La Delfina y su final
La bella compañera de Francisco Ramírez era portuguesa, aunque nacida en Río Grande (Río Grande do Sul).
Delfina o “la Delfina” aparece en la vida política de Entre Ríos, cuando cayó prisionera en Paysandú en un combate entre las tropas de Artigas y los soldados riograndenses, luego de su victoria contra el ejército portugués en 1819 en el cual la Delfina luchaba.
Alli Ramírez la encontró solitaria y la incorporó a sus tropas, primero como prisionera y luego, trascendería como compañera de Francisco Ramírez tanto sentimentalmente como en su trascendente papel en batalla y en su destreza en el uso de la lanza y el sable.
Su valentía fue advertida por Ramírez ya que cuando fue capturada vestía de soldado
Sorprendido por esta extraña aparición, su belleza deslumbó a Ramírez al extremo de quedar enamorado de ella, suspendiendo su compromiso con Norberta Calvento, la hermana de su mejor amigo.
Mucho se ha escrito sobre la Delfina y sin embargo de ella poco se sabe. Hace 200 años que su historia transita ese camino difuso entre la historia y la leyenda. También podemos agregar, poesía o también la novela histórica (Lugones, Gianello).
Sabemos que nació en Río Grande en el Estado de Río Grande do Sul el 27 de noviembre de 1796. Su verdadero nombre no lo sabremos nunca, porque en realidad no se llmaba Delfina. Solo era una denominación por su carácter de hija de un noble. Diferentes versiones sostienen su noble origen, siendo hija bastarda de un Virrey del Brasil, porque su madre no pertenecía a la nobleza.
Los datos históricos comprobables son muy pocos. Solo la fecha de nacimiento que consta en el acta de defunción. Todo lo que de ella se sabe es por tradición oral. Muy pocos elementos existen e algunos hechos, sin embargo es posible reconsntruir con algunos este relato.
Los soldados de Ramírez la llamaban “la portuguesa”. Compañera de Ramírez hasta su muerte en Villa María del Rio Seco (Cordoba) la recuerdan con su uniforme militar, de casaca roja con botones dorados, bombacha azul, botas negras y sombrero bordó con una pluma de ñandú, con un rostro muy bello y una melena pelirroja, luciendo los galones de coronel.
Pero el general Francisco Ramirez no podía hallar la paz que ansiaba para Entre Rios para poner en marcha su proyecto y su devoción por la República, por el Federalismo y por la Libertad.
A sus espaldas Santa Fe firma el Tratado de Benegas contrariando su anterior posición en el Tratado del Pilar con la Provincia de Buenos Aires y se adhiere a su política centralista.
El coronel Mansilla instaba entonces a Ramírez a buscar como aliado al Paraguay, pero eso era abandonar a Entre Ríos y Corrrientes
MUERTE DE FRANCISCO RAMÍREZ
Su visión extraordinaria y sutil le inspiró a retroceder, no acceder a la sugerencia de Mansilla y enfrenar la amenaza. Pero no advierte que allí comenzaba la traición política de este, al general Ramírez. Organiza de nuevo su disciplinado ejercito y en Diamante, reúne mil seiscientos hombres y atraviesa el caudaloso Paraná nuevamente. Ahí estan el gobernador López al mando de los santafesinos, el general Lamadrid comandando las caballerías, el general Martín Rodriguez, mas al sur las fuerzas de Buenos Aires y el gobernador Bustos, mas al oeste, con las tropas de su provincia.
Ramírez se dirige a Rosario al encuentro de la caballería del general Lamdrid. El 8 de mayo chocaron sangrientamente, quedando Lamadrid completamente batido. El ejercito del Supremo Entrerriano tenía un orden envidiable y su disciplina fue elogiada por el general José María Paz
Pero, la traición de Mansilla estaba presente, porque su misión era que debía tomar Santa Fe desguarnecida y ya desembarcados el 13 de mayo y después de cambiar algunos cañonazos contra una batería instalada en la boca de “La Laguna”, los entrerrianos que luego junto a Romualdo García debían reunirse con Ramírez, estuvieron formados toda la mañana frente a la ciudad desguarnecida. Dice Mitre “Sin embargo, Mansilla ordena reembarcarse y regresan a Paraná, dejando solo a Ramírez rodeado de ejercitos, cada uno de ellos superior al suyo en número y armamento”. Luego de sostener encuentros con éxito, alli donde este era imposible trunfar, finalmente sin recibir el grueso de su ejercito que él ignoraba, se había reembarcado a Parana, fue vencido aunque lograron escapar unos 400 hombres con Ramírez y la Delfina al frente. Van a huir por Córdoba, procurando a través de Santiago del Estero, regresar a Entre Ríos. Pero, con los caballos cansados, le dan alcance donde debe sostener su ultimo combate en retirada. El 1º de julio se unió a sus perseguidore el comandante Luis Orrego. Con los pocos hombres que le quedaban, volvió a sostener combate retirandose. Habían perdido ya toda esperanza de alcanzarlos, cuando el caballo de la Delfina fue boleado y cayó arojando en tierra a la bella amazona. Inmeditamente fue rodeada por la soldadesca tratando de desvestirla, cuando Ramírez volviendose arremetió contra los soldados repartiendo sablazos. La arremetida del Supremo Entrerriano permitió a Miguel Gerónimo Galarza rescatarla montandola en ancas de su caballo. “Pero aquel rescate de amor costó la vida del Supremo como un caballero del medioevo digno del historial del romancero” dice Gianello, es cuando el capitán Maldonado dispara un certero pistoletazo que da en el corazón del valiente Ramírez.
