Prevención del suicidio
Durante mucho tiempo, el suicidio fue tabú. No se podía hablar sin el temor de que su mención indujera el acto. La implícita prohibición suponía un pensamiento mágico. Hace tiempo comprendemos que nada se puede tratar si se oculta o silencia. Que la palabra misma es imprescindible para abordar cualquier dificultad. Incluso en los medios de comunicación, siempre que se oriente a la prevención, no al sensacionalismo.
La cobertura inapropiada de la noticia puede contribuir al �Sefecto Werther⬝, es decir, promover conductas imitativas en sujetos vulnerables. Incidir negativamente. El concepto deriva de una famosa obra de Goethe �SLas penas del joven Werther⬝, cuyo protagonista se quitó la vida por un desengaño amoroso. La novela tuvo tal impacto, que los jóvenes europeos imitaban al detalle la personalidad y la conducta de Werther, incluso su trágico final. El libro fue prohibido en varios países de Europa. Eso fue a fines del siglo XVIII. La experiencia y las investigaciones del Sociólogo David Philips, dio lugar a que la OMS sugiriera coberturas discretas: No publicar en tapa, no reiterar la noticia, no exhibir fotografías de la persona ni del lugar, no describir los métodos utilizados, no simplificar las causas, ni nombrar el suicidio como una solución. Esas formas de publicación favorecen la identificación de los sujetos vulnerables. Sin embargo aconseja difundir información útil para la prevención y asistencia de las personas vulnerables.
El suicidio se puede prevenir por varias circunstancias, fundamentalmente porque en la mayoría de los casos no es un acto impulsivo, súbito, sorpresivo e inesperado, por lo tanto imprevisible, sino que representa la acción final de un proceso que manifiesta, en su devenir, señales de advertencia e indicadores de riesgo de la intención autodestructiva. De ese modo podemos intervenir en ese proceso intentando disminuir el riesgo. No se trata de evitar los acontecimientos ni de salvar vidas, sino de lograr un decrecimiento a partir de estrategias de identificación y ayuda a las personas vulnerables.
Considerar que podemos evitarlo roza la omnipotencia, por la multicausalidad y multidimensionalidad de las conductas autodestructivas (sobre todo cuando las crisis económicas, sociales y culturales, que no solo minan la sobrevivencia, sino que también, destruyen la esperanza, como las que vivimos, producen una acentuación de todos los factores de riesgo). Salvar vidas significa una experiencia mística que nos excede. Un programa de prevención del suicidio tiende a la mengua de la incidencia (aparición de casos nuevos) y prevalencia (proporción por individuos) de acontecimientos.
La prevención necesita del compromiso de una comunidad. Cualquiera de sus miembros puede constituirse en agente de salud si tiene una información básica. Es indispensable para eso, la presencia en la comunidad de un sentimiento de preocupación por el otro. Una experiencia: Una vez me convocaron de una pequeña comunidad a dar una charla. Tres suicidios en un mes conmocionaron la tranquilidad pueblerina. Casi todos participaron del encuentro. Comenzaron a contar que una señora sufría las infidelidades y la violencia de su marido. La veían muy deprimida.
�STodos sabemos, aquí hay mucho chismerío⬝, dijo uno de los asistentes, �Susted sabe, pueblo chico, infierno grande⬝ agregó. Como en la notable �SCrónica de una muerte anunciada⬝, los vecinos sospechaban el final. Lo sabían desde la murmuración, el rumor, el cotilleo. Pero nadie pudo ayudarla. Propuse pensar colectivamente, como hubiera sido un posicionamiento solidario hacia la mujer. Algunos dijeron que podrían haberla invitado a tomar mates, otros acompañarla al Psicólogo o al Juzgado. Nada de eso se hizo. Aprendimos de esa experiencia compartida, en ese lugar, que una ética de la prevención del suicidio supone la transformación el chisme o la indiferencia por una actitud de preocupación por el otro.
