El intendente Francisco Azcué habría disputo un incremento de apenas $50.000, llevando sus ingresos a $277.000 mensuales. Sin embargo, lejos de significar una mejora sustancial en su calidad de vida, los empleados denuncian que gran parte de ese monto se ve absorbido por cargas impositivas y otros gastos obligatorios.

Los números reflejan la cruda realidad de estos trabajadores: deben destinar $40.000 al pago del monotributo, $8.500 a la tasa comercial, $4.000 a seguros y sellados provinciales, y otros $3.000 en diversos costos adicionales. En total, estos descuentos ascienden a $55.500, lo que reduce su salario neto efectivo a $222.000, una suma que consideran insuficiente frente a la creciente inflación y el elevado costo de vida.

El malestar se intensifica al comparar estos ingresos con los de los concejales municipales, quienes perciben aproximadamente $2.800.000 mensuales y gozan de tres meses de vacaciones. Esta disparidad salarial ha provocado un fuerte descontento entre los trabajadores de la Guardia Urbana, quienes exigen una recomposición salarial justa y acorde a la situación económica actual.