Una capillita, en Salto Chico
Fue en 1769 que había una pequeña capillita, a la que se le dedicó, a San Antonio de Padua, sujeta a Yapeyú. Fundada Concordia, por el padre Mariano del Castillo, se construyó en 1832, una capilla de adobe y paja dependiente de Mandisoví. Ya para 1847 creóse la Parroquia, que correspondía a todo el departamento.
Urquiza, la trasladó a la escuela pública en 1849, que el mismo cura, era el maestro. Para 1883 se la volvió a trasladar, en la esquina de la policía. Recién en 1899 se inauguró la iglesia parroquial definitivamente donde hoy está nuestra Catedral.
Nuestro Santo Patrono, le tocó ir cambiando de lugar y siempre estuvo protegiéndonos. Este año no tuvo su salida de procesión, como es tradicional, todos los 12 de junio. �0l lo mismo habrá escuchado, a sus feligreses, y a todos los vecinos, nos ayude como mediador, por ser nuestro Patrono de Concordia, y que, por su intermedio, conseguir la protección de Dios, en esta difícil situación que estamos atravesando y que vive su pueblo.
Ahora terminaré con una anécdota de su vida, para recordarlo.
Antonio, nació en Portugal, y allí sintió su vocación de ser misionero. Partió a Marruecos donde pasó un largo tiempo misionando, pero enfermó, y decidió volver a su pueblo natal. El barco en que regresaba, desvió su ruta y quedó en Italia. Allí desarrolló su misión apostólica, y finalmente se radicó en Padua. Dicen que tenía una enorme memoria, y una voz muy potente, además, un poder de convicción en sus sermones que convertía a multitudes. Al morir produjo milagros por su intercesión, por eso fue, que tiene por todo el mundo sus fieles seguidores.
Cierro esta nota, con el escudo que primero tuvo Concordia, donde simbólicamente se ve, la representación de la religión, con un sacerdote, y de la naturaleza, del río, la palmera y el sol.
Teresita Miñones de García.