Reflexión del Obispo Gustavo Gabriel Zurbriggen para Concordia
En diálogo exclusivo con El Heraldo, Gustavo Gabriel Zurbriggen, obispo de la diócesis de Concordia, compartió un mensaje de reflexión al cierre de este 2024, destacando los desafíos y oportunidades que enfrenta la región y subrayando la importancia de la esperanza y la fraternidad.
El obispo hizo un balance del año que culmina, reconociendo los momentos de luces y sombras que caracterizan a todo ciclo. “Uno tiene que dar gracias a Dios por el año vivido, por los encuentros, por la posibilidad de caminar junto a tantas personas en esta amplia diócesis que abarca los departamentos de Colón, San Salvador, Concordia, Federación y parte de Federal”, señaló.
A lo largo de sus visitas, Zurbriggen ha percibido la resiliencia y el esfuerzo de las personas para superar las dificultades, muchas de ellas crónicas en Argentina. “Sumando y restando, este año nos invita a agradecer y a seguir trabajando juntos, con el apoyo de sacerdotes, laicos y consagrados que ponen el hombro para que el servicio de la Iglesia llegue a quienes más lo necesitan”, afirmó.
Navidad: un llamado a la fraternidad
En vísperas de la Navidad, Zurbriggen reflexionó sobre el significado profundo del nacimiento de Jesús, enfatizando que es una manifestación del amor infinito de Dios hacia la humanidad. “Cada ser humano tiene una dignidad infinita porque somos amados por Dios. Desde el más encumbrado en lo social y económico hasta el último, todos somos iguales ante Él”, destacó.
El obispo instó a los cristianos a reconocer este amor en sus vidas y a comprometerse con la defensa y el cuidado de la dignidad de cada persona. “La fiesta del nacimiento de Jesús nos invita a construir una nueva humanidad, basada en el amor, la solidaridad y la justicia”, expresó, subrayando la necesidad de fomentar una comunidad más fraterna y humana.
Concordia: una ciudad de contrastes y potencialidades
Sobre la realidad de Concordia, ciudad señalada en reiteradas ocasiones como la más pobre de Argentina, Zurbriggen ofreció un análisis profundo y matizado. “No es una ciudad pobre. Es una ciudad de contrastes, con sectores de gran prosperidad y otros en condiciones de extrema precariedad”, afirmó.
El obispo señaló que la pobreza en Concordia trasciende lo monetario, abarcando aspectos educativos, estructurales y sociales. “Faltan trabajo, cultura del trabajo, capacitación, educación, salud y, en algunos casos, alimentos. Esto, sumado a la problemática del narcotráfico, complica aún más el panorama”, describió.
Sin embargo, Zurbriggen destacó el potencial de la ciudad. “Concordia es una ciudad bendecida por Dios, con muchas posibilidades de desarrollo gracias a su ubicación estratégica y su riqueza productiva. Hay esperanza para superar las dificultades sociales, pero requiere un esfuerzo conjunto”, expresó.
Finalmente, llamó a la acción, afirmando que, desde la Iglesia, “es mejor hacer que hablar”. Con presencia activa en los barrios más vulnerables, la tarea pastoral busca acompañar a quienes más lo necesitan, promoviendo el trabajo conjunto hacia una sociedad más justa y solidaria.
El compromiso silencioso de la Iglesia en Concordia
El obispo Gustavo Gabriel Zurbriggen destacó la labor comprometida de los párrocos que trabajan en los barrios más vulnerables de Concordia. “Muchos párrocos están trabajando en barrios muy carenciados, visitándolos, organizando talleres, Cáritas, encuentros y promoviendo la dignidad humana en silencio. Porque las cosas de Dios hay que hacerlas en silencio. Jesús nos enseñó que las cosas se hacen por amor a Dios y al prójimo, sin esperar reconocimiento”, reflexionó.
Además, compartió detalles sobre los cambios realizados en las parroquias de la diócesis durante este año. En abril y mayo, debido a la enfermedad de un sacerdote, se realizaron ajustes urgentes.
“Hoy, concretamente, hemos anunciado el traslado de 15 sacerdotes que implican cambios en 12 parroquias. Es algo normal en la vida de la Iglesia, más aún cuando llega un nuevo obispo”, explicó.
Zurbriggen destacó que estos cambios, que se efectivizarán entre mediados de febrero y marzo de 2025, son fruto de un proceso de diálogo y discernimiento. “He conversado mucho con los sacerdotes, escuchando sus necesidades y deseos. Algunos pidieron cambios, otros buscaban una comunidad con características específicas o una parroquia más pequeña. Estas decisiones no fueron arbitrarias ni fáciles; se tomaron con cuidado, considerando el bien de las comunidades y de los mismos sacerdotes”, aseguró.
Finalmente, el obispo subrayó que los cambios en las parroquias son una oportunidad para la renovación tanto de las comunidades como de los sacerdotes, fortaleciendo el compromiso pastoral en toda la diócesis de Concordia.
Un saludo final lleno de esperanza
El obispo Gustavo Gabriel Zurbriggen dejó un cálido mensaje a los lectores de El Heraldo y a toda la comunidad de Concordia al despedir el año:
“Quiero desearles una feliz Navidad. Desde la fe cristiana, recibimos al Hijo de Dios hecho hombre que nos ama, el amor de Dios que se nos regala y que nos ofrece comenzar una nueva humanidad, una comunidad solidaria y fraterna, que tanto nos cuesta construir, pero a la que estamos llamados cada año. Mi deseo es que esta Navidad llene sus corazones con ese amor de Dios que se regala en Jesús, renueve la esperanza cristiana y no nos dejemos vencer por lo malo que sucede en el país. Dios nos ama y nos da la fuerza para intentar algo nuevo. Esa es la verdadera esperanza, el regalo del amor de Dios”.
También extendió sus buenos deseos para el año próximo: “Les deseo un feliz año 2025. Ojalá sea mejor que este que termina. Siempre deseamos algo mejor para el futuro, y confío en que juntos podemos construirlo. Mi bendición para todos”.
Respecto a sus planes personales para las fiestas, Monseñor Zurbriggen compartió: “Navidad la pasaré en Concordia, pero para Año Nuevo posiblemente visite a mi hermano y su familia en Santa Fe. Hace bien pasar al menos una de estas fiestas con la familia”.
Finalmente, como hincha de Boca, envió un mensaje especial a los fanáticos del club: “Bueno, lo mejor para los hinchas de Boca. Que superemos las dificultades que hayamos tenido este año y tengamos esperanza. Avancemos juntos”.
Con estas palabras, el obispo cerró el encuentro, reflejando un mensaje de fe, unidad y esperanza para todos los habitantes de la diócesis de Concordia.
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