Uruguay enfrenta una crisis por la alta mortandad de abejas melíferas, un fenómeno que exige acción urgente
En distintas zonas de Uruguay se han registrado episodios de alta mortandad de abejas melíferas, lo que generó preocupación en la comunidad científica local. Investigadoras e investigadores de instituciones locales advierten que estos hechos no son aislados y constituyen una señal de alarma sobre el estado del ambiente y la sostenibilidad del sistema productivo.
El rol esencial de las abejas
Las abejas son los principales insectos polinizadores, responsables de la reproducción de numerosas plantas y de la resiliencia de los ecosistemas. En particular, las abejas melíferas destacan por su aporte a la producción de miel y otros productos de la colmena como propóleos, ceras y apitoxina, de alto valor biológico y económico.
En Uruguay existen aproximadamente 560.000 colmenas, atendidas por unos 2.200 apicultores. La apicultura combina productores exclusivos y familias que dependen de ella como segunda fuente de ingresos. El 95% de la miel producida se exporta, bajo estrictos estándares de calidad garantizados por el Sistema de Trazabilidad vigente desde 2011.
Vulnerabilidad del sector apícola
A pesar de su importancia, la apicultura es un rubro vulnerable. Los apicultores controlan aspectos como genética, sanidad y buenas prácticas, pero dependen del entorno para la nutrición de las abejas y su exposición a agroquímicos.
Las abejas melíferas pueden recorrer hasta 28 km² alrededor de sus colmenas, lo que las expone a múltiples factores fuera del control de los productores. Esta amplitud convierte a las colmenas en sensores ambientales, capaces de reflejar la calidad del aire, agua y suelo, así como la presencia de pesticidas o la pérdida de biodiversidad.
Señales de alarma
Investigaciones nacionales reportan pérdidas anuales cercanas al 30% de las colonias, asociadas principalmente al estrés nutricional y a la sobreexposición a pesticidas. Estos factores dependen directamente del uso del suelo, las prácticas de manejo y el cumplimiento de normativas.
La mortandad masiva de colmenas no solo implica pérdidas económicas para los apicultores, sino que también refleja desequilibrios ambientales de mayor alcance, que afectan a insectos silvestres, peces, plantas y microorganismos, con consecuencias ecológicas y sociales que podrían no ser visibles en el corto plazo.
Llamado a la acción
La comunidad científica exhorta a los gestores de políticas públicas a actuar con seriedad y urgencia. La ciudadanía uruguaya tiene derecho a un ambiente sano y seguro, y la situación actual interpela al conjunto de la sociedad sobre el modelo de desarrollo que se está construyendo.
Los investigadores proponen un diálogo colaborativo y horizontal entre ciencia, sectores productivos y gobierno para mejorar las prácticas agropecuarias y fortalecer la sostenibilidad del país.
“Creemos firmemente que es posible continuar siendo un país agroexportador mientras se protege la salud de los ecosistemas y de la población, pero para ello es necesario actuar con decisión, responsabilidad y visión de futuro”, señalan los autores.
La mortandad de abejas en Uruguay es más que un problema del sector apícola: es un indicador de crisis ambiental que afecta la biodiversidad, la producción de alimentos y la salud de la población. La protección de los polinizadores se convierte en una prioridad estratégica para garantizar la sostenibilidad económica y ecológica del país.

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