Treinta años del Archivo Histórico Municipal
Una comunidad como Concordia, próxima al bicentenario de su fundación, a través de los años fue incorporando una población activa, pujante y progresista. Fue comercial por excelencia. La presencia del río y la ubicación estratégica ayudaron a la actividad comercial y a la idiosincrasia de su población alimentada por el asentamiento de comerciantes que hicieron de Concordia, su centro de operaciones hacia el Alto Uruguay y hacia Buenos Aires y Montevideo, puertos que sirvieron para la vinculación con Europa, principalmente.
La importación y la exportación fueron exponentes del progreso urbano, el movimiento portuario y aduanero La producción de nuestros campos y el aumento de las relaciones comerciales fueron considerables y su influencia benefició al noreste provincial y el sur de Corrientes.
Concordia tuvo importante vida social, con instituciones señeras que marcaron huellas para el futuro. Reuniones sociales, fiestas, carreras de caballos en improvisadas instalaciones, el juego de bochas, pelota a paleta, fiestas patrias, el carnaval, bailes, etc. Las instituciones de gobierno velaban por la seguridad, la salud, el abasto, la educación, calles, higiene, tránsito urbano, el cobro de derechos e impuestos. Se fue afirmando la idea de comunidad organizada y sus motores fueron sucesivamente las Comandancias Militares, Jefaturas Políticas, Municipalidad , Jefaturas de Policía , Alcaldías, Juzgado de Paz, Juzgados de Primera Instancia, etc.
La comunicación dominante, desde la fundación, fue escrita de puño y letra por muchos años hasta mediados del siglo XIX, cuando lentamente surgieron los primeros impresos, pero sin superar, por muchos años todavía, al anterior sistema. ¿Cuánto se habrá escrito? ¿Cuántos testimonios de ese pasado de paz y luchas? En Concordia, los archivos familiares eran comunes, fuera de los archivos institucionales que poseían las Comandancias, Jefaturas, la Iglesia, Juzgados de Paz y muchos otros que han sido trasladados, mayoría a Paraná, o destruidos o saqueados por invasiones, muy comunes en las viejas épocas. Los ejércitos en marcha, llevaban su propio archivo con la correspondencia. Algunos se perdían, por saqueo del vencedor y otros que no habían tenido inconvenientes se entregaban al archivo del Gobierno. Los archivos familiares, de empresas y otras actividades comerciales, han ido desapareciendo por el olvido y abandono de las generaciones sucesorias. Pero hay que reconocer que, si no fuera por los archivos oficiales que han surgido y guardado documentación que ha sido puesta al interés de los historiadores e investigadores, la preservación del pasado hubiera sufrido mucho más.
Concordia ha dormido en el tiempo olvidando el legado de nuestros mayores y cortando el vínculo con el presente. El materialismo la transformó en la “meca de negocios”. La escuela estuvo ausente en la transmisión del pasado que formase ciudadanos, celosos difusores de las raíces iniciadoras y fecundadoras de la comunidad donde viven. La historia del pasado no es un momento muerto, sino plenamente vivo a través de los mensajes guardados en la documentación. Cabe destacar que el Instituto de Profesorado “Concordia”, despertó, allá en la década del 60, en muchos jóvenes el interés por el estudio de la historia que abrió, así, las puertas de la investigación en muchos. Fue una etapa proficua que alcanzó el cambio de siglo. Los planes de estudio de la carrera de la historia perdieron el vigor anterior de su esencia y su razón; los nuevos planes de estudio priorizan otras disciplinas sin ninguna relación con la historia y a ésta la aíslan y los que es peor la parcializan, muchas veces siguiendo corrientes ideológicas ajenas a nuestro ser nacional.
La cultura, en general, elude tener a la historia como parte. Son pocos los pueblos que le conceden ese honor. Así como enseñan disciplinas que tienen relación con la tradición, la historia es parte de ella y consecuentemente es cultura.
En el Instituto de Profesorado “Concordia”, obra de Mons. Ricardo Rösch, los estudiantes de la carrera de Historia, aprendieron el valor del documento como testimonio básico del pasado y crearon conciencia de la necesidad del estudio de la historia de Concordia. Ello obligó, primero a conocer y luego trabajar, los archivos de Paraná, Santa Fe, Corrientes, Buenos Aires, Montevideo y Palacio San José.
