Lugares con mucha historia para tomar el té en Buenos Aires
Un trío de cuerdas ambientando el té de la tarde, sandwiches franceses y blends exclusivos son algunas de las opciones que ofrecen los mejores lugares de la ciudad para tomar el té. Descubrilos en esta nota.
El mate identifica a la Argentina y el café es una de las bebidas emblemáticas de Buenos Aires. Pero cuando se trata de una ocasión especial, tomar el té es una costumbre que tiene tradición e historia.
No se trata solo de beber sino, también, de disfrutar de una gastronomía especialmente pensada para vivir un momento único, para disfrutar de sabores delicados y excepcionales. El té, con sus características particulares, es especialmente versátil para este tipo de propuestas. La ciudad ofrece algunos lugares increíbles para vivir una experiencia única.
Tomar el té en el Colón
Cuando se trata de pensar en lugares con historia, sinónimo de un servicio de calidad y de un encanto para los sentidos, posiblemente el Teatro Colón salte inmediatamente a la mente. Inaugurado en 1908, es un espacio emblemático para los amantes de la música, pero también de la arquitectura.
La gastronomía no podía ausentarse en un lugar semejante. El Pasaje de los Carruajes, uno de los sitios más hermosos del Teatro, cuenta con una serie de opciones de gran calidad para disfrutar de un té con una variada propuesta de acompañamiento. Quesos, salmón ahumado, sándwiches, paté, macarons, mini gateaux y los tradicionales scones forman parte del servicio.
Los domingos, de 16 a 19, está disponible esta hermosa opción que, como no podía ser de otra manera, es amenizada por un trío de cuerdas que embellece aún más la
tarde del High Tea del Colón. Esta es la única confitería del Teatro a la que se puede acceder directamente, ya que el resto solo están disponibles para los asistentes a las funciones.
Desde 2018. Blue Catering, una marca de Grupo L, lleva adelante de ésta y todas las propuestas gastronómicas en el Teatro Colón, renovando permanentemente lo que los visitantes pueden disfrutar.
Croque Madame, en el Museo Nacional de Arte Decorativo
El Palacio Errázuriz es uno de los lugares más visitados de Buenos Aires. Su propuesta cultural y arquitectónica hacen que sea un espacio ineludible para quienes quieren ver por dentro cómo era un palacio de la clase alta porteña a principios del Siglo XX.
El edificio fue pensado, incluso por sus constructores y habitantes, para funcionar como museo algún día. Su arquitectura combina diferentes estilos y fue construido a partir de materiales y artesanos traídos desde Europa.
Actualmente, es la sede del Museo Nacional de Arte Decorativo y la Academia Nacional de Bellas Artes, entre otras instituciones. Por ello es una de las pocas mansiones de estilo francés abiertas permanentemente al público.
En el jardín de entrada se incluye un espacio algo escondido, pero ya famoso: su confitería, Croque Madame. Allí se puede degustar el té de la tarde, con una exquisita variedad de productos tanto dulces como salados, como scons, pastelería artesanal, tostadas, etc. Además de, por supuesto, Croque Madame y Croque Monsieur, los tradicionales sándwiches franceses.
La propuesta de Croque Madame también puede encontrarse en otros museos, palacios y mansiones porteñas, como el Palacio Paz, el Círculo Italiano, el Museo Amalia Lacroze de Fortabat, el Ecoparque o el Museo Larreta.