• Economia
  • Policiales
  • Deportes
El Heraldo
  • Opinión

    La Argentina debe romper las cadenas del proteccionismo

    En la segunda mitad del siglo XVIII, un pequeño hombre escocés explicaba a Europa los beneficios de la división del trabajo y de la consecuente especialización productiva.

    04 de diciembre de 2023 - 01:00
    La Argentina debe romper las cadenas del proteccionismo
    Ads

    Ese hombre, considerado posteriormente "el padre de la Economía Política", llevaba por nombre Adam Smith.

    Años más tarde, otro gran pensador inglés, llamado David Ricardo, profundiza y perfecciona las ideas planteadas por Smith, explicando que la ventaja comparativa de cada país permite que, al especializarse estos en aquellas producciones para las que disfrutan de menor costo de oportunidad, y adquiriendo las demás a aquellos países que siguiendo igual criterio se volcasen también a la especialización y el comercio, la producción mundial aumentará, mejorando el nivel de vida de la población en general.

    Regresemos ahora a la Argentina en nuestro análisis:

    Uno de nuestros padres fundadores, conocido como "el padre de la Constitución argentina", por inspirarla, inspirado a su vez en la correspondiente a la de los Estados Unidos de América, el abogado y economista Juan Bautista Alberdi, defiende con su pluma exquisita las ideas favorables al libre comercio en un país extenso, y entonces poco poblado, mayormente analfabeto y desconectado. Varios son los párrafos en que se aboca a tal loable tarea, citaré uno animando al lector a profundizar en la lectura de dicho autor, reza el mismo:

    "El comercio, que es el gran pacificador del mundo después del cristianismo, es la industria internacional y universal por excelencia, pues no es otra cosa que el intercambio de los productos peculiares de los pueblos, que permite a cada uno ganar en ello su vida, y vivir una vida más confortable, más civilizada, más feliz" (Alberdi, 1872).

    Las ideas cimentadas por Smith y Ricardo acerca de los beneficios de la división del trabajo, la especialización y el comercio, fueron ampliadas y pulidas por pensadores posteriores, y es uno de los pilares fundamentales de la escuela de pensamiento a la cual adhiere el presidente electo: la cada vez más consultada Escuela Austríaca de Economía.

    El período más floreciente de nuestra historia, por supuesto con sus grises, durante el cual reinó el llamado casi con desprecio "modelo agroexportador" abrazó esas ideas de apertura, llevándonos en 1895 al primer puesto en el podio mundial en cuanto a PBI per cápita, y a pesar del calificativo que, sin inocencia busca asociarlo a unos supuestos beneficios exclusivos e injustos de grandes estancieros o terratenientes en detrimento del sector industrial, el mismo se fundamentaba en la escuela industrialista escocesa y gracias a sus pilares la Argentina logró que en 1932 su sector industrial fuese mayor que el de Brasil y México juntos.

    La década de 1930 nos encuentra con una sustitución de importaciones más bien impuesta que planificada.

    Primero por la gran recesión estadounidense de 1929 de consecuencias mundiales, y luego por la segunda guerra mundial. La menor demanda y menores precios de nuestros productos de exportación, a raíz de la gran recesión, impedían la generación de suficientes divisas como para adquirir la cantidad deseada de productos e insumos importados, lo cual imponía su producción local.

    Pero a poco de finalizar la segunda guerra mundial con previsible resultado desfavorable para el eje nazi-fascista, y más precisamente en julio de 1944, los acuerdos de Bretton Woods diseñan un nuevo orden mundial de post guerra en el cual la apertura comercial iría desplazando al proteccionismo reinante. Sin embargo, Juan Domingo Perón, quien asume la presidencia en 1946, interpreta equívocamente la dirección económica del mundo y de la historia y, temiendo que la paz mundial no lograse prosperar y que incluso se desatase una tercera gran guerra, instaura un modelo de fuerte impronta proteccionista, nacionalista y estado intervencionista.

    Vale decir, por supuesto, sin las características de criminalidad y de autoritarismo feroz de los nacionalismos que se habían derrumbado en Italia y Alemania, y contando además con creciente apoyo de las masas obreras.

    El modelo de apertura queda en el pasado ante la imposición del pomposamente llamado Modelo de Industrialización mediante Sustitución de Importaciones (ISI). Esta situación no fue del todo corregida por posteriores gobiernos no peronistas o incluso antiperonistas lo cuales no pudieron, no supieron o no quisieron desarmar del todo el esquema instaurado por el modelo ISI.

    Se ha dicho que la dictadura militar (1976 a 1983) y las presidencias de Carlos Menem (1989-1999) propiciaron la apertura “indiscriminada” de la economía. Si bien, la afirmación es cuestionable, es cierto que hubo cierto grado de apertura, pero debe recordarse que el déficit fiscal y el atraso en el tipo de cambio sufrido en ambos procesos políticos, arrojó resultados que llevaron a la decepción.

    A pesar de ello, con un de tipo de cambio no competitivo (algo que curiosamente era contrario a la recomendación del Consenso de Washington y a pesar del mito de que en nuestro país se aplicó a rajatabla tal decálogo en la década del 90) y los efectos nocivos de tal situación en las industrias productoras de bienes transables internacionalmente, la mayor apertura a las importaciones permitió adquirir maquinaria y tecnología que modernizaron e impulsaron la productividad de las industrias que sobrevivieron a la feroz competencia externa agravada por un tipo de cambio “atrasado”.