Paralelamente fue creciendo la idea de un archivo. No era fácil. Sin embargo, los profesores de historia, participantes de ese anhelo, fuimos guardando documentación recolectada en Concordia como de los primeros años del Juzgado de Paz, del Juzgado de Primera Instancia, periódicos y de la Aduana. El profesor Edgar Poenitz fue el alma mater de este trabajo, base del venidero archivo; historiador de alma, investigador, autor de varios trabajos que fueron publicados, asistente a varios congresos, seminarios en el país y el extranjero, Miembro y fundador de instituciones, coronando con la designación como Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia.
Varios de sus alumnos tomaron el camino de la investigación bajo su constante tutoría, no solo en teoría sino con una rigurosa práctica en varios archivos para luego publicar el resultado con interesantes y desconocidos pasajes de la historia local y regional. También las primeras experiencias en encuentros y congresos. La idea de un archivo propio renació con fuerzas. Siendo Concejal quien escribe el presente, a mediados de 1994 presentó un Proyecto de Ordenanza para la creación del Archivo Histórico Municipal. Por unanimidad obtuvo sanción y el Departamento Ejecutivo, por entonces a cargo del Dr. Jorge Pedro Busti, concretó la promulgación el 5 de octubre de 1994, bajo el Nª 27461. Gran regocijo por el triunfo de un anhelo, del cual participábamos un grupo, cuyo liderazgo ejercía el Prof. Poenitz.
Había que buscar lugar para su funcionamiento. Fue difícil conseguir un edificio con capacidad suficiente, ubicación en un lugar no lejos del centro, de fácil acceso. Ya en el gobierno de Juan Carlos Cresto, se decidió, hasta encontrar un lugar propio, comenzar las actividades de recepción de material y su organización provisoria, utilizar instalaciones de la ex Estación Norte, cedida a la Municipalidad. Fue imposible por ciertas resistencias. Por ello, se optó por el primer piso de la ex Estación Central del F. C.”Justo José de Urquiza”, concedida en cesión por Ferrocarriles Argentinos, para actividades, preferentemente culturales y el cuidado de su edificación. Las propiedades ferroviarias fueron tramitadas, por designación del Presidente Municipal, por los Concejales Vicente Giampaolo y Heriberto Pezzarini.
En el espacio señalado comenzó la actividad, previa una gran limpieza y reparaciones internas y dotación de escaso mobiliario. Luego se incorporó el material documental proveniente del Instituto de Profesorado “Concordia” (Aduana, J. de Paz y Juzgado de 1ª. Instancia), otros recuperados del J. de Paz de los primeros años de Concordia. En la construcción de estanterías fue el valioso aporte del Encargado del Auditorium, Juan Araujo y su personal. El material utilizado fueron algunos tirantes de madera y las conocidas placas de Masissa.
Fue siempre el interés sumar documentación de las viejas familias de Concordia para que fueran consideradas en una eventual publicación sobre la historia de Concordia. Se hizo publicidad, se hicieron contactos, todo fue un fracaso, con la excepción de los descendientes de Juan P. Garat y de Mateo Araujo. Otro escenario tuvo el encuentro con el archivo dejado por el Mayor José Bóglich. Intervino en la guerra de la Triple Alianza, sobre la cual escribió un libro, fue expedicionario al Desierto en la campaña de Roca de 1881, ocupó cargos en la Provincia de Entre Ríos. Fue Jefe de Policía de Departamento de Concordia en los años finales del siglo XIX y primeros del XX, fue miembro de varias instituciones. Fundador del Tiro Federal. Políticamente, simpatizó con el Partido Autonomista Nacional. Vivió hechos relacionados con la Revolución de 1890 en la región, proyectándolo en todo ese período como figura regional incluso, en la Revolución de 1893.
