Poesía, política y vida
En Juan Gelman hay una solidaridad entre poesía y vida, y gran parte de su poesía se entretejió con sus opciones políticas y éticas. En ese compromiso jugó cuerpo y palabra, revolución y justicia, aquí pasó, que se jugó la muerte, y la libertad, no solo las propias, las del exilio, sino más caras, las de sus hijos, la de su nuera, su nieta, su familia.
Juan Gelman sufrió la desaparición de sus hijos y de su nuera, durante la Dictadura, se reencontró con su nieta nacida en el campo de concentración “Automotores Orletii”, después de una búsqueda conmovedora e incansable, tierna. Antes de encontrarla, a los 19 años de su nacimiento, aún desconocido su paradero, le escribió: “dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de 1976 en un campo de concentración del Ejército, el Pozo de Quilmes casi seguramente. Poco antes o poco después de tu nacimiento, el mismo mes y año, asesinaron a tu padre de un tiro en la nuca, disparado a menos de medio metro de distancia. Él estaba inerme y lo asesinó un comando militar, tal vez el mismo que lo secuestró con tu madre el 24 de agosto en Buenos aires y los llevó al campo de concentración automotores orletti que funcionaba en pleno Floresta y los militares habían bautizado “el jardín”. Tu padre se llamaba Marcelo, tu madre Claudia. Los dos tenían 20 años y vos siete meses en el vientre materno cuando eso ocurrió…”
Su compromiso con la poesía, con la vida y con sus convicciones, lo empujó al exilio. Allí escribió “…Vinieron Dictaduras militares, gobiernos civiles y nuevas Dictaduras militares, me quitaron los libros, el pan, el hijo, desesperaron a mi madre, me echaron del país, asesinaron a mis hermanitos, a mis compañeros los torturaron, los deshicieron, los rompieron. Ninguno me sacó de la calle donde estoy llorando al lado de mi perro. ¿Qué dictadura militar podría hacerlo? ¿y qué militar hijo de puta me sacará del gran amor de esos crepúsculos de mayo, donde el ave del ser se balancea ante la noche. No era perfecto mi país antes del golpe militar. Pero era mi estar, las veces que temblé contra los muros del amor, las veces que fui niño, perro, hombre, las veces que quise, me quisieron. Ningún general le va a sacar nada de eso al país, a la tierrita que regué con amor, poco o mucho, tierra que extraña, tierra que nada militar podrá enturbiarme o enturbiar. Es justo que la extrañe. Porque siempre nos quisimos así: ella pidiendo más de mí, yo de ella, dolidos ambos del dolor que el uno al otro hacía, y fuertes del amor que nos tenemos…”.
En su cuerpo sufrió” el juego en que andamos”, y en su poesía desapariciones y exilios. En sus poemas la vida, la rebeldía, la letra que se clava como una lanza en el pecho de las injusticias, del dolor de su pueblo, la defensa de los oprimidos, los desocupados, las leyes que torturaron a los trabajadores. La pluma de Gelman tiene vigencia, porque denuncia los atropellos antiguos que son los actuales, por eso vino a mí, hoy el recuerdo de su poesía, hoy donde la esclavitud, la explotación del hombre por el hombre reaparece y asoma una vez más bajo el eufemismo de una reforma laboral absolutamente deshumanizada, monstruosa, inhumana. Es lo primero que el Capital mandó a tratar en el Congreso, ni bien ganaron las elecciones. Una ley que vuelve a las condiciones de explotación que denunció en su informe Bialet Masé en su informe de la clase obrera a principios del siglo xx. Eran tan calamitosas que Bialet Masé las describió en su informe casi avergonzado por la degradación, por lo que el hombre le puede hacer al hombre, cuando lo somete y lo humilla. Se sorprendía de que aunque el trabajo esclavo y las ruines condiciones laborales perjudicaran la productividad, los patrones la eligieran a las mejores condiciones laborales que favorecería sus intereses. Hoy se asombraría aún más al percibir que son los esclavos quienes votan sus verdugos. El gobierno llevará al congreso una reforma laboral que anuncia jornadas laborales de doce horas, ticket canasta para comprarle a los patrones como en la forestal, indemnización en cuotas, entre otras regresiones graves a épocas en que los trabajadores no habían aun conseguido sus conquistas, al tiempo de la ley de residencia, o más recientemente a la “Ley Banelco”, poco antes del estallido del 2001. Todo el tiempo se dice que habrá más trabajo porque los Patrones tendrán menos cargas laborales y vendrán más inversiones, es lo mismo que se decía en los 90, y nunca funcionó, una gran mentira, como lo quieren imponer ahora, es, como dice en su poema el gran Gelman, se trata de un viejo asunto.
"UN VIEJO ASUNTO”
Queda prohibido para el extranjero
Jornalero albañil, bracero o pobre,
Pedir aumento de salario, unirse,
Luchar por su camisa, el delantal,
La cuchara, el repollo, los manteles.
Tiene permiso para sufrir hambre,
Golpes y lágrimas, humillaciones
Como los chinos de esta sucia tierra
Puede olvidar de a poco que es un hombre
Y si lo recordase, hereje, bárbaro
Archívese, publicase y devuélvase
Encadenado a su lugar de origen”
Esta es la ley, célebre por su número, odiado, maldecido esta es la ley4144. Clavada está en el medio de mi pueblo, todavía golpea en lo más duro
¿Qué numero tendrá la nueva, la imposible?, ¿Cómo se llamará? Ley Banelco, in memoriam.

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