Defensa por los crímenes de Barranca Yaco
POR DARIO H. GARAYALDE PARA EL HERALDO
El general José Ignacio Garmendia recuerda en uno de sus escritos, la gallarda figura del Dr. Marcelo Gamboa; alto, de andar sereno y reposado, ancha frente y mirada inteligente, quien fue designado defensor de oficio de José Vicente Reynafé con motivo del asesinato del general Juan Facundo Quiroga, designación que le trajo no pocos dolores de cabeza... El Dr. Gamboa se atrevió a deslizar en la defensa una frase irónica que desató la ira de Juan Manuel de Rosas.
Iniciado el juicio, tan pronto como el defensor de los Reynafé, doctor Gamboa presenta su primer escrito y por pliego separado, solicita al Superior Gobierno "se sirva conceder la venia necesaria para publicar por medio de la imprenta la defensa original adjunta"
Como se trata de una causa pública, corresponde que se le reconozca a la defensa "un derecho innegable y un justo anhelo". Más esto equivale a reclamar el ejercicio de la libertad de prensa, que Rosas no le concede a nadie
Pero lo que desató la cólera de Rosas fue esa frase irónica que señalé antes donde dice en el escrito "plumas mercenarias y mojadas en hiel han manchado la prensa con mano alevosa en las repúblicas hermanas, atribuyendo calumniosamente al Restaurador de las Leyes una parte principal en el inaudito atentado, materia de esta causa"
(Se refiere a la causa criminal seguida contra los autores y cómplices de los asesinatos del general Juan Facundo Quiroga, del Dr. José Santos Ortiz y sus acompañantes en el carruaje y posterior deguello en Barranca Yaco)
¿Qué es lo que pretende el defensor? ¿Qué por complacerlo a él se alteren las normas de convivencia establecidas por un gobierno que disfruta de Facultades Extraordinarias?
El primer impulso de Rosas es castigar lo que considera una insolencia. Pero, ¿Cómo castigar a Gamboa sin desconocer los derechos de la defensa, que poco antes se compromete a respetar? dice Jorge Newton ¿Qué hacer? Lo mismo que Rosas hace siempre en circunstancias semejantes: crear un delito para poder castigarlo. Redacta el mismo un decreto en páginas de su puño y letra donde desahoga su cólera.
"El coronel edecán de Gobierno, don Manuel Corvalán, procederá mañana adar cumplimiento a la siguiente orden:
"1º Pedirá al ministro de relaciones exteriores una solicitud oficial que el doctor Marcelo Gamboa ha dirigido al gobierno, pidiendo permiso para publicar la defensa que ha hecho en favor de los reos de Barranca Yaco y la copia de dicha defensa.
"2º Hará comparecer al dicho Gamboa a la escribanía mayor de gobierno y a presencia del escribano de ella le dirá y hará cumplir lo siguiente, de todo lo que dará fe, escribiendo la procedente diligencia.
Que solo un unitario tan desagradecido como bribón ha podido concebir la idea de que en la publicación aislada de la defensa de los feroces ejecutores de una mortandad sin ejemplo en la historia del mundo civilizado; que solo un hombre que haya renunciado a toda idea de religión, de honor y respeto al gobierno y a la opinión pública, y, en consecuencia de su perversidad, no aliemta sentimiento alguno de amor y respeto al honor nacional, ha podido dirigirse oficialmente al gobierno pidiendole permiso parfa publicar una defensa semejante, con la idea, Sin duda, de preparar y despertar sentimientos que solo pueden abrigar las almas dañadas y los corazones corrompidos de los unitarios, a cuya inmunda logia el siempre ha pertenecido.
Que solo un hombre a quien los decretos de la Divina Providencia haya colocado en la senda de su fin funesto, para que así pague ya sus delitos sin cuento, ha podido pedir a la Suprema Autoridad el permiso de una publicación separada de la causa, como si la justicia, como si la opinión pública tuviera una sola oreja para oir y juzgar los delitos de los unitarios por las obras de defensa en su favor,, como si en el pais existiera la ley del embudo, dandole lo ancho para ellos y lo angosto para los federales.
En su virtud y en pena de la descarada insolencia, en el acto sobrerraye por su propia mano uno por uno todos los renglones de la atrevida representación.
En seguida le entregará la copia de la defensa y le dirá lo siguiente:
“Que esta se le devuelve, porque respecto a ella nada le dice el gobierno, porque en haberla trabajado, nada mas ha hecho que llenar y cumplir con uno de los cargos y deberes del hombre de su clase, constituido en sociedad; tanto mas que el gobierno declaró que una vez nombrados por los reos defensores, no les admitirian renuncia, siempre que ellos fuesen de la lista aprobada por la Autoridad Suprema.
Que por todo y siendo su delito, no solo por el avance anteriormente expresado, sino también por la conducta inicua que ha observado en sus conversaciones públicas y privadas, conducta alarmante y en todos sentidos ofensiva a los altos respetos debidos al gobierno, se le ordena lo siguiente:
1º Que hasta nueva resolución superior, no debe salir a mas distancia que veinte cuadras de la Plaza de la Victoria.
2º Que no debe ejercer oficio de abogado, ni hacer escrito alguno de ninguna laya por mas simple e inocente que sea
3º Que no debe cargar la divisa federal ni ponerse, ni usar en público los colores federales.
4º Que por cualquier infracción de los tres primeros artículos, será paseado por las calles en un burro celeste y castigado, además, según el tamaño de su falta.
5º Si tratare de fugar del país, luego que sea aprehendido será inmediatamente fusilado.
Lo que se previene el edecán enunciado don Manuel Corvalán, para su exacto cumplimiento.