Sorpresa entre los matadores que han dado muerte a Ramírez, que herido se abraza al pescuezo de su caballo y a poca distancia cae envuelto en su poncho colorado. Y allí vino la barbara profanación. La cabeza de Ramírez fue cortada y enviada envuelta en un cuero a Santa Fe. Allí López la hizo embalsamar y fue exhibida en una jaula en la recova del Cabildo de Santa Fe “para publico escarmiento”.durante varios dias, como para dar testimonio de que también los invencibles caen.
Sale intacta la Delfina escapando luego con el coronel Anacleto Medina, el apostata franciscano Monterroso y otros soldados cruza el Chaco, llega a los limites de Santiago del Estero, pasa el río Parana para regresar, finalmente a Concepción del Uruguay. Cumple un trayecto penoso, entre privaciones y desamparos en un ambiente hostil hasta conseguir arribar a Concepción del Uruguay.
Dice Anibal S. Vazquez “consumada la traición política que se deja acreditada documentalmente, Mansilla, en el apogeo de su gloria, exaltado a la eminencia directiva de Entre Ríos, puso en juego los resortes de su situación prominente para que la amante de Ramírez correspondiera a los galantes requisitorias.
Designa embajador de estos complicados trámites amorosos, al comandante Pedro Barrenechea, que luego fuera gobernador de la Provincia y entonces desempeñaba funciones de Comandante Militar del primer departamento del Segundo Principal, con residencia en Concepción del Uruguay.
El 6 de febrero de 1822, desde Concepción del Uruguay dirige una carta “reservada” al coronel Mansilla. En el documento invocado que certifica la denunciada traición amorosa de Mansilla y también el rechazo de la Delfina a su osado requerimiento
La Delfina guardó fidelidad póstuma a su amante y no correspondió a los galanteos del nuevo gobernador instalado ahora en Paraná
MUERTE DE LA DELFINA
Ella se quedó en la capital (Concepción del Uruguay) hasta el día de su “trance” según recuerda Lugones en su poesía.
El escritor Juan Basterra en su libro “De pasión y de guerra” de Editorial Barenhaus 2022 Buenos Aires relata que “dieciocho años después de la muerte de Ramírez, un pequeño convoy funebre atravesaba la calle principal de Concepción del Uruguay. Solo cuatro vecinos acompañaban el transito del pequeño cajón. Desde algunas ventanas asomaban los rostros curiosos de los pobladores. Algunos rezaban la oración para el buen descanso de la difunta. Apenas unas horas antes, algunos vecinos compasivos habían colocado el cuerpo- al que asistía la levedad del aire- dentro del feretro. El pelo ya no era largo ni fulgurante, pero un gesto de abandonado descanso embellecía sus facciones, que la muerte, en un postrer esfuerzo matizaría de un blanco azulino.
La leyenda cuenta que la unica que tomó nota de la muerte de la Delfina fue Norberta Calvento, que se había quedado esperando a Ramírez con su vestido de novia, para un casamiento que nunca ocurrió y que como decían antes, quedó “para vestir santos”.y murió a los 90 años
El acta de defunción la nombra como María Delfina; está fechada en junio de 1839 dice el acta que era portuguesa, soltera; que no había recibido los sacramentos y que sería enterrada en el cementerio local.
Allí vivirá a duarante 18 años, muy pobremente en un ranchito, curiosamente recibiendo la ayuda esporádica de la familia Calvento y algún amigo.
Sola y olvidada, con mucho para contar y nadie para escucharla. Adios Delfina…
DELFINA- Leoncio Gianello Ediciones Troquel Buenos Aires 1969
SOMBRAS DE ROMANCES Ricardo Molinari EMECE 1957
HISTORIA DE ENTRE RIOS Leoncio Gianello Ministerio de Educación 1951
DEL PASADO ENTRERRIANO Anibal S. Vazquez Ediciones Colmegna 1946
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