Un llamado a la justicia, la educación y la independencia social

Frente a autoridades municipales, policiales, militares y representantes de diversas instituciones de la comunidad, el obispo destacó que los males que hoy aquejan a la sociedad argentina no provienen de una corona extranjera, sino de “diversas clases de dependencias y males estructurales” como la pobreza, la indigencia y el narcotráfico.

Zurbriggen alertó sobre el avance del narcotráfico que “quiebra el tejido social y siembra muerte y dolor”, así como la dramática situación de quienes viven en la indigencia, “una pobreza integral” que afecta sobre todo a niños y adolescentes con graves dificultades de desarrollo intelectual y educativo por falta de una buena alimentación.

El eje de su mensaje fue la educación como herramienta transformadora y como garantía de igualdad de oportunidades. En este sentido, citó el documento de la Conferencia Episcopal Argentina de 2008, “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad”, remarcando que es urgente “otorgar capital importancia a la educación como bien público prioritario”, capaz de promover inclusión, participación y paz.

“Hay que apostar por la educación”, subrayó el obispo, e instó a repensar la tarea educativa con creatividad, adaptada a las distintas realidades sociales, que capacite para la vida, transmita valores y forme para el trabajo.

Finalmente, en un tono esperanzador, invitó a confiar el destino de la Patria al amor misericordioso de Jesús, con el deseo de construir una sociedad “fraterna, justa e independiente”, tal como lo soñaron los próceres de 1816.