Su archivo, con más de 40 atados, conteniendo documentación diversa de casi medio siglo, mayoría de Concordia y una parte importante del noreste de Entre Ríos y sur de Corrientes. En 1975, la información de su existencia, fue dada al Profesor Pezzarini, vía Jefatura del entonces Regimiento 6 de Caballería local quien pidió que mantuviera secreto el nombre del informante. Esa reserva documental se encontraba en la casa de la familia Wilson donde vivía la hija adoptiva del Mayor Bóglich. Inmediatamente logramos la ubicación de la vivienda y el contacto con la heredera de esa documentación. Nos aseguró su existencia. Le manifestamos el interés de conservarla para el futuro. No dio respuesta, pero manifestó que viniéramos en otro día. Así fue y con mayor suerte que la vez anterior ya que mostró el lugar donde estaba el archivo. Incluso dio un paquete al azar para que fuera abierto y viese el contenido. Sorprendido porque se encontró mucha correspondencia sobre San Salvador, intercambiada con el Cnel. Malarín, fundador de la Colonia en 1889. La cooperación de Bóglich hizo que fuera reconocido como “padrino de la Fundación”.
Convenimos con la Sra. Wilson que hurgara en el archivo la documentación de esa Colonia, la que junto con otros rescates, especialmente del Archivo General de Entre Ríos, fueron muy importantes para escribir “Apuntes para la Historia de San Salvador”. Cumplido con este prioritario compromiso, me propuse el abordaje y rescate del archivo Bóglich para tener una idea del valor como patrimonio histórico para Concordia. Habían pasado unos meses desde aquella visita inicial a la familia Wilson. Fui unido de un gran entusiasmo, llamé a la puerta, una, dos veces y hasta que se abrió y apareció una de las hijas del matrimonio Wilson. La expresión de su cara me alertó de la existencia de un problema, Exactamente, entre sollozos y palabras entre cortadas me informó que su madre había fallecido y que su padre estaba ausente de la casa por su trabajo. Me uní a su dolor, le pedí disculpas por la inoportunidad y le prometí volver más adelante. Esperé un tiempo prudente para no interrumpir el duelo. Fui con esperanzas, salió la misma hija de la visita anterior y con lágrimas, entre cortada su voz, me comentó que su padre había fallecido poco tiempo después de su madre. Quedé mudo y lo único que atiné decirle que lo sentía mucho.. Algo más tranquila, pudo comentarme algunos detalles de lo ocurrido. Aproveche el momento para preguntarle si había alguna posibilidad de que continuara con el archivo Bóglich. Su contestación fue que ese material había sido retirado por el Procurador Sosa Moreyra quien argumentó ser familiar de Wilson y que su propósito era escribir sobre la vida de Bóglich. Fui a la casa que habitaba en Hipólito Yrigoyen y no lo encontré. Pensé que se habría alejado de Concordia. Una persona vecina de Sosa Moreyra, me sugirió que hablase con el P. Norberto O. Charadía muy cercano a la familia del Procurador por haber sacado de una crisis aguda a uno de sus hijos. Con este sacerdote tenía relación por su actividad docente en el Instituto de Profesorado “Concordia”. Una noche, concluida mi clase de Historia Argentina en el mismo establecimiento, fui hasta la casa del sacerdote. Me recibió, hablamos un rato sobre la historia argentina por la que tenía devoción. Terminamos esa introducción y cuando le pregunté si conocía a Sosa Moreyra y si seguía viviendo en Concordia. Me respondió que se había mudado a una casa alquilada en calle Sarmiento, muy cerca de la Escuela Normal.
Tres veces por semana concurría a esa institución para desarrollar mis clases en el Profesorado de la Enseñanza Primaria. Un día, entes de llegar al aula, estacioné el auto en calle Sarmiento y recorrí un tramo de ella y faltando unas pocas casas para llegar a calle Quintana, en una de ellas, al costado de la puerta de entrada, brillaba un chapa profesional con el nombre de Sosa Moreyra y la profesión. Sin perder tiempo toqué el timbre y apareció la persona buscada. Me saludó muy cordialmente, me hizo pasar al escritorio y tomar asiento. Me ofreció un cigarrillo y preguntó cuál era mi inquietud. Le expliqué el motivo y apenas terminé, se levantó molesto y me contestó que tenía el archivo para escribir la historia del Mayor Bóglich. No obstante, le insinué si podía consultarlo, que mi propósito era aspectos de la vida de Concordia y no la vida y obra del Mayor.
