Los Lugones y el suicidio: un cruceentre la historia y el psicoanálisis
Leopoldo Lugones vino a Buenos Aires muy joven, desde su Villa María del Río seco natal, el gran Poeta nacional, “el señor de todas las palabras”, como lo diría Borges.
Pronto produjo un giro ideológico, desde un socialismo revolucionario a un nacionalismo oligárquico, para combatir la “chusma ultramarina”, esos inmigrantes que no eran “gente de bien” porque traían ideas de transformación social que desafiaban un orden y un país que los acogía para darles trabajo y destino, un destino subalterno de explotación y miseria. Trabajó, entonces, intensamente para dibujar al pobre Martín Fierro, el gaucho perseguido y demonizado por la oligarquía, como un héroe emblemático de nuestra identidad nacional, para marcarles con saña a los inmigrantes, su carácter de extranjeros, de convidados de piedra, a los que se reprimiría sin piedad. Pronto se casó y se proclamó el hombre más fiel de Buenos Aires. Enseguida tuvo a su único hijo, Polo, a quien encontró, siendo un niño, cortando las patas de una tortuga. Leopoldo tranquilizó a la madre del niño cruel explicándoles que era su modo de investigar y conocer el mundo y la naturaleza. Cuando el casero denunció que lo encontró sodomizando una gallina, echó al casero, pero comenzó a comprender que en su intimidad familiar crecía un monstruo. Faltaría poco tiempo para que se arrodillara frente a Irigoyen para rogarle indulto por la condena de violación de menores que pesaba sobre su hijo, como Director de un reformatorio. El peludo lo perdonó y Leopoldo Lugones pagará mal ese gesto, constituyéndose ideólogo del golpe militar, el primero en el siglo XX, que derrocó al caudillo radical. Escribe la proclama del Golpe y su desprecio a la Democracia. Polo es nombrado Jefe de la sección política de la policía de la capital e introduce la picana eléctrica como método de tortura de opositores, en la Mazmorra de “Las Heras”. Las descargas eléctricas emitidas por el sádico instrumento eran utilizadas, en el campo, para encaminar los animales descarriados, metáfora del poder oligárquico que ni siquiera se le hubiera ocurrido al poeta. Este precisamente comenzó pronto a deprimirse. Sus amigos comenzaron a alejarse ante su giro fascista. Tampoco obtuvo el Ministerio que esperaba luego de tanta obsecuencia, y sobre todo, se enamoró perdidamente de una joven alumna, treinta años menor, Emilia Cadelago. Ese amor pasional, prohibido, llegó a oídos de Polo, que comenzó a espiarlo y perseguirlo. Con la certeza del descubrimiento, Polo exigió a Emilia y su familia, bajo amenazas, la brusca interrupción del romance. A su Padre lo intimó, so pena de internarlo en un manicomio. Solo y desesperado intentó infructuosamente recuperar a Emilia. Solo y deprimido tomó Whisky con cianuro en un Hotel del tigre llamado “El tropezón” y se suicidó “como una sirvienta”, tal el reproche con el que que al pie de su féretro, había recriminado a su amigo Horacio Quiroga. En un año, entre 1937 y 1938, se habían quitado la vida sus amigos Quiroga y Alfonsina Storni. “Algo anda mal en la vida de una nación, cuando en vez de cantarla, los poetas parten, voluntariamente, con un gesto de amargura y de desdén, en una glacial indiferencia del estado” decía en el homenaje a la poeta marina Alfredo Palacios en el Senado de la nación. Eran suicidios emblemáticos de la década infame, como lo fue el de Lisandro de la Torre, pero representativos del período con mayor tasa de suicidio de la historia Argentina. La corrupción, la infamia, la degradación, el fraude, la desesperanza, la miseria a la que se somete al pueblo, no son gratuitos, anotemos para pensar el presente. Para entender estas determinaciones tan tristes como íntimas como un síntoma social, un producto de las crisis históricas, culturales. El suicidio poeta fue significado como un acto heroico y romántico. Las generaciones de nietos y bisnietos de los Lugones supieron de la historia familiar por la escuela, la transmisión íntima dejaba lugar al conocimiento público.
