Quirino Cristiani, el argentino que inventó los dibujos animados y deslumbró a Walt Disney
Varios años antes de que lo hiciera el �Spadre⬝ de Mickey Mouse, la animación nació en la Argentina de la mano de este dibujante que llegó a nuestro país a los 4 años desde Italia, con un largometraje realizado en 1917. La sorprendente vida de un creador que trabajaba solo, a pulmón y con un talento a toda prueba.
No hubo caso. El chico demostraba una facilidad para el dibujo que se notaba que había traído desde la cuna. El empecinamiento de sus padres para que estudiase medicina cuando finalizaba la escuela, terminó cuando Quirino, luego de un fugaz paso por la Academia de Bellas Artes y de tomar clase con algunos maestros, decidió ganarse la vida con lo que más le gustaba, el dibujo.
Los Cristiani eran de Santa Giuletta, un pueblo del norte de Italia, donde el bisabuelo había sido alcalde. Había nacido el 2 de julio de 1896 y tenía cuatro años cuando la familia emigró a la Argentina cuando el padre de Quirino se quedó sin trabajo. Con los años, se nacionalizó argentino. Era el menor de cuatro hermanos. Cuando ya diarios y revistas publicaban sus caricaturas, pasaba mucho tiempo en el zoológico observando los movimientos de los animales, y tomaba notas.
Su vida cambió cuando fue contratado por Federico Valle, un italiano que se había establecido en el país en 1911 y producía el noticiero �SActualidades Valle⬝.
La intención del productor era que elaborase dibujos para incorporarlos al final de esos informativos, que se emitían en los cines los jueves. Fue el propio Valle que, maravillado con las caricaturas de Quirino, le propuso en 1916 animar esas figuras con movimiento. Así nació el dibujo animado, un invento que se haría universal.
El artista dibujaba una figura en cartulina, la troquelaba, luego cosía todas las partes a fin de darle movimiento. De esta manera fue realizada en 1917 El Apóstol, el primer largometraje de dibujos animados de la historia.
El protagonista de la película era una sátira hacia el presidente Hipólito Yrigoyen, que subía al cielo en la búsqueda del dios Júpiter para que lo ayudase a limpiar a Buenos Aires de la corrupción. Estrenada el 9 de noviembre en el cine Select Lavalle, permaneció medio año en cartelera.
Trabajaba en un altillo en la calle Rivadavia, entre Florida y Maipú. Para El Apóstol el dibujante armó no sólo las figuras sino además una escenografía de Buenos Aires, con algunos edificios públicos emblemáticos.
Colocó una filmadora enfocando una mesa donde desplegaba las figuras, a las que iba dotando de movimiento en cada cuadro. La película, que demoró un año en hacerla, le demandó 58.000 dibujos, a 16 cuadros por segundo. Tenía un mérito adicional: la hizo él solo.
Al año siguiente, estrenó su segunda película �Sin dejar rastros- referida al Monte Protegido, un buque mercante argentino hundido el 4 de abril de 1917 por un submarino alemán. Fue un trabajo que pasó inadvertido, y el gobierno mandó sacarla de cartel para no enemistarse con las autoridades alemanas. ¿Habrá sido la primera película censurada en Argentina? Ya a los 15 años, Quirino se había hecho vegetariano, hábito que mantuvo a lo largo de su vida. En 1920 fue el precursor de la primera actividad naturista y se estima el primero en armar un campo nudista en una isla del Tigre.
Se había casado con Celina Cordara, con quien tuvo dos hijos varones: uno estudió para ingeniero agrónomo y el otro continuó con la profesión del cine.
La economía familiar se vio fortalecida cuando en 1927 la Metro Goldwyn Mayer lo contrató como publicitario en las oficinas que poseía en Buenos Aires. Dibujó afiches de muchas de las películas de esa empresa, mientras que en su Laboratorio Cinematográfico Cristiani, que funcionaba en Uriburu 460, en el centro porteño, seguía produciendo películas, y superándose día a día.
En septiembre de 1931 estrenaría Peludópolis, el primer largometraje animado sonoro. Era una película de ochenta minutos que había comenzado a hacerla a comienzos de ese año. Se refería a la ciudad corrupta del �SPeludo⬝ (apodo con el que se conocía a Yrigoyen), quien se apoderaba del Estado, hasta que llegaba Uriburu y tomaba el poder. No tuvo el éxito esperado y Cristiani perdió mucho dinero.
El cineasta terminó retirando todas las copias del mercado cuando el ex mandatario falleció, en julio de 1933.
En 1941 Walt Disney, quien recién en 1928 saldría con su primer dibujo animado, el Ratón Mickey, visitó Argentina para promocionar Fantasía, una película musical.
Fue a su estudio a conocerlo, y no salió de su asombro cuando Cristiani le contó que él sólo hacía cada una de sus películas, mientras que el norteamericano armaba numerosos equipos de dibujantes para cada trabajo.
Jorge Luis Ciucio, autorizado por Adrián Pignatelli, periodista de INFOBAE