Se negó y me escoltó hasta la salida. Un día estando en mis funciones en la Dirección de Cultura, recibí un llamado de Buenos Aires y era Sosa Moreyra. Poco tiempo antes supe por el P. Charadía que se había mudado a la Capital y que cuando consiguiese la dirección y teléfono me los daría. Me pareció raro su llamado. Pensé que podría ser para darme una posibilidad de consulta en el archivo que se llevó con él; me sorprendió su trato amable pues se trataba de un pedido. Que le mandase el listado de todos los Comandantes Militares, Jefes Políticos y Jefes de Policía, antes que asumiera Bóglich. Le contesté que lo haría con la condición de que me permitiera consultar el archivo Bóglich. Yo preparé lo que él necesitaba, pero nunca me llamó.
Al asumir los destinos municipales, el Ing. Hernán Orduna, pidió que me hiciera cargo de la organización del Archivo Histórico Municipal que ya había sido habilitado por Juan Carlos Cresto antes de terminar con su mandato. Cuando hablamos con Orduna le manifesté la existencia del Archivo del May. José Bóglich y todo lo que había pasado Le pedí que la Municipalidad interviniese para el rescate de esa documentación, patrimonio cultural e histórico de Concordia, para su organización valor histórico y custodia en el Archivo Histórico Municipal. Me pidieron que redactase un borrador de nota donde se pidiese la devolución de ese material a Concordia pues era parte de su patrimonio. Así se hizo y en pocos días la correspondencia marchó a Buenos Aires. Pasados unos días llegó la contestación de Sosa Moreira, manifestando que como contribución estaba dispuesto a vender el material a la Municipalidad. Que para el arreglo, autorizaba al Dr. Oscar Rovira, su representante en Concordia. Ante esa instancia entrevistamos al profesional quien expresó que en pocos días estaría en Buenos Aires para conversar y tratar un precio. Fue el Dr. Rovira y volvió con la pretensión del vendedor de una suma de $50.000. El Presidente Municipal nos manifestó que se hiciera una contra oferta con un valor menor hasta $ 30.000. Sosa Moreyra se afirmó en la suma exigida. Toda la negociación terminó en un fracaso, aunque sabiendo que estaba pasando necesidades, se le hizo otra oferta y la postura fue irreductible. Con el tiempo, se intentó contactar a sus hijos, pero sin resultado.
Esta frustración quedó algo remediada cuando se logró incorporar gran parte del archivo particular de D. Juan P. Garat que estaba en la casa donde vivió D. Federico Garat, en calle Hipólito Yrigoyen. Cuando visitamos ese lugar, vivía la esposa de Federico quien aceptó que una parte del material de su suegro, fuera habilitado para consulta e incorporado al Archivo Histórico Municipal. D. Juan P. Garat fue un caracterizado vecino, miembro de familia vasca inmigrante de mediados del siglo XIX. Se dedicó a los negocios relacionados con el campo, administrador del Saladero “Concordia”, bajo distintos dueños. Fue político relacionado con figuras del autonomismo Después de 1890 simpatizó con el radicalismo. En Concordia fue uno de los fundadores y también dirigente. Con el apoyo de figuras separadas de las dos corrientes políticas, fue electo Presidente Municipal por dos períodos. Fue fundador e integrante de la Sociedad Rural, propulsor de la Escuela de Comercio y gestiones para una Escuela Normal. Autor de una variada correspondencia que incluyó a figuras políticas, parientes distribuidos en distintos puntos del país y en Europa, ganaderos, empresarios, etc. Participó, como enlace entre Buenos Aires y Corrientes, de la Revolución radical de 1893, durante el gobierno de Luís Sáenz Peña.
Más adelante se incorporó documentación de un ex empleado municipal D. Mateo Araujo, autor del primer catastro municipal y una parte de los libros comerciales de la firma Ortelli Hnos.
Poco se ha conseguido porque quienes heredaron a los que dejaron testimonios de la historia de su tiempo en su correspondencia, no tuvieron conciencia del valor histórico, basamento necesario para las futuras generaciones.
Nuestro Archivo, institucionalmente ha llegado tarde porque mucho se ha perdido. Gracias a que en otros archivos se ha preservado documentación oficial, la misma fue rastreada, a veces con suerte, en otras no, pero lo recuperado fue importante para publicar, en forma integral, hasta el presente cinco tomos y otro en marcha. Fue el comienzo, la obligación está en continuar. Es necesario convencer que la historia de una comunidad es CULTURA la que debe tener su lugar junto a tantas otras expresiones culturales.
