Víctor Juan Guillot
Tal vez ya casi nadie recuerde a Víctor Juan Guillot que había nacido en Concordia el 5 de octubre de 1899 y que fue un estupendo narrador, dramaturgo y político, como así también un reconocido periodista.
En su breve vida, tuvo un pasaje por la política que no pasó desapercibido, ya que fue Diputado Nacional por la Capital Federal militando en la Unión Cívica Radical en cuatro oportunidades (1926- 30; 1930- 34; 1936- 40 y 1940- 44)
Era serio y parco de palabras, como lo describe Manuel Gálvez
Su compromiso con la política fue notorio, como quedó demostrado en 1933 sumándose a la denominada Revolución del teniente coronel Gregorio Pomar, Roberto Bosch y Atilio Cattáneo contra el gobierno ilegítimo del general José Félix Uriburu y de Agustín P. Justo después, con levantamientos en Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos. Los combates son intensos y se producen varios muertos y heridos, aunque finalmente la intentona fracasa y hay muchos conocidos dirigentes radicales detenidos; primero en el penal de Martín García y luego son trasladados a Ushuaia. Son ellos Honorio Pueyrredón, José Luis Cantilo, Raúl Barón Biza, Adolfo Güemes, Ricardo Rojas, Enrique Mosca, Manuel Ruiz Moreno y Víctor Juan Guillot.
EL NEGOCIADO
DEL PALOMAR
LA TRAMA: Las hermanas Pereyra Iraola, María Antonia y María Luisa ofrecen al Ejército Argentino los terrenos contiguos al Colegio Militar de la Nación. Toda el área denominada El Palomar (donde se libró la Batalla de Caseros). Son las restantes 222 hectáreas. El Ministerio de Guerra tiene genuino interés en esas tierras a fin de ampliar las instalaciones de la Institución, aunque no está dispuesto a pagar lo que no valen ya que son tierras bajas y anegadizas y su valor solo lo constituye la cercanía con la Base Aérea de El Palomar, asiento de la 1ª Brigada Aérea y la necesidad de ampliación del Colegio Militar para la formación de 1.200 cadetes.
Las negociaciones se fueron dilatando por los diferentes dictámenes obrantes en el voluminoso expediente, ya que el ofrecimiento que establece la Comisión ad hoc determina un valor de 0.20 pesos el metro cuadrado de esos terrenos, lo que no es aceptado por las hermanas Pereyra Iraola. Este "impasse" es roto después de un tiempo por los señores Néstor Luis Casás y Jacinto Baldasarre Torres que ofrecen al Ministerio de Guerra los terrenos que dicen haber comprado a las propietarias a razón de 1.10 pesos el metro cuadrado.
En el interín se produce la asunción del mando presidencial por parte del Dr. Roberto Marcelino Ortiz de la UCR Antipersonalista que es aliado con los conservadores en un pacto que se denominó La Concordancia y logra derrotar a la fórmula Marcelo T. de Alvear por la UCR y el socialista Nicolás Repetto en elecciones fraudulentas.
Como la Comisión oficial ya ha emitido dictamen por un precio menor a ese, ya que los terrenos no lo valen, llama la atención que en la Ley de Presupuesto de ese año (1938) incluye un artículo autorizando al Ministerio de Guerra a pagar 1.10 el metro cuadrado.
El Decreto 26.641 aprueba la compra de los terrenos el 24 de abril de 1939.
Era un escándalo, Baldasarre y Casás vendían al Estado los terrenos, de los que ni siquiera eran dueños en dos millones quinientos mil pesos. A todas luces los dos “intermediarios” se embolsaban un millón de pesos, sin arriesgar un solo peso.
Pero la revista sensacionalista “Ahora” encuentra un hilo de esta burda trama, el que sin ser muy despierto tenía olor a negociado a simple vista nomás.
Las cosas no podían presentarse de peor manera para el presidente Ortiz. La diabetes que padecía había minado su organismo y estaba quedando ciego. Era presionado para que entregara el gobierno al vicepresidente Ramón S. Castillo.
El público se informaba a través de “Crítica”, no solo de este escándalo sino de la guerra mundial en Europa, donde Inglaterra soportaba los bombardeos alemanes de la Luftwaffe sobre Londres y las principales ciudades.
El diario “Critica” tenía en sus redactores brillantes periodistas y también escritores de la talla de Roberto Arlt y Jorge Luis Borges. Los lectores siguen con enorme interés las novedades del caso de “El Palomar”, donde el senador jujeño Benjamín Villafañe va desgranando la trama urdida por Casás y Baldasarre Torres, pero, también con complicidades oficiales. Víctor Juan Guillot empalidece cuando oye también su nombre en la voz del senador Villafañe. Guillot se presenta espontáneamente a la Comisión Investigadora para que lo investiguen. No puede consentir que su nombre se mencione en el caso. Es interrogado por Vicente Solano Lima con la acusación de que cobró 15.000 pesos a medias con el diputado Bertotto. Guillot niega haber recibido ningún dinero. Solano Lima le dice que la suma la cobró una tal Ana Gómez en su nombre, a la que Guillot niega conocer. Pide que se caree a Ana Gómez con él, pero la tal Ana Gómez ha desaparecido o nunca existió. La oposición le pide la renuncia al presidente Ortiz. La Asamblea Legislativa rechaza esa iniciativa por 170 votos contra 2, o sea el del propio Benjamín Villafañe y Matías Sánchez Sorondo. Uno de los que integraban la Comisión Investigadora era el Dr. Félix Luna quien investigó a Guillot y en su opinión era inocente y más bien víctima de su ingenuidad. Su visión sobre Guillot coincide con Castaño Vivanco, aunque la opinión de este último quedaba un poco invalidada porque Castaño Vivanco era amigo personal de Guillot.
Pesaba sobre Guillot la acusación de haberse repartido con el diputado José Guillermo Bertotto la suma de 15.000 pesos, pero este fue un hecho que jamás se pudo probar.
Una mujer Ana Gómez fue la que cobró esos 15.000 pesos en el Banco Español, aunque Ana Gómez nunca pudo ser hallada después para declarar.
Los amigos temen por la vida de Guillot, pues tratándose de un hombre de honor, no soportaría que su propia familia tuviera jamás alguna duda. Solo saben que ha pasado la noche en vela en la casa de calle Cangallo 2630 donde tiene su escritorio de abogado y vive con su familia. Deciden ir a acompañarlo, pero, ya es tarde y Guillot se suicidó esa misma noche de un disparo.
En cambio, los otros diputados si se probó su culpabilidad y eran: el diputado Kaiser, conservador; Godoy, conservador; Aguirrezabala, radical. Les tocaron 5 años de prisión, pero se habían fugado a Montevideo.
Bertotti en cambio fue indultado por el presidente.
EL ESCRITOR VICTOR
JUAN GUILLOT
Los relatos policiales y de misterio producto de su imaginación de Guillot tuvieron en su momento aceptación del publico lector. Muy al estilo de los grandes novelistas del género, como “Relatos sin importancia” (1920) y “El alma en el pozo” (1925). También incursionó en la novela policial “Terror: cuadros rojos y negros” que parece anticiparse en el tiempo al Isidro Parodi de Honorio Bustos Domecq (Bioy Casares). “El Vampiro” es también otro género que lamentablemente es el único al que es posible acceder (Ediciones Ignotas) a través de Mercado Libre