El general San Martín y las mujeres de la familia que lo acompañaron en vida
La madre del Gral San Martín, Doña Gregoria Matorras del Ser nació en Paredes de Nava, España el 12 de marzo de 1738. Fue la sexta y última hija del matrimonio Matorras – del Ser. Contaba solo seis años cuando perdió a su madre quedando al cuidado de su padre y hermanas mayores. Criada con todas las cualidades propias de una señorita de la época e importantes valores que, posteriormente serán transmitidos a sus hijos.
En 1767, se traslada al Río de la Plata, con su primo Jerónimo Matorras, quien fue nombrado Gobernador y Capitán General de Tucumán.
Estando en estas tierras, contrajo matrimonio, por poder, el 1° de octubre de 1770 en el palacio episcopal de Buenos Aires, boda celebrada por el obispo Manuel Antonio de la Torre.
El novio Juan de San Martín y Gómez nacido el 3 de febrero de 1728 en Cervatos de la Cueza, España, era militar al servicio del Rey en suelo rioplatense, fue representado por el Capitán de Dragones Juan Francisco Somalo, su compañero de armas.
Fruto del matrimonio nacieron cinco hijos, una mujer y cuatro varones, siendo el benjamín de la familia el futuro Libertador de América. Doña Gregoria fue una madre dedicada a la educación de todos ellos y a la atención del hogar.
Cuando regresaron a España en 1784, como toda dama de altos principios encamina a sus hijos en la fe católica y sigue velando por el porvenir de ellos. Los cuatro varones optan continuar el camino de su padre ingresando en la carrera de la armas.
José Francisco y su hermana mayor María Elena serán quienes permanecerán mayor tiempo en compañía a su madre; él hasta su incorporación al Regimiento de Murcia el 15 de agosto de 1789 y María Elena hasta el último suspiro de su amada madre.
Estando en Málaga, el 4 de diciembre de 1796 Doña Gregoria Matorras queda viuda.
Con plenas facultades escribió su testamento el 1° de junio de 1803 dejando a sus hijos como “testamentario de sus escasos bienes”. Falleció en Orense el 28 de marzo de 1813, donde vivía con su hija María Elena, quien se había casado con Rafael González Menchaca.
Falleció Doña Gregoria, un mes y medio después que su hijo el Coronel José de San Martín había logrado su primera victoria en su tierra natal con el Regimiento de Granaderos a Caballos.
Nunca sabremos si intuyó que en su seno se gestó un genio, militar, aunque seguramente siempre supo que crio y educo un hombre de principios.
María de los Remedios de Escalada
Al poco tiempo de haber llegado a Buenos Aires, el 9 de marzo de 1812, el Coronel San Martín es invitado a una de las tertulias más importantes de la ciudad, la que se realizaba en la casa de la familia Escalada – de la Quintana. En ésta ocasión para conmemorar el segundo aniversario del 25 de mayo.
Conoce allí a su futura esposa, una joven educada en un hogar ilustre quien además de bella contaba con un atractivo moral e intelectual: la Señorita María de los Remedios de Escalada nacida en la ciudad donde residía el 20 de noviembre de 1797. Luego de un corto noviazgo contrajeron matrimonio el 12 de septiembre.
Pocos meses transcurrieron cuando el Coronel debió partir para la zona del Paraná, regresando con un triunfante resultado al enfrentar a los realistas en el Combate de San Lorenzo.
En 1814 Remedios se traslada a Mendoza, nueva residencia del matrimonio, porque San Martín es nombrado Gobernador –Intendente de Cuyo. Será ésta una etapa feliz para ellos, nacerá el 24 de agosto de 1816 su hija llamada Mercedes Tomasa.
Remedios, se integra a la sociedad mendocina contribuyendo en beneficio de la ciudad y sus habitantes. Al poco tiempo el Coronel pone en marcha la organización del glorioso Ejercito que cruzará cordillera y ella, abnegada esposa junto a otras señoras confeccionan la Bandera del Ejercito de los Andes, primera bandera que lleva bordada el escudo nacional y jurada por el General y sus soldados el 5 de enero de 1817.
Donó, al igual que otras damas sus joyas en pro de la libertad de América. Al partir San Martín hacia Chile, Remedios regresa a Buenos Aires y se reencuentra con su amado esposo en julio de 1818.
Su salud frágil, no le permite acompañarlo en su expedición al Perú, teniendo que regresar a su casa natal. En los últimos tiempos de su corta vida, vivió en la quinta de los Escaladas, por entonces en las afueras de la ciudad, siempre a la espera de su General, que no volvió a ver. Falleció el 3 de agosto de 1823 con solo 25 años.
El Libertador no pudo llegar a tiempo aunque, se encontraba en Mendoza desde el mes de enero aguardando ser autorizado por el gobierno de Buenos Aires a ingresar a esa ciudad, autorización que no se le otorgó.
Llegará recién en el mes de diciembre y rendirá homenaje a su amada, para ello hizo esculpir una lápida para la tumba que versa:
“Aquí descansa Remedios de Escalada, esposa y amiga del General San Martín”
Mercedes Tomasa, conocida como Merceditas, quien a la muerte de su madre estuvo al cuidado de su abuela materna, se reencuentra con su padre, quien decide brindarle una buena educación lejos de estas tierras.
Parten el 10 de febrero de 1824 con destino a Francia. Estará internada en diferentes colegios religiosos, primero en Londres y posteriormente en Bruselas, donde residía su padre quien la visitaba con frecuencia. Para ella redacta las conocidas Máximas en 1825.
