Recordando al restaurante Bazzarelli
Esta es una recordación de lo que fue, uno de los más tradicionales restaurantes de Concordia durante muchísimos años, por la excelencia de sus platos y aun hoy se encuentra gente que lo conoció y pudo apreciar la especial manera de preparar sus recetas Todos lo conocían como �Slo de Bazzarelli⬝ o �SRestaurant Bazzarelli⬝, pero en realidad se llamaba �SVenecia⬝ aunque eran pocos los que lo sabían.
Tuve la fortuna de conocerlo y también apreciar las bondades de su cocina, donde uno podía encontrar las tradicionales comidas italianas y especialmente pastas, más las varias salsas que preparaba, mariscos de todas las formas y algunas de la cocina francesa y española y esta era sobresaliente, jamones, tortillas, omelettes, mariscos y paellas valencianas, pero también sus callos a la madrileña con una preparación especial.
Eran también memorables sus platos criollos como sus empanadas, pucheros, la carbonada, también el locro, pero este último solo en las fiestas patrias.
Durante esos años fue este un sitio que estaba a la altura de una ciudad que crecía en tamaño y la expansión de su producción comercial e industrial y no tenía nada que envidiarle a la cocina de restaurante de cualquier gran ciudad.
Por lo que pude averiguar, se había iniciado antes de 1930 en un local que estaba en la calle Entre Ríos 489, pero era un sitio no muy apropiado para desarrollar la actividad gastronómica y que a pesar de eso, comenzó a hacerse conocido en la ciudad y en la zona.
Era propiedad de Nicolás y Rafael Bazzarelli. Cuando falleció Nicolás quedó al frente Rafael quien le dio otras características al negocio y también supo vincularse muy bien en Concordia con el grupo social de emprendedores, que en ese tiempo abundaban. Lo primero que hizo fue trasladar el local a un sitio más apropiado y amplio, en la calle Entre Ríos 515, que fue donde yo lo conocí.
Este cambio modificó también la clientela del viejo bodegón, ya que el atractivo del nuevo ambiente en las flamantes instalaciones donde se accedía a un gran hall, hizo que el remozado restaurante ganara otro público, especialmente femenino que por supuesto, le dio mayor categoría al popular comedor.
Los viejos clientes del primer local, acostumbrados al rústico mostrador de la antigua casa, y a pasar el tiempo acodados allí, gradualmente se fueron retirando.
También fueron evolucionando los platos que ofrecían y la presencia de quesos de distintos tipos, su cocina lo mismo que los fiambres y los vinos. Los viejos vinos de litro fueron reemplazados por los vinos ¾ de muchas marcas y bodegas.
Conocí a don Rafael Bazzarelli y lo recuerdo perfectamente, con sus lentes de grueso armazón y su impecable delantal, porque también atendía personalmente algunas mesas, especialmente de sus conocidos.
No pude disfrutarlo mucho ya que por razones de edad, llegué tarde a esas memorables cenas y postres, estos últimos también a la altura del resto de los platos con sus natillas, tarta de frambuesa con queso crema.
Por allí pasaron figuras nacionales del arte y la cultura, poetas, escritores, periodistas y músicos de todo tipo y género. También hombres de la política y del espectáculo pudieron conocer y ponderar una cocina de primera. También allí se celebraron fiestas familiares, homenajes y celebraciones. Era también el sitio que frecuentaban los compradores de fruta y muchos buenos negocios se llevaron a cabo en sus mesas, ya que allí se compraban las producciones de las quintas cítricas.
Un recuerdo de una ciudad de pujantes emprendimientos comerciales e industriales y de un sitio que estaba a la altura de ese avance que parecía que no se iba a detener en aquellos años 60 y tantos, pero con su fallecimiento se cerraría para siempre.