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    Politicas de la amistad

    19 de julio de 2025 - 09:30
    Politicas de la amistad
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    Así se llama ininteresante libro de Derrida: “Políticas de la amistad”, y como mañana es el día del amigo, me propuse pensar esta conjugación extraña, tal vez porque la política y el Poder recelan de la amistad, como de cualquier forma del eros, de la unión entre los hombres, porque necesita de la división y el egoísmo para dominar, y la amistad, profundo sentimiento y concepto, ético, filosófico y político, ha ido perdiendo su peso, su hondura, en la posmodernidad. Pero comencemos por el principio, que es definir la amistad, algo más sencillo de sentir o intuir que de definir. La amistad verdadera, para Aristóteles, es querer el Bien del otro, procurar su Felicidad, de un modo desinteresado e incondicional. Luego hay otras formas de la amistad motivada en el interés o el placer, que son para el Filósofo, imperfectas. La amistad verdadera requiere la semejanza, la reciprocidad y la confianza. Somos amigos con personas parecidas, a las que nos identificamos, con quienes compartimos valores y tenemos profundas cosas en común. Eso hace decir a Atahualpa Yupanqui que: “un amigo soy yo en otro cuero” ¿La semejanza e incluso la cantidad de amigos, deberían ser un límite que restringiera este bello y virtuoso sentimiento?; En este concepto Aristotélico, la semejanza que une a los amigos es amenazada por la diferencia. ¿Cuantas amistades se han debilitado por desavenencias en el pensamiento, en los intereses comunes o en las formas de ver el mundo? Los amigos prefieren restringir esas disimilitudes, fuentes de conflicto para la cohesión, evitando, incluso taxativamente, hablar de política o de religión en sus encuentros, de mates o asados, salidas o cenas. La falta de reciprocidad alberga una de las máximas tensiones para la amistad. Si bien la amistad consiste en un dar sin esperar a cambio, este precepto parece tener un límite que se expresa en la paradoja de la deuda. El don deja al otro en deuda. Si lo devuelve amenaza el vínculo, cuya esencia es la gratuidad, si no lo hace, es la reciprocidad, también rasgo fundamental, la conminada. Sea como sea, el amigo que da, que está, que escucha, espera la misma disposición en el otro cuando él la necesite.  En el caso de la confianza, que permite contar lo más íntimo a un amigo, es la deslealtad, y la indiscreción quienes se agazapan como una sombra acechante y peligrosa. Son tal vez estas exigencias de perfección las que en nuestras vidas reales y concretas dificultan las relaciones de amistad, poniéndolas en tensión, a tiro del reproche o la queja,  a prueba permanentemente, cuestión que no escapó al Filósofo cuando al concluir su disertación sobre la amistad, expresó una frase paradojal: “¡oh amigos, no hay amigos!”, lo que significa que para los hombres, seres imperfectos y débiles, la amistad ideal, verdadera, eterna y sin fallas, es muy costosa e improbable, como el amor, la felicidad, el saber, siempre parciales, siempre momentos. Y sin embargo todos, en algún momento álgido de nuestras vidas, o si fuéramos afortunados en muchas situaciones críticas, incluso dramáticas, hemos experimentado ese don gratuito, casi milagroso, ese Don de amor que es la amistad, la amistad verdadera, aquella que se teje con la benevolencia y el profundo deseo por el bienestar y la felicidad del otro, esa que incluso, para ser más sólida aun, requiere del sacrificio, del rescate de una situación penosa, de la contención y la escucha frente a un infortunio o un desgarro, o simplemente de la presencia frente a una pena y por qué no de una alegría frente a los logros. La amistad es un acto de amor, de un amor que parafraseando a Lacan, en su fórmula  tiene algo de “dar lo que no se tiene”, algo del esfuerzo y la generosidad. La amistad es una forma muy profunda de las relaciones afectivas y humanas, un amigo, se ha dicho, es un hermano que se elige, una relación fraterna de unión inquebrantable, y  en la modernidad, desde la revolución francesa que proclama sus consignas de libertad, igualdad, fraternidad, el sentimiento fraterno tiene un sentido político que poco se ha cumplido, que poco ha prosperado en la historia de las relaciones entre los hombres y sus solidaridades. Es que sucede con la fraternidad, lo mismo que con la libertad-y vaya si lo comprobamos en la actualidad de nuestra Patria, donde en su nombre, cunde el odio, la crueldad y la destrucción como formas inmorales de la Política-, que ambos valores pierden su sentido sino se asocian a la igualdad, y la igualdad es el principio frustrado por la división de clases sociales que ha enfrentado a los hombres y privado de la hermandad en las sociedades burguesas, todas las divisiones entre los hombres, todas las fracturas, las jerarquías, los prejuicios y la ignorancia, todas las jactancias y las estupideces, han sido impedimentos para el desarrollo pleno, fértil, fecundo de la amistad entre los hombres. Esa fractura es la que expresa la política como predominio de los intereses de clases, de imposición del Poder dominante,  como lucha de clases en el sistema capitalista, que funciona como una barrera  a la amistad y el amor. La amistad es un concepto político porque es una fuerza que busca romper los obstáculos que le opone un sistema que funciona en base a la competencia, la rivalidad, la ambición de Poder y dominio y que para realizarse necesita sembrar el egoísmo, el individualismo y la rivalidad,  y no una amistad que, magnánima  en su esencia, se extienda a todos los seres, que supere la intimidad y la diferencia, que implique amar a los semejantes, como a sí mismo,  en su fructífera diversidad. Lamentablemente en esta época, buena parte de la sociedad asocia la política a la corrupción, a la hipocresía, la codicia y a la ambición, a la lucha de  los intereses materiales del Poder, dentro de las Naciones como entre las mismas, y que por lo tanto excluye a la amistad y a la felicidad de su gobierno, por eso proponemos políticas de amistad, concretas, cotidianas, no utópicas, en las relaciones entre los hombres y entre los pueblos,  para todo trato y toda forma de relación con la otredad, regidas por la amistad, es decir  por el deseo del Bien y la felicidad del otro, que haga al Hombre, más noble , más virtuoso y feliz. 

    Temas
    • dia del amigo
    AUTOR
    Sergio Brodsky
    Sergio Brodsky
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