Hablaba inglés y francés con fluidez, conocía el arte tanto el dibujo como la música.
En 1831, Mercedes y su padre enferman de cólera. Ambos son atendidos por el Dr Mariano Balcarce, quien había llegado de visitas a la casa de la familia San Martin en las cercanías de París.
Ese casual encuentro deriva en noviazgo y posteriormente en casamiento, el que se realizó el 13 de septiembre de 1832. Posteriormente, el matrimonio visita Buenos Aires, donde nace la mayor de las hijas llamada María Mercedes.
A su regreso a Francia, vio la luz la segunda hija, bautizada como Josefa Dominga. Mercedes vivió una vida de hogar, de madre y esposa, sin descuidar ni alejarse de su padre. San Martín agradecido lo expresa en su testamento:
“Aunque es verdad que mis anhelos no han tenido otro objetivo que la felicidad de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de ésta y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado han recompensado con usura todos mis esmeros, haciendo mi vejez feliz.”
Gran dolor le produce a Mercedes la partida de su padre, como el fallecimiento de su querida y joven hija mayor de 27 años, en 1860.
Guardó en una habitación de su residencia en Brunoy todas las pertenecías del General, del padre y del abuelo. Años después, facilita al General Bartolomé Mitre todo lo necesario, sin mezquindades para que, con rigor científico escriba la historia de la más gloriosa hazaña del Padre de la Patria, el cruce de los Andes para liberar medio continente Americano.
Mercedes San Martín de Balcarce falleció en su casa en Francia, el 28 de febrero de 1875.
Sus restos junto a los de su esposo y su hija María Mercedes descansan desde 13 de diciembre de 1951 en la Basílica de San Francisco en Mendoza, lugar donde nació.
Las dos nietas del General San Martín fueron María Mercedes Balcarce quien nació en Buenos Aires el 14 de octubre de 1833, cuando sus padres estaban de visita, estadía que se prolongó por dos años y medios en esa ciudad. De regreso a Francia el 14 de julio de 1836 llega al mundo Josefa Dominga Balcarce.
San Martín expresa su felicidad en una misiva a su amigo Pedro Molina.
“La mendocina dio a luz una segunda niña y muy robusta. Aquí me tiene ud con dos nietecitas cuyas gracias no dejan de contribuir a hacerme más llevaderos mis viejos días”
En una misiva que Florencio Balcarce hermano de Mariano y cuñado de Mercedes, escribe a su familia de Buenos Aires, dice:
“Tengo el placer de ver a la familia un domingo sí y otro no. . . Mercedes se pasa la vida lidiando con las chiquitas que están cada vez más traviesas, Pepa sobre todo anda por todas partes levantando una pierna para hacer lo que llama volantín, pero entiende muy bien el español y el francés. Merceditas está en la empresa de volver a aprender el a-b-c, pero el general siempre repite que no la ha visto un segundo quieta.”
Las niñas crecieron en un hogar devoto y piadoso. Fueron quienes alegraron los días en la vejez de su abuelo que tanto las amó.
A la edad de 27 años falleció en plena juventud María Mercedes. Josefa a quien todos llamaban “Pepa” sobrevivió a toda la familia. Se casó en 1861 en la ciudad de París con el hijo de un diplomático mexicano el Sr Fernando María de los Dolores Gutiérrez de Estrada. No tuvieron descendencia.
Mujer de gran corazón, siempre al servicio del prójimo. Al enviudar se traslada a Brunoy y crea la “Fundación Balcarce y Gutiérrez de Estrada” con el solo objetivo de ayudar a toda persona carenciada.
Su casa particular se transformó en un hospital durante la Gran Guerra, asistiendo a todo soldado que lo requería sin importar la bandera. Por su accionar Francia al finalizar la guerra la condecora con la “Legión de Honor”.
Será ella un pilar en la socialización del legado de su abuelo el General San Martín. En contacto con el Dr Adolfo Carranza, director del Museo Histórico Nacional, decide donar las pertenencias de su abuelo para ser exhibidas, incluido el dormitorio donde se encontraba al momento de fallecer.
Pepa, pudo participar en el acto homenaje al Libertador el 24 de octubre de 1909, cuando se descubre el monumento al Gral José de San Martín en Bulogne Sur Mer, su última residencia.
Falleció el 15 de abril de 1924 en Brunoy, ciudad donde descansan sus restos. Una calle de esa ciudad lleva su nombre. Por ser heroína francesa, su país no permitió el traslado de sus restos a la República Argentina.
Profesora Graciela Guerrero
Secretaria A.C.S de Concordia
Bibliografía:
Instituto Nacional Sanmartiniano. “Homenaje a María de los Remedios Escalada de San Martín en el 148° aniversario de su natalicio”. Bs As, INS, 2009.
MAYOCHI, Enrique. “El Libertador General San Martín”. Bs As, INS, 2009.
SOSA DE NEWTON, Lily. “Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas.” Bs As, Plus Ultra, 1986.
Instituto Nacional Sanmartiniano. “José de San Martín. Un camino hacia la libertad”. Bs As, Manrique Zago, 1989.
San Martín expresa su felicidad.
En una misiva a su amigo Pedro Molina:
“ La mendocina dio a luz una segunda niña y muy robusta. Aquí me tiene ud con dos nietecitas cuyas gracias no dejan de contribuir a hacerme más llevaderos mis viejos días”
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