Recordando a los constituyentes de 1853
En este mes de mayo recordamos el mes de la sanción de la Constitución Nacional, como cerrando un ciclo que se inicia el 25 de Mayo de 1810 y concluye dejando �Sconstituida⬝ la República. Los diputados de las provincias (excepto los de Buenos Aires) reunidos en Santa Fe sancionaron la Constitución Nacional. Esta fue una necesidad que surgió como un imperativo para constituir la unión nacional, afianzar la justicia y consolidar la paz interior.
Logrados estos objetivos, lo demás vendría por añadidura.
Los constituyentes de 1853 no fueron hombres excepcionales, pero si, dotados de un enorme patriotismo y una gran fe democrática, de respeto a la libertad y un gran entendimiento e inteligencia, además de destacados conocimientos jurídicos. Venían a Santa Fe en los medios de locomoción de la época, galera o carreta con los padecimientos que suponían tales viajes en esa época, sin caminos, con solo huellas y la baquía de los conductores. Venía con la firme convicción de evitar desencuentros estériles, en esa oportunidad que les daba la historia de pasar a formar parte de ella en la tarea que la Patria les demandaba.
Contaron con el modelo que expresaron Hamilton, Madison y Jey, compilados en �SEl Federalista⬝, que traducido al portugués y publicado por los republicanos riograndenses en Brasil en 1835. Para elaborar nuestra Constitución, los legisladores de Santa Fe conocían la de Chile de 1833 y todos los ensayos nuestros, desde el Reglamento de 1811, la jurisprudencia, en derecho comparado y los libros de Tocqueville, Montesquieu y otros grandes pensadores de la vieja Europa y también americanos, como Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverría. Los 7 miembros de la Comisión de Negocios Constitucionales, que redactaron el proyecto, que se aprobó con ligeras modificaciones. Fueron Benjamín Gorostiaga, Juan María Gutiérrez, Martín Zapata, Manuel Leiva, Juan del Campillo, Pedro Ferré y Pedro Diaz Colodrero. La figura central de todos ellos fue el santiagueño José Benjamín Gorostiaga, verdadero autor del proyecto. También actuaron en primer plano el santafesino Juan Francisco Seguí, el Padre Benjamín Juan Lavaysse, Salustiano Zavalía, Salvador del Carril, antiguo unitario convertido al federalismo, vicepresidente de la Confederación Argentina.
El ilustre salteño Facundo Zubiría presidía el Congreso cuando hubo un intento de hacer una declaración de �Sinoportunidad⬝ de la Constitución, pero esa moción no tuvo éxito y fue rebatida con vehemencia por Martín Zapata, delegado por Mendoza y por el liberal Juan Francisco Seguí cuya voz elocuente se identificaba con el pensamiento del General Urquiza.
Ambos abundaron en argumentos sobre la impostergable necesidad de dar al país su Código Político, en cumplimiento de los Pactos Preexistentes, entre las provincias y el mandato expreso que los diputados habían recibido de sus pueblos. Pero me detendré en la réplica de Salustiano Zavalía ante la opinión del convencional por Salta, de postergar los debates, entendiendo que nuestros pueblos no están educados, carecen de los hábitos y costumbres republicanas, Zavalía expresó:
�SCon las imperfecciones propias de nuestro modo de ser político, existen por lo general subordinados a sus gobiernos, pero cuando pueblos y gobiernos se muestran dóciles a las resoluciones del Congreso y del Director. No ofrecen resistencia a la Organización Nacional, antes la piden a gritos. Y si el orden no es completo, si la paz no reina en todos los ángulos de la República, y es porque no tenemos Constitución y es por eso mismo que debemos darla cuanto antes. La Constitución es el correctivo de esos males; ella es el mejor elemento de orden, porque señala todos sus deberes y derechos. Y esperar, como quiere el diputado por Salta a que los pueblos se pongan en perfecta paz y orden político para dar la Constitución, es como esperar que se sane el enfermo para aplicarle los remedios⬝ y añade que �Sla misma es aplicable al argumento de la falta de costumbres republicanas, como obstáculo para promulgar la Carta. Por lo mismo nuestros pueblos no están educados, es preciso ponerlos cuanto antes en la escuela de la vida constitucional; pues el reinado de la anarquía y el despotismo en el que hemos pasado todo el período de la Independencia, no es a propósito para formar buenos ciudadanos⬝
También Martín Zapata contesta con elocuentes palabras:
�SQue parte de lo dispuesto en el Acuerdo de San Nicolás y para dar cumplimiento a ese Pacto solemne nos han nombrado aquí como sus representantes (los pueblos) para eso mismo se ha instalado este Congreso ¿Con que derecho podríamos hoy volvernos contra nuestros comitentes, contra los mismos de los cuales recibimos nuestros poderes con que ocupamos estos asientos, para decirles con pretensiosa arrogancia; no os conviene la obra que nos encargasteis, porque así lo creemos nosotros en nuestra sabiduría y previsión; queremos disponer de otro modo de vuestros destinos: rompemos nuestros compromisos; despreciamos vuestros insensatos deseos; y en vez de todo eso, os imponemos la ley que se nos antoja daros, y os dejamos sumidos en el mismo caos de males que queríais libraros alguna vez? ¿Esto está en la esfera de nuestro mandato? ¿No sería este procedimiento una deserción injustificable de nuestros deberes, un ataque brusco e inaudito a la soberanía de los pueblos, que con el grito puesto en el Cielo nos piden la Carta Constitucional que nos han mandado hacer?
La Constitución fue sancionada el 1º de Mayo de 1853 y el Director Provisorio General Justo José de Urquiza la promulgó en San José de Flores. Pero Buenos Aires se mantuvo aislada de ese proceso institucional, retirando sus diputados. Los viejos rencores impidieron que la Constitución rigiera en todas la Provincias Unidas del Río de la Plata por varios años.
Estos fueron los patriotas que deliberaron y elaboraron la Constitución Nacional injustamente ignorados:
Facundo Zubiría (Salta) Presidente
Manuel Leiva (Santa Fe)
Pbro. Pedro Zenteno (Catamarca)
Francisco Seguí (Santa Fe)
Juan María Gutiérrez (Entre Ríos)
Juan del Campillo (Córdoba)
Ruperto Pérez (Entre Ríos)
Santiago Derqui (Córdoba)
Benjamín Gorostiaga (S. del Estero)
Pedro Diaz Colodrero (Corrientes)
José de la Quintana (Jujuy)
Pbro. Benjamín Lavaysse (Sgo. del Estero)
Salvador María del Carril (San Juan)
Juan Llerena (San Luis)
Agustín Delgado (Mendoza)
Regis Martinez (La Rioja)
Ruperto Godoy (San Juan)
Manuel Padilla (Jujuy)
Delfín Huego (San Luis)
Fray Juan Manuel Pyrez (Tucumán)
Luciano Torrent (Corrientes)
Martín Zapata (Mendoza)
Salustiano Zavalía (Tucumán)