Los impactos del desempleo en la salud mental
El lunes 19 de junio, el Colegio de Psicólogos y Psicólogas Regional Este, convocó a una charla-debate sobre los efectos del desempleo y la salud mental, a partir de la preocupación por los despidos arbitrarios y crueles que se vienen registrando desde la Municipalidad de Concordia, de trabajadores de distintas reparticiones públicas, y de la suba de la desocupación en un 7,6% en nuestra ciudad en el primer trimestre, la ciudad más empobrecida del país, en la que según la UCA, el 75% de los niños son pobres, y para intentar comprender, entre todos los concurrentes, el razonamiento del Intendente local, Francisco Azcué, según el cual, los despidos se fundamentan en su intento de” reducir la pobreza” (sic).
La salud (y la salud mental), que se ve afectada traumáticamente por el desempleo, sobre todo con el falso discurso estigmatizante y ofensivo de que se trata de ñoquis, fue recién definida por la Organización Mundial de la salud en 1949 como “Un completo estado de Bienestar bio-psico-social y no solo ausencia de enfermedad”, en el marco del surgimiento de, precisa y notablemente, los “Estados de bienestar”, con el que occidente intentó evitar la tentación de los trabajadores por las revoluciones comunistas, en plena guerra fría. Los estados de bienestar, keynesianos o sociales garantizaban los derechos sociales, laborales y humanos, al trabajo, la vivienda, la salud y la educación del obrero, antes inexistentes. Sobre todo en nuestro país, desde el estado oligárquico nacido con la generación del 80 hasta la década del 40, con el Modelo agro-exportador, un Estado que explotó y reprimió a los trabajadores hasta el punto de asesinarlos en episodios como los de la semana trágica y la Patagonia rebelde, cuando los obreros manifestaban su descontento, la salud fue, en ese contexto, una preocupación absolutamente ausente para los patrones. De ello da cuenta el informe extraordinario de Bialet Masse sobre el situación de los trabajadores en Argentina de 1904, en el que se asombraba en su investigación, por el estado inhumano y animalizado en el que se encontraba la clase obrera, en condiciones bestiales de explotación, con jornadas de trabajo de sol a sol, con salarios de hambre y con mujeres y niños aun en circunstancias aún peores de trabajo esclavo. Se sorprendía Bialet Masse de la saña y el odio de clase de los Patrones, oligarcas y terratenientes, ya que era para el evidente lo que la ceguera de los poderosos no les permitía visualizar, que la alegría, la salud y el bienestar, eran las condiciones propician un mayor rendimiento y productividad, y se sorprendía aun así que prefirieran dominarlos y someterlos como si fueran ganado, quiero decir, contra sus propios intereses. Ese informe es emblemático porque reflejó el estado de los obreros dentro de los Estados asesinos (desde la década del 80 a 1943, la Dictadura genocida que planificó la miseria de la clase trabajadora) o desertores (neoliberales) y anticipó la más moderna legislación laboral en nuestro país con los Estados de bienestar. Recién, entonces, en la década del 40, específicamente con la conquista de los derechos por parte de los trabajadores, especialmente durante el primer peronismo, la salud y la salud mental empezaron a ser consideradas como un “Estado de bienestar”. Esa definición ha sido muy criticada y cuestionada, sin embargo, sigo a Lía Ricón cuando se interroga en que consiste el estado de bienestar al que alude la definición y responde que podríamos pensarlo como una búsqueda de bienestar colectivo, que consiste en la forma en que cada comunidad organiza la satisfacción de las necesidades humanas universales (fundamento básico del bienestar): supervivencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad (Max Neef). Una comunidad podrá medir la salud mental de sus miembros en la medida en que asegure el derecho a la satisfacción de esas necesidades a partir de satisfactores específicos para los mismos. El trabajo, como actividad humana, planificada y consciente para transformar la naturaleza , en una relación particular entre los hombres, que puede ser de cooperación o de expoliación, en función de los requerimientos de las personas y para lo cual se asocian los hombres, es una actividad decisiva en la salud mental pues satisface todas las necesidades mencionadas, siempre que nos refiramos al trabajo digno y creativo, que permite la realización humana, y no el trabajo como práctica alienante, rutinaria y de explotación de los trabajadores. En esas condiciones, si el trabajo es identidad, autoestima, socialización, el desempleo y la desocupación producen una conmoción traumática en el sujeto que no solo afecta a las posibilidades de sobrevivir biológicamente, sino que genera un vacío de la identidad y un borramiento de la subjetividad que simbólicamente abre al abismo de la muerte. La despersonalización, pérdida de la identidad, de la autoestima, del sentimiento de utilidad, la culpa y la vergüenza de no proveer a la subsistencia de la familia, la pérdida de los lazos sociales y solidarios, la angustia indecible frente a la soledad para construir la vida, el fantasma de la indigencia, son los sentimientos de desesperación que atraviesan a los desempleados, por lo cual es necesario construir redes de contención y ayuda para ellos, que el mismo Estado que expulsa, excluye y margina no prevé y ni siquiera tiene en cuenta. Solo quienes han vivido siempre sin sentir necesidades puede echar a la gente con la crueldad en que lo hizo el Estado Municipal. Es a partir de esta reunión que los asistentes, miembros de distintas instituciones y organizaciones sociales, propusieron realizar estos encuentros de charla debate con distintas temáticas de manera continua y sistemática, en este caso, el siguiente encuentro se realizará en AGMER Estrada 206 cuyos representantes versarán el lunes 30 de junio a las 20 horas sobre “infraestructura escolar en el marco del ajuste en educación”, a la que están invitados todos los ciudadanos y personas preocupados por la situación insoportable que vivimos en el presente momento histórico.
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