Caen las muertes por enfermedades crónicas en el mundo, pero el progreso se desacelera
Un análisis global revela una caída en la mortalidad por enfermedades crónicas, aunque con un ritmo de avance más lento, especialmente en los países de altos ingresos.
El estudio, dirigido por Majid Ezzati, del Imperial College London, y publicado en la revista The Lancet, abarca datos de 185 naciones y destaca notables diferencias en la reducción de muertes prematuras por afecciones como enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y problemas renales.
Avances globales, pero con desaceleración
De acuerdo con el informe, cuatro de cada cinco países han logrado reducir el riesgo de muerte prematura por enfermedades crónicas en los últimos diez años. Sin embargo, esta tendencia muestra señales de desaceleración, particularmente en las naciones con mayores ingresos. En Europa, América del Norte y Oceanía, la disminución en la mortalidad ha sido más modesta en comparación con la década anterior.
Los investigadores señalaron que casi dos tercios de los países, incluidos muchos de los más desarrollados, experimentaron un estancamiento en la reducción de muertes entre 2010 y 2019.
América Latina: avances dispares
En América Latina, los resultados son variados. Chile se destaca como uno de los países con mayor progreso, logrando una notable disminución en las muertes prematuras por enfermedades crónicas.
En el caso de México, Colombia y Argentina, si bien se observan mejoras, estas no fueron tan pronunciadas. Por otro lado, países como Perú y Jamaica han experimentado un aumento en las tasas de mortalidad, especialmente debido a enfermedades cardiovasculares y cáncer.
“El estudio revela una gran heterogeneidad en los resultados entre los países”, destacaron los investigadores, quienes pidieron una mayor inversión para enfrentar las enfermedades crónicas y garantizar que las políticas de salud lleguen a quienes más lo necesitan.
La ONU y la urgencia de actuar
El informe cuenta con el respaldo de la ONU, que establece como meta la reducción de un tercio de las muertes por enfermedades crónicas para el año 2030.
Sin embargo, los expertos alertan que, con el ritmo actual de avance, es improbable que este objetivo se cumpla sin una mayor inversión en prevención y tratamiento.
“El descenso en el riesgo de muerte no ha sido tan pronunciado como en décadas pasadas”, indicaron los autores, quienes centraron su estudio en identificar qué factores impulsaron los avances en algunos países y por qué otros se estancaron.
Entre los factores claves se encuentran el acceso a tratamientos médicos, políticas de salud pública exitosas (como la lucha contra el tabaquismo y el consumo de alcohol), así como el contexto social, económico y demográfico.
Diferencias en el rendimiento entre países
El estudio también reveló notables disparidades entre países. Japón, por ejemplo, tiene el mejor desempeño en mujeres, mientras que Singapur lidera en hombres. Por el contrario, países como Afganistán y Esuatini enfrentan los niveles más altos de mortalidad prematura debido a enfermedades crónicas.
En cuanto a los Estados Unidos, el estudio identificó que, a pesar de ser un país de altos ingresos, ha logrado avances menores en comparación con otras naciones. Los investigadores también señalaron que las diferencias en la calidad de los registros de mortalidad pueden afectar la interpretación de los datos, por lo que se implementaron técnicas especializadas para garantizar comparaciones justas.
Recomendaciones: inversión y prevención
La principal recomendación del informe es que, para seguir reduciendo las muertes prematuras por enfermedades crónicas, se debe aumentar la inversión en prevención, mejorar el acceso a medicamentos y fortalecer los sistemas de control sanitario.
Los autores concluyen que sin un impulso renovado en estas áreas, será difícil lograr los objetivos internacionales de reducción de mortalidad.
“Es esencial que los esfuerzos para prevenir enfermedades crónicas lleguen a toda la población, especialmente a aquellos más vulnerables”, concluyeron.
Este estudio subraya que, aunque los avances son significativos, el ritmo de progreso no es suficiente. Sin una mayor acción y un enfoque más inclusivo, las metas globales de salud podrían quedar fuera de alcance.
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