Un niño humilde que llegó a Presidente
Ese niño humilde sanjuanino, fue el quinto hijo de 15 hermanos.
Su padre, de gran energía patriótica y su madre, de grandes virtudes de honradez, sencillez, que la llevaban al heroísmo.
Cuando Rivadavia crea un Colegio para darles a 6 jóvenes gratuitamente ropa, alimentación y educación, él no lo consiguió ese deseado beneficio, a pesar de su antecedente brillante que tenía como alumno destacado. Tampoco en Córdoba consiguió una beca.
De todas maneras, siempre permanecía con un apasionado deseo por estudiar y leer todos los libros que estuvieran a su alcance.
Es solo ayudado por su tío, el presbítero José de Oro que influye en hacerlo un intelectual.
Sarmiento en uno de sus libros lo ratifica diciendo "a él le debo mis instintos por la vida pública, mi amor a la libertad, a la patria, y a mi consagración al estudio".
Ya maduro en 1845 el Ministro Monti le encarga estudiar los nuevos sistemas educativos, y lo envía a Europa y a Estados Unidos.
A su regreso, funda en Chile, la Escuela Normal de Profesores y actúa como director y profesor. Todo esto ocurre mientras él estaba exiliado.
Cuando regresa a la Argentina, fue nombrado gobernador de su provincia. Organiza el departamento de Topografía, el primer mapa de dicho lugar, oficina de estadísticas, y estructuras de Policía urbana y rural. Todas estas obras las realizó a nivel país cuando fue nombrado Presidente, además de Inspección de Correos, y Telégrafo, de la Aduana, la ley de contabilidad.
Canalización del río Bermejo, y el río Limay. Ordena Legislar sobre los límites interprovinciales y nacionales. Naturalización de extranjeros. Sanciona el Código Militar, y modifica el Código de Comercio.
En materia educativa, completa su fecunda labor, en el periodismo, en los libros y en las escuelas. Funda Colegios Nacionales. Facultad de Ciencias Exactas, Observatorio Nacional, Escuela de Minería y Agronomía. Cátedras de Instrucción Cívica, Gimnasia, Veterinaria, Instituto para Sordomudos, Cursos nocturnos para adultos. Escuela Naval, Colegio Militar. Alienta la formación de Museos, Gabinetes de Física y laboratorios. Oficina de canje de libros con otros países. Promulgando la ley N° 419 en el año 1870.
Ordenó la compra de la Casa de la Independencia de Tucumán. Se ocupó de la Justicia, ordena publicar sus fallos.
Su obra fue enorme en todo sentido en lo que fuera Educación y Enseñanza. Por todo esto fue reconocido como EL MAESTRO DE AMÉRICA, por su obra tan trascendental que realizara, en Educación popular, sin paralelos.
En el Congreso de Ministros de Educación celebrado en Nicaragua, el Doctor Jerónimo Ramírez Brown, así lo estableció en 1943, en su aniversario de su muerte en Paraguay el 11 de setiembre de 1888, a los 77 años.
Sarmiento en Concordia como presidente.
Estuvo en Concordia con motivo de la inauguración del Ferrocarril del Este Argentino en 1873, y en dicha estadía, visitó nuestra primera Biblioteca Popular, y donó una importante cantidad de libros, que con el tiempo se llamó "Olegario V. Andrade" en otra dirección. Sarmiento fue acompañado en dicha visita por Dardo Rocha y por Vélez Sarsfield.
Visitó al General San Martín en Francia en 1846 y dijo: ”Hay en el corazón de este hombre una llaga profunda, que oculta a las miradas extrañas, hechos tan grandes, tanta gloria y tanto olvido silencio”.
Sarmiento dijo: ''Soy soldado con la pluma o con la espada, combato para poder escribir”. Escribir es pensar”.
Recordemos de Sarmiento su apasionado interés por el bien público, su honradez acrisolado, su amor por la libertad, su obsesión por la Educación Popular, todo esto, hacen de un inolvidable hombre de bien, y de enorme valor intelectual, que lo puso al servicio pleno a su patria.
“Donde no hay educación, no hay crecimiento para un país”. Apenas entró como presidente preguntó, cuántos analfabetos tenía el país y al enterarse, atacó a fondo el tema, y se dedicó a rever dicha situación. Llegó a pasar a ser el país mejor, y modelo de toda Sudamérica. Con eso logró además un tiempo de gran prosperidad productiva en general. Estos datos de investigación, son parte de la Biblioteca Popular “Olegario Andrade”.
En lo personal para cerrar esta nota; cuando de pequeña viví en Mendoza, fui a una escuela popular de barrio, llamada, “Sarmiento”. Allí las enseñanzas seguían, según las reglas de las enseñanzas básicas del MAESTRO, y la prioridad era, ortografía, caligrafía, y lectura, de una enseñanza única, y diferente. Además de premiar al alumno por el esfuerzo, la perseverancia, el compañerismo y la asistencia a clase. Leer y escribir con verdadero entusiasmo, dedicación y amor por la escuela, y enorme respeto por los maestros, porque ellos se brindaban a pleno, y se hacían querer.
Teresita Miñones de García