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    Los olivares de Concordia y las aceiteras

    Dice Enrique Mouliá, que fue periodista e historiador de Concordia, �Sque en 1880 el Señor José Oriol que fue un español de espíritu laborioso y visionario (como fue mucha gente de ese tiempo), se le ocurrió introducir en el país plantas de olivos para destinarlas al campo de su propiedad existente en el norte de la ciudad de Concordia, donde había fijado su residencia⬝.

    04 de septiembre de 2021 - 09:13
    Los olivares de Concordia y las aceiteras
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    Lo que averigüé por distintos medios es que las plantas de olivo eran de variadas procedencias. España, Italia, Francia, Portugal y África. Estas plantas se adaptaron rápidamente a nuestro suelo y clima, pues se desarrollaron hermosos olivares.

     Fue tan promisorio su desarrollo que mereció ser imitado, como sucedió con el vecino Departamento Federación, donde también se desarrollaron extensos olivares, a partir de los que importara el Señor José Oriol. Esto convenía a todos, pues al aumentar la producción, mejoraba el volumen de oferta, dándole mayor escala.

    Buena parte de la cosecha de los olivares se destinaba a su colocación en el mercado nacional para consumo �Sde mesa⬝, y la venta era excelente con la producción de varios miles de kilos.

    La otra parte se destinaba a la fabricación de aceite, como en Federación con fábricas como Olivares TAANGA y en Chajarí con la Aceitera Barón Hnos.

    En Concordia, con CIPO SA en carretera Tavella- Villa Don Emilio.

    Aceitera De Pedro & Cía- en la calle Las Heras 136. �SLa Aceitera Española⬝ de Jesús Royo en Ricardo Rojas 180 quien en un principio fue socio de De Pedro.

    Cooperativa de Olivicultores de Concordia Ltda Producía un excelente aceite y su nombre comercial era �SOLIPUR⬝ estaba en la Carretera Urquiza.

    La CITRIVINICOLA de los hermanos Horacio, Miguel y Humberto Russo, en la Carretra Urquiza y oficinas en Buenos Aires en la calle Esmeralda 776.

    Pero un suceso inesperado ocurrió con esta excelente explotación. El Señor José Oriol, sin duda iniciador de esta actividad, por problemas personales decidió vender su propiedad, la que luego de pasar por varios propietarios, cayó en manos de alguien que consideró que la producción de citrus era más rentable y decidió talar los olivos y vender la madera como leña, aunque dejó algunas plantas para su consumo personal.

    Vale señalar que luego de más de 100 años esos olivos siguen tan lozanos como en aquel tiempo, dando excelentes aceitunas. Sin embargo, esa tala produjo gran impresión en los demás productores, los que comenzaron a imitarlo. Y así se perdió una gran producción y consecuentemente una gran industria.

    Un capítulo aparte merece la labor de la Experimental, a cargo del Ing. Rubén Bence Pieres entre 1928 y 1944 en el que se destacó su impulso a esta actividad y toda su cadena, desde el vivero, mejoras en el uso del portainjerto y en su adaptación a la zona.

    La Experimental era lo que hoy es el INTA. Dice la Memoria de 1937 �SLas primeras plantaciones de olivos en la zona, se hicieron en el año 1882 a menos de 8 kilómetros de Concordia, en la propiedad que hoy, (1937) es de los señores De Vita y Ruffa⬝.

    Las plantas fueron importadas de España, Francia, Italia, Portugal y África, con destino a Federación, pero por el hecho de considerarse en aquella época mejores las tierras de Concordia, se plantaron en la propiedad mencionada, que era por entonces del Señor José Oriol, que fue quien importó las plantas.

    Paralelamente al desarrollo de las plantaciones del Señor Oriol en 1885 se hacían plantaciones en Federación, con plantas provenientes del lote importado por el Señor José Oriol. Los productores de Federación fueron los señores Jaime Ferré y también la sociedad Alsina & Rovira.

    Las variedades de mejor presentación de las importadas por Oriol, no solo por su aspecto sino también por su tamaño y sabor, fueron la denominada �SGrande de Portugal⬝ y la �SSevillana⬝. Esta última era una aceituna chica y de carozo reducido. Tal vez el sitio más antiguo en el desarrollo del olivo, que junto a la vid y la morera dieron un colosal relieve a Andalucía y especialmente Sevilla desde el tiempo de la civilización árabe, que con sus máquinas hidráulicas que extrajeron no solo el aceite y el vino, sino también el azafrán, el algodón, el arroz y la seda.

    En 1933 comenzó a operar en nuestro país la Ley de Fomento del cultivo del olivo a través de la Ley 11.643. Los productores contaron con gran apoyo del Ing. Bence Pieres desde la Experimental, quien fue un gran promotor de la olivicultura en la zona.

    Hoy solo sobreviven quienes fabrican aceite casero para consumo propio y venta al costado de la ruta, en improvisados �Spuestos de artículos artesanales⬝ en pequeña escala. Este es el final de lo que fue una gran industria edificada con una base de excelente calidad de materia prima. 

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