AUTOR
Opinión
Vamos por el milagro económico de Concordia
Concordia no está condenada a la pobreza. No nacimos para depender, no estamos atados a la miseria. Pero durante décadas, una clase política decadente nos hizo creer lo contrario, que sin el “Estado presente” no podríamos sobrevivir. Que sin subsidios, sin planes, sin regulaciones, no tendríamos futuro. Y, sin embargo, acá estamos: cada vez más pobres, cada vez más atados, cada vez con menos oportunidades.
Fin de las notas