Nuestro Archivo ha marchado con dificultades, pero mayormente el olvido, falta de conciencia histórica, de nuestra Municipalidad, con muy pocas excepciones. A veces se ha tenido que mendigar para conseguir una audiencia, por lo menos, para informar sobre la marcha del archivo en su organización interna y hacerle conocer la degradación del edificio. Hubo un sin fin de promesas que quedaron en intenciones.
Fondo documental exhumado, clasificado y en guarda en cajas confeccionadas en el mismo Archivo.
Aduana de Concordia: Con regularidad desde 1860 bajo administración de Mariano Querencio. Registra 993 expedientes, más Libros diversos de todo el movimiento aduanero, en especial de la época de oro cuando nuestra Aduana fue la tercera de la República, después de Buenos Aires y Rosario. Se complementa con publicaciones de la Dirección General de Aduanas y del Ministerio de Hacienda de la Nación.
Copia de documentación: Corresponde la de centenares de documentos relativos a la historia de Concordia, extraídos en copia de los archivos General de la Nación Argentina, General de Entre Ríos, Histórico de Santa Fe, del Palacio “San José”, General de Montevideo (ROU), etc., mayoritariamente siglo XIX.
Juzgado de 1ª. Instancia en lo Civil, Comercial y Criminal: Contiene 716 expedientes desde la creación del Juzgado en 1872 cuando se nombró el primer Juez Félix Calzada. Fue una etapa irregular por la falta de edificio propio, dificultades en la provisión de jueces y empleados. También en esta etapa, por disposición del Gobierno Provincial, pasó a depender de Concepción del Uruguay hasta que se regularizó su funcionamiento. Posteriormente, el fuero Criminal se desprendió de los fueros civil y comercial. A partir de ese cambio fueron ingresados 657 expedientes.
Juzgado de 1ª. Instancia en lo Civil y Comercial: Desde su separación se incorporaron 1734 expedientes.
Juzgado de Paz: Desde su creación en 1849 y hasta el presente se incorporaron 3978 expedientes, libros y registros.
Municipalidad de Concordia: Por un lado 66 ejemplares entre expedientes y documentos sueltos. En guarda 187 Libros de Sesiones del H.C.D hasta 1950 y que fueron digitalizados.
Hemeroteca: Contiene un centenar de diarios, periódicos, semanarios y revistas desde el siglo XIX y XX.
Reservados: Documentación deteriorada como Libros del Jockey Club, de la Comisión de Lucha contra la Langosta y trabajos hechos por D. Mateo Araujo.
Documentación del archivo particular de D. Juan P.Garat. Contiene más de 200 cartas, aproximadamente desde 1880 en adelante hasta los comienzos de siglo XX, tanto enviadas como recibidas. Los destinos fueron Concordia, Paraná, San Jaime, Chajari, Federal,, Federación, Corrientes, Buenos Aires, Montevideo, Espeleta, Francia y Provincia de Buenos Aires; personajes de la política, empresarios, estancieros, comerciantes y amigos. (Es menester digitalizar, la parte más averiada de esta documentación).
Documentación: Guardada en cajas y atados que corresponden a Federación, V. Libertad., Federal, Colonia Yeruá y Gral Campos.
Libros Registro de la actividad de áreas municipales: Comprenden ejemplares de Contaduría, Tesorería, Tránsito, Abasto, Registro de automotores, de contribuyentes, movimiento de la Asistencia Pública, etc.
Actividad. Apenas habilitado, fines de 1999, el actual local, la prioritaria tarea fue la de traer la documentación en copia traída de los archivos, el material que estaba en el Instituto de Profesorado (Juzgado de 1ª. Instancia, Aduana de Concordia). También se incorporó material de los primeros momentos del Juzgado de Paz- desde 1849- que se encontraba en una habitación del edificio de Tribunales. La Provincia autorizó al retiro de ese material con un plazo breve. El traslado se hizo en un vehículo municipal, una camioneta del entonces Concejal Vicente Giampaolo y el auto particular del Prof. Pezzarini. Transitoriamente, hasta ordenarlo primariamente, ese material se depositó en el Archivo Administrativo de J. J. Paso. Con la ayuda del Prof. Poenitz se hizo el trabajo. Todo quedó en custodia en esa repartición. Cuando se dieron las condiciones se procedió a trasladar todo al Archivo Histórico. Lamentablemente faltaba material. Por ejemplo: un mazo de más de 50 cartas del primer párroco de Concordia, Pbro. Ramón Navarro, (1843-1866). Se hizo el reclamo a la autoridad de dicho Archivo y por contestación fue que habían entrado ladrones, por supuesto nada creíble.
