convicción que “iba a pintar de violeta el mapa del país”. La imagen condensaba la promesa de un arrasador avance territorial de La Libertad Avanza.
En ese entonces, el capital simbólico del nuevo presidente era altísimo: épica libertaria, narrativa de “la casta tiene miedo” y expectativa de reformas relámpago.
Hoy, el panorama es otro. A las dificultades macro —restricción externa, tasas reales elevadas, caída del poder adquisitivo— se suman los costos políticos de un ajuste extendido. En el frente electoral, los signos no son favorables: la expectativa de “mapa violeta” se enfría y anticipa una contienda fragmentada.
Baglini y el pato rengo: dos caras de la misma moneda
El Teorema de Baglini describe el tránsito desde la promesa radical hacia la moderación obligada. La teoría del “pato rengo”, en cambio, alerta sobre el momento en que esa moderación se convierte en parálisis: cuando el poder político se erosiona, la capacidad de iniciativa se extingue y el presidente queda condenado a administrar más que a transformar.
En Milei, ambas lógicas parecen solaparse. La épica de campaña fue moderada por la resistencia institucional (Baglini), y ahora la falta de resultados palpables amenaza con precipitar un “pato rengo” prematuro. Es decir: de la motosierra discursiva a la inmovilidad política, sin escalas.
El reloj electoral y la amenaza de inmovilización
Las legislativas del 26 de octubre de 2025 —con 127 bancas de Diputados y 24 de Senadores en juego, bajo la nueva Boleta Única de Papel— son el punto de inflexión.
El “mapa violeta” que Milei soñaba a inicios de su mandato hoy se enfría frente a la persistencia de anclajes opositores.
Una derrota legislativa no sólo restaría bancas: sellaría el riesgo del pato rengo temprano, un Ejecutivo con menor iniciativa y obligado a transacciones legislativas cada vez más onerosas.
De la épica al corsé
El recorrido es claro: Baglini explica por qué Milei debió suavizar su agenda al asumir.
El pato rengo advierte sobre el precio de ese retroceso si no se traduce en resultados económicos y sociales visibles.
En otras palabras, la motosierra perdió filo frente al corsé del poder, y el futuro inmediato dependerá de si Milei logra evitar que la moderación derivada de Baglini desemboque en la parálisis del pato rengo.
Epílogo: entre la resistencia y la resignación
Milei prometió un país violeta y terminó administrando un país gris, marcado por la incertidumbre. No es inevitable que su gobierno quede inmovilizado, pero la amenaza crece: si la economía no mejora y las urnas no acompañan, el presidente puede quedar atrapado en un doble círculo vicioso: moderar por la fuerza del poder (Baglini) y perder capacidad de acción por erosión política (pato rengo).
Estos escenarios no son meras especulaciones: se fueron escribiendo a lo largo del mandato, paso a paso, en cada retroceso legislativo, en cada promesa incumplida y en cada límite que la realidad impuso.
El poder, lejos de expandirse como esperaba el gobierno a principios de año, podría reducirse antes de lo previsto. Esa es la prueba más dura para cualquier gobierno: pasar de la épica a la resistencia, del impulso de “pintar el mapa de violeta” al desafío de no quedar paralizado por sus propias contradicciones.
Sin embargo, no es tarde. Una reacción rápida del gobierno, que logre dar respuestas concretas a la sociedad y estabilizar expectativas, aún podría evitar que la Argentina quede atrapada en el cuadro de situación aquí señalado.
La historia dirá si Milei fue capaz de pasar de la épica a la gestión o si quedará como el presidente que llegó con la motosierra y terminó convertido en un pato rengo antes de tiempo.
Para comentar, debés estar registradoPor favor, iniciá sesión