    Así comenta este fenómeno el autor Ricardo Rojas:

    “Fue ésta una etapa de rápida modernización industrial, caracterizada por fuertes inversiones y medidas para mejorar la eficiencia, que llevaron a considerables despidos de personal (menos 19 por ciento) y a incrementos sin igual de productividad por empleado (un aumento extraordinario del 82 por ciento). La productividad laboral en la industria argentina se desarrolló con tanta fuerza durante este período que la brecha de productividad con respecto a los Estados Unidos, que se había ampliado en la década de 1970 y 1980, disminuyó ahora en 10 unidades porcentuales” (Rojas, 2003: 102).

    Los defensores de proteccionismo argumentan con ferocidad que la protección “genera empleo”, pero más bien lo que genera es una mala asignación de recursos, los cuales se desvían de sectores competitivos hacia aquellos que necesitan del paraguas proteccionista para sobrevivir, lo cual les facilita un mercado cautivo, compuesto por consumidores que deben pagar altos precios por bienes que podrían conseguir con mayor variedad de calidades y precios mediante la importación si el proteccionismo fuera desmantelado o al menos disminuido considerablemente.

    Por otro lado, el argumento de la creación de empleo mediante el esquema proteccionista esconde cierta trampa.

    Esta acusación se entenderá mejor con un ejemplo: supongamos que un productor o comerciante de un bien, digamos miel, se manifiesta favorable a que la industria textil se beneficie del proteccionismo porque tal situación “genera empleo” en dicho sector.

    Este productor apícola está siendo perjudicado sin saberlo por las ideas que defiende probablemente con plausibles intenciones.

    En efecto, los consumidores deberán pagar más por las prendas de vestir que en una situación de apertura comercial, el poder de compra de sus ingresos será por lo tanto menor, y por lo tanto dispondrán de menor capacidad para la compra de otros bienes, por ejemplo, miel a nuestro apicultor citado.

    Así es como el proteccionismo crea trabajo en determinados sectores (lo que se ve) estorbando la generación de riqueza y empleo en otros (lo que no se ve).

    Al respecto ya el economista francés Frédéric Bastiat, en el siglo XIX, invitaba a los economistas a considerar no solo los efectos visibles de determinadas políticas económicas sino también aquellos que “es preciso prever”.

    Dicho todo esto ¿logrará el presidente electo Javier Milei y su equipo económico que la Argentina sepulte su carácter de país proteccionista abriéndose con contundencia al comercio internacional?

    Las dificultades no son menores.

    El Mercosur, con imposiciones tales como el Arancel Externo Común, nos anticipa que la tarea será ardua y conflictiva.

    La resistencia cultural será feroz, los empresarios que disfrutan de enriquecerse bajo mercados cautivos, así como sectores sindicales ligados a estas industrias no competitivas, intelectuales defensores del Estado grande e intervencionista, y políticos amigos y/o socios de empresarios prebendarios, opondrán toda clase de obstáculos y esgrimirán los famosos argumentos de la supuesta generación de empleo que el proteccionismo ofrece.

    En este proceso de resistencia al cambio podrían intercalarse argumentos nacionalistas y hasta algunos imbuidos de cierta xenofobia.

    La difícil estabilización económica dada la herencia devastadora en cuanto a desequilibrios macroeconómicos generados o profundizados por el gobierno saliente, llevarán a meses complejos que quizá generen tempranos cuestionamientos a la nueva administración.

    Pero… de ser enfrentadas inteligentemente estas resistencias, de lograr el presidente electo una administración eficiente, ordenada, desprovista de los vicios de la ya, esperemos, vieja política, y junto a un equipo idóneo de profesionales altamente capacitados, con la visión y convicción necesaria, logrando gobernabilidad a pesar de una oposición probablemente implacable… Si puede lograr esta nueva administración enfrentar con coraje, grandeza y efectividad estos enormes desafíos, entonces la Argentina podrá nuevamente incorporarse al club de los países más prósperos del mundo, siguiendo el sendero de la apertura comercial y de la libertad económica que nuestros padres fundadores nos señalaron. Que así sea.

    *El autor es Economista y profesor universitario

    Temas
    • OPINION

    AUTOR

    El Heraldo
    El Heraldo
    Ads
    Ads
    Ads
El Heraldo
SECCIONES
  • Agro
  • Carnaval
  • Ciencia
  • Cronograma
  • Cultura
  • Deportes
  • Ecología
  • Economía
  • Educación
  • Efemérides
  • Espectáculos
  • Gastronomía
  • Informativo Docente
  • Interés General
  • Opinión
  • Policiales
  • Política
  • Salud
  • Sociales
  • Tecnología
  • Turismo
  • Judiciales
2025 | El Heraldo| Todos los derechos reservados: www.elheraldo.com.arEl Heraldo S.R.L es una publicación diaria online · Director Periodístico: Roberto W. Caminos
Términos y condicionesPrivacidadCentro de ayuda
Powered by
artic logo