Organización interna. Mientras se organizaba y clasificaba el material, buscamos proveernos de algunos muebles. En el caso de estantes fueron hechos en el mismo lugar, utilizando las placas MASISSA. Con los complementos necesarios, el trabajo fue hecho por Juan Araujo y los empleados del Teatro “Auditorium”. Paralelamente se fue difundiendo ese trabajo a través de los medios de comunicación. Atrajo a escuelas, curiosos, interesados y hasta investigadores. Se concretaron algunas exposiciones documentales guiadas. Hubo interés de conocer, leer documentos y órganos de prensa del siglo XIX y comienzos de XX, por parte de personas de edad, pero que disminuyó por la incomodidad de la escalera. Se siguió con la exhumación, la clasificación, inclusión del contenido en una base de datos, la guarda del documento en una caja y ubicación de las mismas mediante un orden en los estantes que nos hemos referido. Hemos tenido visitantes/ investigadores de la zona, de la R.O.U., de Buenos Aires, de Paraguay, de Chile, de Italia; de Francia (interesados en la figura de J. Hipólito Lesca, en el castillo “San Carlos” en relación a Saint Exupery, etc. Lento fue el trabajo de clasificar todo lo que tuviera valor histórico. Cada expediente, documento suelto, etc. fue leído y considerado su valor histórico, se hacía un corto resumen de su contenido el que era incorporado a la base de datos, mientras que el material exhumado se guardaba en una caja con la identificación correspondiente. Así se llegó a los resultados más arriba expresados. Únicamente dos personas tenían nociones de archivística. El resto del personal, se ocupaba en tarea de limpieza, ordenamiento de cajas en los estantes, fabricación de cajas y ordenamiento de diarios y periódicos. Los interesados, investigadores, escuelas eran directamente atendidos por el responsable del Archivo.
Jornadas de Historia Local y Regional. En año 2014, el Archivo cumplió el vigésimo aniversario de su creación. Con la autorización municipal y con el trabajo de todo el personal del archivo se concretó un programa sencillo El acto inaugural se llevó a cabo el 10 de octubre con palabras del titular del Archivo, Prof. Heriberto M. Pezzarini, del Presidente Municipal Contador Gustavo Bordet, exposición titulada “El Archivo por Dentro” por el Prof. Nicolás Arredondo, disertación sobre “La importancia de los archivos”, a cargo del Director del Archivo General de Entre Ríos, Prof. Juan Capdevila, cerrando el Prof. Pezzarini con el tema “Cnel.de Marina Julio Fonrouge: un francés, argentino y concordiense por adopción”. La segunda jornada del acto inaugural se concretó el 11 de octubre, con las siguientes disertaciones: Martín Ortelli, “Juan Bautista Ortelli y la panadería “La Palmita”, desde su raíces al emporio de una familia centenaria en nuestra región”; Prof. Juan Castell, “Paul Gunther Lorenz, científico y viajero: rescate de sus impresiones del nordeste entrerriano”. A partir de ese acontecimiento, se realizaron la Jornadas de Historia Local y Regional por siete años consecutivos, suspendidas por el flagelo del COVID y con la intención de reanudarlas. Hubo mucha concurrencia, tanto local como regional. Los participantes con interesantes trabajos fueron los profesores Juan Castel, Rosa M. Reissenweber, Daniela Zanandrea, Martín Ortelli, Nicolás Arredondo, Elisa Rey, Omar Lagraña, José Carmarán, Bernardo Salduna y Heriberto M. Pezzarini
Seguir trabajando. En adelante con material todavía no exhumado quedan muchas horas de trabajo silencioso.
Prof.Heriberto M. Pezzarini
Titular A.H.M. Marzo de 2024.
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