¿Industria del juicio o industria del incumplimiento?
Desde el Estudio Jurídico Martín Centurión & Asociados observamos con preocupación cómo, en las últimas semanas, se ha instalado en la opinión pública de Concordia un discurso que estigmatiza a los trabajadores que reclaman derechos vulnerados y desacredita la labor de los abogados laboralistas, bajo la etiqueta simplista de una supuesta “industria del juicio”.

Se ha afirmado que los juicios laborales se “inventan”, que se “fabrican testigos” y que todo juicio laboral está ganado de antemano. Estas expresiones son de una gravedad institucional extrema, ya que no solo agravian a los trabajadores que reclaman por sus derechos no respetados, sino que también desacreditan al sistema de justicia, al rol de los jueces y a la labor profesional de la abogacía, sumado una evidente falta de autocrítica por parte de ciertos sectores empleadores, que eluden revisar sus propias prácticas.
La realidad es diferente. Los reclamos laborales “no se inventa.” No hay juicio cuando el trabajador que llega a nuestros Estudios está correctamente registrado, cuando su jornada y categoría profesional son reales, cuando se abonan los aportes previsionales, etc. Los juicios son la consecuencia directa del incumplimiento previo e indeclinable por parte del sector empleador en su gran mayoría.
Paradójicamente, luego de años de incumplir la ley, algunos empleadores protestan cuando deben afrontar las consecuencias jurídicas de esas conductas, pero no tienen la misma regla para medir el daño que ocasionan a sus dependientes con su incumplimiento, lo que implica el deterioro de la salud del trabajador a más temprana edad por falta de acceso a la salud, o de ART, ausencia de aportes jubilatorios, entre otros.
Nuestra labor consiste en intervenir frente al incumplimiento buscando restablecer los derechos vulnerados y la equidad social, una sociedad más justa, equitativa y jurídicamente responsable.
Llamar “industria del juicio” a la defensa de derechos vulnerados no solo desvirtúa el debate, sino que oculta el verdadero problema. Cuando la ley se cumple, no hay conflicto. Cuando se incumple de manera sistemática, el reclamo es una consecuencia, no una causa.

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