Interna libertaria anulada: cuando la “nueva política” trae los peores vicios de siempre

La ilusión de que algunos dirigentes libertarios venían a “hacer las cosas distinto” vuelve a chocar de frente con la realidad. La Cámara Nacional Electoral dejó sin efecto la interna que La Libertad Avanza celebró en enero en Concordia, al detectar irregularidades que comprometen la transparencia del proceso. En pocas palabras: el partido que acusa a todos de “casta” protagonizó un capítulo que bien podría pertenecer al manual de las viejas malas prácticas políticas. La decisión del tribunal —firmada por los jueces Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera— obliga a repetir la elección local, que ya había sido envuelta en un escándalo: aquella jornada terminó con empujones, insultos y golpes en la puerta de la sede partidaria, una postal que contradice por completo el discurso de quienes prometen “orden”, “meritocracia” y “nueva forma de hacer política”.

Irregularidades graves y un recuento sin credibilidad
Los magistrados confirmaron lo señalado por el fiscal federal Ramiro González y el juez Leandro Ríos: la mesa única exhibió 181 sobres, pero solo 166 firmas de afiliados. Una diferencia imposible de justificar.
La documentación presentada tampoco permitió reconstruir de manera confiable el resultado, lo que afecta directamente la representación de Concordia en la Asamblea provincial. Por eso, la resolución ordena volver a convocar a los afiliados para votar. La interna deberá repetirse por completo.

Una interna feroz que expone la crisis interna
La denuncia fue presentada por la lista 2B, encabezada por Leandro Rivero, alineado con el sector de Gustavo “Chino” Graziano y Eduardo Beswick. Esta corriente acusó a la lista 2A —liderada por Ignacio Cabrera, el supuesto ganador— de manipular el conteo.

Esa lista contaba con el aval de Roque Fleitas, presidente provincial de LLA, quien ahora intenta despegarse, aunque en su propio escrito judicial termina defendiendo al espacio que apoyó públicamente durante la campaña.
La Cámara rechazó la apelación de Fleitas y señaló la inconsistencia del proceso, dejando expuesto que el conflicto interno no es nuevo, sino parte de una disputa feroz por el control del partido en nuestra ciudad, pero también están bajo sospechas otras elecciones de la provincia, solo que las diminutas participaciones del ahora partido gobernante, los llevaron a no decir públicamente ni una palabra,  lo de Concordia se repitió en otras ciudades, pero nadie dijo nada, esperando premios por sus silencios cómplices. 
 
El contraste entre el discurso y la práctica
La anulación confirma lo que muchos dirigentes opositores y analistas vienen señalando: la “nueva política” no está mostrando una conducta distinta a la que critica.
Mientras sus referentes nacionales hablan de moralizar la vida pública, del fin de la “casta” y de una supuesta superioridad ética, en el territorio se reproducen escenas que recuerdan a las peores prácticas de la vieja dirigencia: internas violentas, acusaciones cruzadas, sospechas de fraude y maniobras desesperadas por quedarse con un sello partidario.
La vuelta a las urnas en Concordia no sólo marca un nuevo capítulo de esta crisis interna, sino que desnuda un problema más profundo: quienes prometieron cambiar la política están mostrando, cada vez más, que solo cambiaron los nombres, no las conductas.