El perverso Polo espiaba al dueño del principal diario de la época, Natalio Botana Director del diario “Crítica”. Botana le hizo una tapa con su monstruoso rostro gozando de una víctima de la picana. Pirí, su hija, que tenía 10 años lo interpeló: ¿Es cierto papá lo que dicen que usted es un torturador?). la belleza de Pirí no se vio afectada por la cojera que le dejó la T.B.C. su alma sí, seguramente habrá registrado las huellas de las violaciones de su padrastro cuando tenía 12 años. Pirí, su cuerpo y su alma, puesto en juego por sus ideales y vejados por los torturadores del mundo. Soy Pirí Lugones “hija del torturador y nieta del poeta”. En contra de los ideales fascistas del linaje familiar concibió la revolución como la promesa de un mundo con justicia. Se enroló en Montoneros y fue secuestrada y torturada. “Ustedes no saben nada, torturador era mi padre”, les escupía a sus verdugos. Su cuerpo enfermo, violado, ahora torturado. Fue asesinada y desaparecida en un vuelo de la muerte, es decir arrojada al mar desde un avión de la Marina, y es una de las treinta mil desaparecidas que reivindican los Genocidas de ayer y de hoy, es decir, los Genocidas. Polo se suicidó antes, en 1971.
Alejandro Lugones, uno de los hijos de Pirí, se suicidó en el tigre como su bisabuelo. Tabita Peralta Lugones, su hermana, se fue aterrada al destierro, en el año 70 se fue a España, huyó al exilio de su familia y sus fantasmas. Su terror fue la transmisión generacional de los suicidios, uno por generación. Los efectos de los silencios, los secretos y los ocultamientos traumáticos sobre sus hijos. ¿Cómo tramitar tanto real traumático para digerir ese dolor inconcebible?. Tabita, nombre derivado del arameo, una lengua muerta, Tabita que remite a un personaje bíblico que resucitaba los muertos, recurre a la escritura como estrategia de procesamiento de su historia, como modalidad de reconstrucción, de historizacion de los espeluznantes acontecimientos compartidos, aquellos que constituían la atmósfera densa de lo no-dicho en la familia, aquel real que, como dice Lacan, “no cesa de no inscribirse” pero tiene eficacia en el cuerpo, y en los actos inconscientes y compulsivos como el suicidio, cuando la palabra falta a la cita, para producir sentidos que comprende y elaborar. Y eso que las palabras fueron recursos muy potentes en esa saga que inicia el poeta, pero se volvieron “perras” como decía Alejandra Pizarnik, o fallaron cuando fueron requeridas para decir tanta angustia y depresión. Guante que toma Tabita en un enorme esfuerzo por decir y decirse esa historia de repetición familiar de lo siniestro a través del ejercicio de la escritura de dos obras literarias que atraviesan la historia y la resignifican, “Relatos de familia” (emecé escritores argentinos) y “Cuervos de la memoria, Los Lugones, Luz y Tinieblas” (Ediciones de La Flor), recurso terapéutico de alto valor, que vamos a analizar y al que de hecho recurrimos con talleres en “Lazos en red” la red de voluntarios para la prevención del suicidio de Concordia.
La historia de una Oligarquía xenófoba y egoísta, de la represión y fusilamientos de los inmigrantes, anarquistas, comunistas y socialistas, de golpes de Estado, de Dictaduras, la historia siniestra dela tortura, de las picanas y los vuelos de la muerte, del terrorismo y de la demonización del campo popular, de los ideales revolucionarios, es la historia del siglo XX en la Argentina y que llega hasta nuestros días, absolutamente actual, la historia como política del pasado y la política como historia en el presente, es también la impresionante historia de esta familia, pues en cada generación sus personajes tuvieron una incidencia extraordinaria, inscribiendo el apellido Lugones como protagónico de esos sucesos, pero impotentes para hacer de ese dolor una experiencia superadora, sufriendo en la carne esa impotencia.
El jueves 18 de abril a las 19 30 en la Biblioteca Julio Serebrinsky, Urquiza 721, brindaré una charla para pensar juntos nuestra historia y a la salud mental como dimensiones que no se pueden fragmentar sin fallar en la comprensión y en la transmisión. Agradezco al Profesor Mauricio Amiel su participación en la misma. Es libre, gratuita y abierta. Están todos invitados.
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