¿Qué año golpeó más a la Argentina? La pandemia de 2020 o el ajuste de 2025
La economía argentina atraviesa en 2025 uno de los años más difíciles de su historia reciente. Pero esta vez no se trata de una pandemia ni de un evento externo, como en 2020, sino de una recesión profunda provocada por un programa de ajuste fiscal, monetario y cambiario inédito.
¿Cuál de estos dos años resultó peor para la sociedad y la economía? La respuesta no es sencilla: en términos macroeconómicos, 2025 muestra avances respecto a 2020, pero en la microeconomía y en la vida diaria de la población, el presente es más adverso.
Impacto macroeconómico: 2020 fue el año de mayor caída
En 2020, el país vivió una crisis sanitaria sin precedentes. La actividad económica se desplomó un 9,9% (PBI), la pobreza trepó al 42% y más de 20 mil pymes bajaron sus persianas. Sin embargo, existían ayudas: IFE, ATP, congelamientos de tarifas, créditos blandos, prohibición de despidos. La red de contención social —pese a sus límites— existía.
En 2025, en cambio, el derrumbe económico no vino de un virus externo sino de un ajuste interno. La recesión acumulada supera el 5%, pero sin red: se eliminaron subsidios, subieron tarifas, el empleo público se achicó, las jubilaciones perdieron poder adquisitivo y los salarios reales cayeron más del 20% interanual. El consumo minorista está en el peor nivel desde 2002 y la pobreza ya ronda el 45%, según mediciones privadas.
La diferencia es clave: en 2020 la vida cotidiana estaba limitada por la cuarentena, pero existía un Estado presente (aunque endeudado) que intentaba contener; en 2025 prima la libertad de mercado, pero sin protección social.
Desde lo social, muchos sostienen que 2025 resulta más difícil: la inseguridad alimentaria es más grave, las changas desaparecieron, el desempleo crece y la angustia social es palpable. Las clases medias, en 2020 sostenidas por ATP o por créditos UVA congelados, hoy sufren impagables tarifas, prepagas dolarizadas y fuerte caída de ingresos.
Los jubilados son quizás el grupo más golpeado de 2025: sin bonos constantes, sin movilidad real, perdieron 40% de poder adquisitivo desde 2023. En 2020 recibieron refuerzos extraordinarios y medicamentos gratis. Hoy ni eso.
¿Entonces cuál fue peor?
La respuesta depende del cristal con que se mire: En términos de caída brusca de actividad: 2020 fue el peor año que el 2025.
En términos de impacto social sostenido, pobreza, hambre y desempleo: 2024/2025 podría ser aún peor, porque la crisis es prolongada y sin red de contención.
Ambos dejaron marcas profundas. Pero mientras la pandemia terminó con la llegada de vacunas y la apertura económica, hoy no se avizora una recuperación cercana. Por eso, para la calle, para la gente común, 2025 podría ser recordado como un año aún más difícil.
En términos macro el 2025 puede terminar “mejor armada” que 2020 en algunas variables clave (déficit, emisión, reservas), preparando una posible recuperación futura. Es decir: el esfuerzo doloroso de 2025 “paga” en términos de equilibrio macro, cosa que 2020 no logró.
Y en términos micro, para la sociedad de a pie (comercios, trabajadores, jubilados), 2025 es más duro que 2020 porque no hay red de contención ni amortiguadores. La mejora macro no llega al bolsillo hoy.
Situación del Sector Público: 2020 fue más crítico
Si se analiza desde la perspectiva del sector público (nación, provincias y municipios), el análisis es distinto, el año 2020 resultó claramente más complicado.
Durante la pandemia, la actividad económica estuvo prácticamente paralizada por meses, los ingresos tributarios cayeron bruscamente y hubo que incrementar el gasto público para sostener a millones de personas y empresas.
Los gobiernos locales vieron desplomarse sus recaudaciones, debieron financiar gastos extraordinarios en salud y asistencia social, y dependieron de transferencias nacionales que también eran limitadas.
En cambio, en 2025 el sector público muestra cuentas más ordenadas. La Nación logró superávit primario, las provincias recuperaron parte de su coparticipación por la inflación y el IVA, y aunque los municipios sufren por la recesión local, no enfrentan la paralización absoluta de la actividad económica ni los costos extraordinarios sanitarios de 2020.
Si miramos los números en el orden local, la coparticipación nacional aumentó un 103% en los primeros cinco meses del 2025, y la provincial un 73%, lo que representa un crecimiento en términos reales muy por encima del registrado en 2020, cuando los ingresos se desplomaron por efecto de la pandemia y la caída de la actividad.
Por eso, resulta llamativo —y en cierto modo una ‘mentita’ discursiva— cuando desde el propio sector público se sostiene que el 2025 ha sido peor que el 2020.
En conclusión, en términos macroeconómicos, 2020 fue peor: el Estado enfrentó déficit récord, emisión descontrolada y pérdida de reservas. Para la microeconomía y la sociedad, el 2024 y lo que va del 2025 resulta más duro.
Y para el sector público, 2020 fue el año más crítico, cuando el aparato estatal estuvo desbordado, con caída abrupta de recursos y expansión incontrolada del gasto extraordinario.
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