Desde la ONG Pata Pila, que trabaja hace casi una década en el norte argentino y otros lugares del país para prevenir la desnutrición infantil, señalan que esta jornada debe ser un llamado a la acción más que una celebración. “Mientras haya niños y niñas que no pueden alimentarse dignamente, no hay nada que festejar”, comenta Diego Bustamante, director y fundador de la ONG.
Según datos relevados por Pata Pila en el norte de Salta, casi el 30% de los más de 10.000 niños y niñas evaluados durante la última década presentaban algún grado de desnutrición o malnutrición. Frente a esta situación, impulsan un programa integral que incluye nutrición infantil, espacios montessori para la primera infancia, formación en oficios para madres, acceso al agua segura y acompañamiento territorial permanente.
Gracias a este enfoque integral, lograron reducir un 40% los índices de malnutrición y desnutrición moderada y severa en las comunidades donde están presentes. Además, a través de más de 78.000 intervenciones profesionales, se logró revertir casos críticos, disminuir internaciones y reducir la mortalidad infantil. Actualmente, el programa atiende a 1.400 niños y niñas en situación de vulnerabilidad nutricional.
Los testimonios de las madres que participan del programa reflejan el cambio:
“Me siento muy contenta de que las chicas ayuden a mi hijo a subir de peso. Antes estaba muy mal, con bajo peso, lo tuvieron que internar en Santa Victoria. Y ahora está bien, gracias a las chicas de Pata Pila en Santa Victoria Este”, cuenta Teresilda García.
“Por sus consejos pude sacar adelante a mis hijos. Gracias a los controles me di cuenta del desarrollo de mis niños. Ahora están bien. Gracias a la nutricionista por sus consejos”, expresa Florencia Herrera. 
Cada paso en el territorio cambia vidas y es posible gracias al compromiso de un equipo interdisciplinario y al apoyo de quienes creen en la construcción de un futuro con más justicia social. “El Día de la Nutrición es una oportunidad para visibilizar esta realidad y comprometernos a transformarla. Porque la desnutrición no se combate solo con asistencia, sino con presencia, escucha y acción sostenida”, concluye Bustamante.