Hay tres niveles de prevención del suicidio. El nivel primario debe promover estrategias que, en las distintas instituciones de la comunidad, estimulen los factores protectores del suicidio. Son múltiples, al efecto describimos dos. La capacidad para pedir ayuda y para expresar las emociones, los sentimientos y los pensamientos ante situaciones difíciles. Estas cuestiones son especialmente sensibles en los varones. No es casual que por cada suicidio de una mujer haya cuatro de hombres. Los mandatos machistas y la construcción social de la masculinidad promueven una imagen del varón que no debe llorar, debe ser fuerte, agresivo, competitivo, resolutivo. Cualquier forma de la sensibilidad se computa femenina, débil o poco masculina. Esas construcciones obstaculizan la demanda de ayuda frente al dolor y la angustia en el hombre. Amén que contribuye a la violencia de género. Es decir a múltiples formas de la violencia social.
La prevención secundaria es la detección precoz y el tratamiento eficaz de las situaciones de vulnerabilidad. En las escuelas, en los clubes, en las parroquias, en todas las instituciones de la comunidad, debemos aprender identificar estas situaciones y aprender a intervenir frente a ellas. Los indicadores de vulnerabilidad más significativos son: ⬝decir⬝, expresar, las intenciones suicidas (es una creencia falsa la que plantea que las personas que se van a suicidar no lo dicen y que quienes lo dicen no lo hacen, la mayoría anuncia sus intenciones suicidas, verbalmente), escribir cartas, despedidas en las redes sociales, estados de watsap, etc., desprenderse de objetos valiosos sin que nada lo justifique, estar triste, angustiado, desinteresado, aislarse, retraerse, sentirse desesperado o culpable, odio hacia sí mismo, profunda desvalorización de sí mismo, sentimientos de inutilidad, autolesionarse, tener dificultades para dormir, para comer, ausentismo o baja del rendimiento escolar o laboral etc. etc. son algunas de las señales más características. También son importantes conocer algunos de los factores de riesgo (es decir los que lo incrementan): las depresiones, las adicciones, la bulimia y la anorexia, los brotes psicóticos, los intentos previos, la historia familiar de suicidio, la soledad y el aislamiento social, el bullying, los adolescentes sin oportunidades de elaborar un proyecto de vida, la adolescencia-juventud y la tercera edad, la desesperanza, las crisis económico sociales, la desocupación y el desempleo, la explotación laboral , los conflictos familiares serios etc etc.
Tanto los indicadores como los factores de riesgo de suicidio. orientan la intervención preventiva comunitaria. Desde �SLazos en red⬝, la red de voluntarios para la prevención del suicidio de Concordia, venimos realizando desde hace más de tres años talleres informativos, sobre todo en instituciones educativas para contribuir a la prevención. Así un docente por ejemplo aprende a manejar una situación crítica, es decir, sabe que ante una situación de vulnerabilidad, debe proteger al alumno, no dejarlo ir solo de la escuela, sugerir a los padres que no lo dejen solo hasta que realicen una consulta con un psicólogo, entre otras medidas elementales.
El tercer nivel de prevención es la posvención, es decir, todas las acciones preventivas para disminuir el riesgo, en el entorno, cuando se consuma un suicidio. En nuestra ciudad no hay programas estatales, específicos de prevención del suicidio. De todos modos es importante demandar, en los casos reseñados, ante ideaciones suicidas, asistencia en el servicio de salud mental del �SHospital Felipe Heras⬝. Todas aquellas formas del dolor que están en la base del proceso suicida pueden tratarse, con éxito, desde una perspectiva integral (atendiendo a todas las formas de vulneración de los derechos y las necesidades de los individuos), que incluye la asistencia psicológica.
⬝Lazos en red⬝ es una organización voluntaria de vecinos que colaboran con la contención y el acompañamiento de estas personas, a través de talleres de tejido, de expresión para adolescentes y de acompañamiento terapéutico (que no sustituye el tratamiento psicológico). Los voluntarios que en la actualidad desempeñan estas tareas son: Itatí Fernández, Silvia Fernández, Denise Izaguirre, Ignacio Moreira, Verónica Bordagaray, Federico Muntaabsky, Andrea Baquela, María Cecilia Pérez. Para orientación pueden enviar mensajes o audios de whatsapp al 3454038837.