Cuando al crédito disponible lo toma el gobierno y el sector privado sufre
En estos días estamos siendo bombardeados con las propagandas de los candidatos a las elecciones Primarias Simultáneas Abiertas y Obligatorias (PASO), y en efecto, hay propuestas tan estrafalarias que ni merecen la pena ser analizas (como la de ese extraño señor que cree que congelando los precios por un año se termina la inflación).
Dejando de lado estos delirios de trasnochados que no se han enterado que al muro de Berlín lo tiraron desde el este, me ha llamado la atención, en particular, la preocupación manifestada en uno de sus spots por uno de los principales candidatos a la gobernación de Entre Ríos. Este aspirante se indigna con justicia ante la falta de créditos que sufre el sector privado, haciendo énfasis, en el caso del sector vivienda, ante la problemática de los créditos hipotecarios insuficientes o demasiado onerosos.
Podemos suponer que su preocupación es genuina, y al respecto “quiere hacer algo” para contrarrestar tan indeseable situación.
En efecto, la carencia o dificultad para el acceso al crédito no es exclusivo del sector de la vivienda, más bien desde el sector privado las quejas sobre la dificultad o encarecimiento de los créditos abarcan varios sectores, tanto empresariales como de hogares.
Una dificultad a considerar es que, por más buena voluntad que pueda tener el futuro gobernador (el del spot comentado o el que sea) la cuestión de la sequía de créditos al sector privado va mucho más allá del margen de acción que pueda tener el gobernador de una provincia. Puesto que la insatisfactoria oferta crediticia constituye una problemática que tiene origen en desajustes macroeconómicos a nivel nacional.
En la literatura económica existe una expresión llamada “crowding out”, la cual se ha españolizado como “efecto expulsión”. El término ya nos da una pauta del fenómeno al cual refiere: aquel en el cual el sector privado posee una reducida oferta crediticia y/o muy cara, a causa de que el sector público demanda fuertemente el ahorro disponible para financiarse así como, en variadas circunstancias, para absorber oferta monetaria a fin de evitar peores presiones inflacionarias de las ya sufridas.
Repasemos entonces las dos causas de la demanda de crédito por parte del sector público:
1- El Tesoro necesita financiarse, dado que posee déficit. El “efecto desplazamiento” se agrava cuando el acceso al crédito internacional es muy limitado, las reservas del Banco Central son escasas y el deudor (en nuestro caso el gobierno nacional) se encuentra fuertemente endeudado. Todo lo cual ocurre en la actualidad.
En este caso la tasa de interés exigida por ahorristas se incrementará para lograr cobertura tanto por la desvalorización monetaria esperada, así como por el riesgo que implica prestarle a un deudor poseedor de un stock de pasivos tan preocupantemente elevado.
2- La emisión monetaria para asistencia al Tesoro Nacional requiere que, en un intento por evitar o morigerar las presiones inflacionarias, una parte sea esterilizada (reabsorbida) por el mismo Banco Central que la emitió, el cual emitirá pasivos monetarios remunerados (que pagan intereses) para su absorción, tales como Letras de Liquidez (Leliqs) y Pases Pasivos, los cuales son actualmente solo adquiribles por entidades financieras, principalmente Bancos.
Cuanto mayor sean las necesidades de dinero por parte del Tesoro así como del Banco Central por las causas recién comentadas, menor será la disponibilidad de créditos para el sector privado, lo necesite éste para inversión o para consumo de bienes durables. Tal este último caso que preocupa tanto al candidato a la gobernación referido, según se desprende de su spot. Es aquí entonces dónde el “efecto expulsión” golpea a los agentes privados que necesitan de crédito: hay poco, y por lo tanto caro.
Al momento de escribir esta nota el Tipo de Interés Nominal Anual para los plazos fijos es de 97%, ese el costo que tiene para los bancos absorber dinero de ahorristas, gran parte del cual las entidades financieras colocarán en el BCRA bajo la contrapartida de un título llamado “Leliqs” o “Pase Pasivo”, en el marco del sostenimiento de un frágil esquema de parcial estabilidad monetaria. Si una empresa o consumidor privado desea obtener un crédito, no sólo deberá pagar la tasa que abona la autoridad monetaria a los Bancos, sino una prima por riesgo, dado que el inversor o consumidor privado no tiene la potestad de emitir dinero para evitar un default.
