Sobre el Día de los Trabajadores
El día de los trabajadores es un día de lucha, es una conmemoración de los mártires de Chicago, quienes después de un escandaloso juicio y sin pruebas, fueron condenados a muerte. Después de ser esclavos y siervos, los trabajadores se sumaron con esperanza a la Revolución francesa que descabezaba las monarquías absolutistas y proclamaba la República y la libertad.
Poco duró esa ilusión hasta que percibieron que la burguesía, la nueva clase social en el poder, seguiría bestializándolos a través de la explotación laboral. Esa percepción impulsó la experiencia de la comuna de París en 1871, donde pudieron comprobar que un gobierno igualitario, sin amos y esclavos, era posible. También que ese proyecto requeriría una larga lucha en la historia. Fue así que bastante antes que 1886, el movimiento obrero peleaba por la reducción a ocho horas de la jornada laboral. Es increíble pero esa obviedad se discutía. Los trabajadores tenían que justificarla. Es necesario reducir a ocho horas la jornada laboral porque es la duración más larga de trabajo que puede soportar un hombre, en buena salud, inteligencia y felicidad. Porque los modernos descubrimientos químicos y mecánicos hacen innecesario el esfuerzo físico más largo. Porque ocho horas de trabajo puede crear una súper abundancia de riqueza para todos. Más aún, había quienes postulaban, ya por esa época, que un promedio de cuatro horas de trabajo eran necesarias para producir los bienes que saciaran las necesidades humanas fundamentales. Claro que para ello era necesaria una justa distribución de la riqueza y por ende no deberían existir clases ociosas-capitalistas- que se apropiaran de esa producción. Porque nadie tiene derecho de exigir a sus semejantes un trabajo más largo que el necesario, simplemente con el fin de enriquecerse empobreciendo a otros. Porque el verdadero interés de cada uno reside en que todos los seres humanos sean sanos, inteligentes, ricos y estén contentos (conceptos de Owden citado por Rubens Iscaro en “Breve historia del primero de mayo, editorial Anteo). Los patrones capitalistas, sin embargo, argüían que la reducción de la jornada de trabajo estimularía el vicio y la corrupción en la clase trabajadora. El cinismo que los explotadores utilizan, como vemos, no nació con la actualidad. En las fábricas y talleres nacientes del capitalismo, los obreros trabajaban hasta 18 horas diarias, los hombres, las mujeres y los niños. Estos últimos, mujeres y menores, lo hacían por la mitad del salario que los hombres. Ese contexto insoportable nucleó las protestas en el reclamo por las” tres ocho”: ocho horas para el trabajo, ocho para el descanso y ocho para la recreación, la educación, la familia y la cultura. Esa exigua reivindicación fue respondida con las armas que el sistema capitalista acostumbra desde sus orígenes: la represión salvaje, las represalias a los trabajadores, despidos y sanciones, las mentiras de la prensa y la aplicación de una Justicia de clase. Es notable la vigencia de estas estrategias del Poder. Ante el levantamiento de los trabajadores contra la brutal explotación el “Chicago Times expresaba: “La prisión y los trabajos forzados son la única reacción posible para la cuestión social; esperamos que su uso se generalice”. Otros diarios piden una purga de sangre. Es con ese criterio de clase que actuó la represión policial, sobre todo ese tres de mayo de la masacre a los organizadores de la protesta. Es que a la huelga y movilización del primero de mayo siguieron las manifestaciones con provocaciones y rompehuelgas del lado represivo, tampoco esto es nuevo, hoy se incendian patrulleros y se cargan de piedras los volquetes para culpar a los manifestantes. El tres de mayo las protestas que apoyan la huelga llegan a Haymarket Square, en Chicago, donde la lucha se extiende en respaldo a los obreros en huelga. Alguien arroja una bomba que mata a varios policías y manifestantes. Obviamente son culpados los organizadores de la movilización. En un juicio amañado y sin pruebas (como el que décadas después sufrieron Sacco y Vanzzetti) el Poder Judicial condena al ahorcamiento a cinco de los ocho dirigentes obreros y a prisión a los restantes. Fueron asesinados George Engel, Adolf Fisher, Albert Parsons, August Spies y Louis Lingg, conocidos como los mártires de Chicago y en memoria de quienes el primero de mayo se recuerda como el día de los trabajadores.
La historia de nuestro país no dista de ser, como en el resto del mundo, el desarrollo de la lucha de clases, en el intento del hombre de liberarse de las cadenas de la esclavitud y la explotación del hombre por el hombre, del capital sobre los trabajadores en este caso. Desde el padecimiento de los pueblos originarios con la conquista e invasión de América y la esclavitud de los africanos, siguiendo por la “Conquista del desierto” que ahora sin vergüenza pretende reivindicar la cámara de diputados de la provincia de Entre Ríos, una masacre y un genocidio perpetrado por Roca para apropiarse por el robo, la Oligarquía, de las tierras de los indígenas, las clases poseedoras han insistido en someter a quienes producen riqueza. Hubo hitos de esta larga lucha en la que se destaca el valor del pueblo trabajador, como en la Patagonia rebelde, la semana trágica, hasta los desaparecidos, en gran parte trabajadores, de la última dictadura. Es la lucha del hombre por la libertad que en nuestro país encontró solo en el peronismo verdadero, un remanso por la reivindicación de la conquista de los derechos de los que siempre fueron oprimidos, por eso es tan demonizado hoy. Porque la actualidad encuentra a los trabajadores precarizados, informales, explotados y desocupados. Desesperados y abrumados por el brutal ajuste que se cierne sobre sus vidas. Y a los trabajadores jubilados, al límite del exterminio, además de reprimidos con un salvajismo inusitado y repugnante. Y aun así luchan. Y aun así protestan, contra los palos y los gases, por una dignidad que más temprano que tarde lograrán, junto con un mundo justo, humano e igualitario.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión