Las joyas de la abuela
Quienes me conocen saben que adhiero al dicho de que no existen las casualidades. Sin embargo, no sabría decir qué sería entonces lo que desencadena este tipo de cosas. En este caso puntual podría apelar a una licencia literaria para responsabilizar al río y a su magia. �SSalto Grande es el preciado tesoro del Uruguay. Gran parte de su magia reside en él.⬝
En este punto quisiera tranquilizar a los lectores más racionales y pedirles que se sientan libres de interpretar lo de la magia como si hubiese hablado de causalidad, donde la causa sería un rescate oral sobre Salto Grande que empezó hace exactamente catorce meses atrás.
Es jueves. Me disponía a escribir un artículo para el Concordia Magazine que acompañará al El Heraldo de esta semana. La computadora me recordó que hoy es el Día Internacional de los Museos. Miro a mi alrededor. Mi escritorio está plagado de libros, actas y viejos recortes de El Heraldo que un ser excepcional me hizo llegar hace muy poco tiempo. Mi grabadora está plagada de entrevistas, donde las últimas fueron realizadas hace muy poco tiempo a otro ser excepcional. Son sólo parte de las personas a las que me gusta llamar cariñosamente �Slos recordadores⬝ de Salto Grande. En ambos casos no se trata de personas pertenecientes a la última generación que tuvo el privilegio de conocer ese lugar antes de ser tapado por el embalse, en 1979. Estos recordadores son de una generación anterior. Nacieron entre 1932 y 1934 y tienen una sabiduría y una lucidez tan maravillosa que no me animo a alterar ni media palabra.
Por una cuestión de tiempo y de espacio, hoy solo voy a transcribir textualmente parte de un documento que nos ilustra sobre aquellos tiempos en los que fundaron la SOCIEDAD CONCORDIENSE DE ARQUEOLOGÍA y el MUSEO ARQUEOL�GICO, primero en nuestra ciudad. Museo creado en junio de 1971 y que funcionó en dos salas en planta baja del Instituto del Profesorado Concordia.
�SEn la ciudad de Concordia, a los quince días del mes de agosto de mil novecientos setenta, en el escritorio del señor Faustino Torrano, siendo las dieciocho horas, treinta minutos, se reúnen el señor Nelson Vassallo, el Profesor Erich Poenitz, el señor Faustino Torrano (h) y el señor Roberto Arena con el fin de deliberar y echar las bases de fundación de una entidad que nuclee a las personas amantes de la arqueología en todos sus aspectos.
Las cuatro personas presentes concuerdan en que es imposible desarrollar esta actividad en forma aislada o individual (⬦) por ello, aunando criterios y aspiraciones comunes, el profesor Poenitz expone que está a cargo de la cátedra respectiva en el Instituto del Profesorado local, además de la suya específica, Historia, que dicta en ese y que además ejerce un cargo destacado en la Dirección del mismo; que ofrece para la entidad que se desea crear, la tutela del Instituto para lograr una seriedad que cobije las sanas intenciones de sus componentes; que colaborará en todo porque está al frente de la División Prehistoria y Arqueología del Instituto y la creación de esta nueva Agrupación estará íntimamente ligada a esa cátedra; (⬦) que cree que no habrá inconveniente alguno para que la sede de esta sociedad funcione en dicha casa de estudio; (⬦) que el cuerpo docente de la mencionada División está compuesto por profesores muy entusiastas en la materia y que colaborarán para lograr el éxito deseado; que � agrega por último � en el Instituto hay espacio suficiente para formar un museo didáctico pedagógico para las piezas ya coleccionadas y a extraer, demostrando esa exhibición pública, el carácter y el fondo de esta nueva agrupación que por esa naturaleza no tendrá rozamiento alguno con la Comisión Municipal de Cultura en su rama del departamento Folclore y Arqueología pues esa Comisión fomenta la cultura en sus diversas formas, pero no practica ni está creada en el espíritu y forma que esta nueva entidad desarrollará en bien de la arqueología zonal.
Los señores Vassallo, Torrano y Arena concuerdan en un todo con lo detallado y en este primer momento se piensa en el nombre que se le dará al grupo (⬦)
Se menciona al señor Pablo Heck, aficionado, (⬦) para integrar ese núcleo desde el primer instante, pues razones de trabajo lo mantienen este día lejos de Concordia.
Entre las piezas que pertenecen al señor Torrano, observan, por enésima vez, los enigmas que traen consigo las valiosas Placas Labradas, quedando en el ánimo de los presentes nuevamente la duda de lo que podrán ser, de lo que habrán sido, o representado entre los hombres prehistóricos o aborígenes de la zona, pues no hay fechaje de su tiempo.⬝
(Extraído del Resumen que acompaña el acta respectiva).
En este punto cabe aclarar que las cinco personas que se mencionan en este documento no eran profesionales de la Arqueología. Eran personas que tenían empleos o ejercían oficios ajenos al tema. El más cercano era, tal vez, el señor Erich Poenitz, profesor de Historia y posteriormente Antropólogo. Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia.
En cuanto a la Arqueología, todos eran aficionados, autodidactas, estudiosos y generosos a la hora de compartir sus conocimientos. Comprometidos con el tema, han llegado a escribir publicaciones que aún hoy son citadas, por ejemplo, por el Museo de la Plata y el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas de Paraná.
La Sociedad Concordiense de Arqueología supo editar Boletines donde compartía valiosa información sobre las piezas rescatadas en la zona de Salto Grande que sería tapada por las aguas del lago. Sólo algunos de esos Boletines, del año 1978, han llegado hasta nuestros días. El más citado hasta el día de hoy en los Boletines de los distintos Museos del país y del exterior es el Boletín Nº 2, que tiene un Anexo con láminas que contienen fotografías de algunas de las Placas Labradas más significativas halladas en Salto Grande. Piezas únicas. Muchas de las cuales, por diversos motivos, no han llegado a nuestros días. Piezas únicas, además, porque son exclusivas de la zona de Salto Grande. De origen y fecha aún desconocidas al día de hoy. �anicas, porque muchas otras quedaron sin rescatar, sepultadas bajo los 25 metros de profundidad que el lago tiene en promedio en esa zona.
Las Placas Labradas de Salto Grande son piezas únicas. Algo así como �Slas joyas de la abuela⬝ de la ciudad de Concordia (también la ciudad de Salto tiene las suyas). Vaya nuestro reconocimiento a esos arqueólogos aficionados que supieron rescatarlas y valorarlas. Es nuestro deber conocerlas y cuidarlas.
Nota: Integraban también la Soc. Concordiense de Arqueología el Prof. H. Pezzarini y la Prof. Rosa A. de Giacobin