Por supuesto, los más de 17 billones de pesos adeudados por la entidad monetaria en concepto de “Títulos emitidos por el B.C.R.A” (balance al 27 de julio de 2023) debe generar alguna desconfianza en los bancos, y en algunos depositantes en plazos fijos.
Pese a esa monstruosa magnitud el esquema sigue en pie.
Ante las enormes necesidades de financiamiento del Tesoro Nacional, y de esterilización monetaria por parte del BCRA para no estallar en hiperinflación, la oferta al sector privado, como se dijo, es escasa y cara. Un brutal Crowding Out por dónde se lo mire.
Al respecto es interesante conocer cómo se compone la tasa de interés nominal que piden las entidades financieras para conceder un crédito: R = r + ?? + PR
Siendo:
R: Tasa de interés nominal r: Tasa de interés real
??: Inflación Esperada
PR: Prima de Riesgo (ante la posibilidad de impago del deudor)
En contextos tan fuertemente inflacionarios como el actual, ?? adquiere particular magnitud. La PR hace lo propio cuando la economía posee un grado de incertidumbre muy alto o las proyecciones de actividad no son muy alentadoras, respecto a este último punto el FMI pronosticó que este año la economía se contraerá 2,5%.
Comentamos que las preocupaciones ante la falta de créditos hipotecarios (como de crédito en general) de cierto candidato a la gobernación de nuestra provincia podrían ser sinceras. ¿Qué podría entonces hacer si eventualmente llegara a la gobernación? Pues, dado que no estará en sus posibilidades intentar equilibrar con su sola gestión los descalabros macroeconómicos nacionales que reducirían el “efecto desplazamiento” del crédito desde el sector privado al público, lo mucho que podría hacer, como paliativo, es subsidiar crédito, lo cual como sabemos es disfrutado por el receptor del subsidio viéndose afectado el contribuyente que financia el subsidio sin disfrutarlo.
No pretendo, en estas humildes líneas, criticar a quienes reciben subsidios, y por ello recurriré a la poderosa frase del escritor estadounidense Harry
Browne, la cual sentencia “El gobierno te rompe las piernas, te da una muleta y te dice: si no fuera por el gobierno no podrías caminar”. Ante esta situación, enojarse con quien recibe las muletas en lugar de con quien rompió las piernas, es absurdo e injusto.
La escasez de crédito sufrida por el sector privado en nuestro país, además de tener por causa los desequilibrios macroeconómicos comentados, también es consecuencia de un insuficiente ahorro disponible. Un mercado financiero más grande, eficiente y dinámico podría generar mayor flujo de créditos al sector privado.
En este sentido, un sistema de capitalización privada de pensiones y jubilaciones podría ayudar.
Cuando se analiza el deficiente comportamiento de las extintas AFJPs (Administradores de Fondos de Jubilaciones y Pensiones) no debe omitirse que las mismas estaban obligadas a poseer gran parte de sus carteras en títulos del gobierno. Tal como comenta en una brillante nota Cachanosky N. (julio, 2013), al año 2001 alrededor del 70% de los fondos de estas administradoras estaban colocados en títulos asociados al gobierno. Un sistema de pensiones y jubilaciones privado, más libre en su administración de lo que otrora ha sido, podría brindar dinamismo al sistema crediticio nacional, al dotar de mayor magnitud al sistema financiero, sin someterse a los condicionamientos de un sector público ineficiente y defaulteador.
Compartimos la preocupación del candidato a la gobernación de la provincia, pero advertimos sobre su poca capacidad de maniobra para resolver o paliar la problemática. Sin dudas, el citado efecto Crowding Out le impondrá una gran restricción a su noble objetivo. Un trabajo colaborativo entre Nación y Provincias para lograr equilibrio fiscal, junto con estabilidad monetaria y cambiaria constituyen un punto de partida para que las buenas intenciones puedan plasmarse en resultados concretos en beneficio de la población.
*El autor es Economista, profesor universitario y de nivel medio
Contacto: [email protected]

:format(webp):quality(40)/https://elheraldocdn.eleco.com.ar/noticias/2023/08/01_foto_p18.jpg)