La tragedia de Apolo: el impacto de la pirotecnia en los animales

Los hechos ocurrieron el 1° de enero, cuando sus dueños dejaron momentáneamente su hogar para pasar el día en el Lago de Salto Grande. A su regreso, encontraron la puerta de su casa rota y un charco de sangre en el suelo.

Apolo, aterrorizado por los ruidos de los cohetes, había intentado entrar rompiendo la puerta, lo que le provocó cortes graves en sus patas. Aunque fue trasladado de urgencia a una veterinaria, no logró sobrevivir debido a la pérdida masiva de sangre y una fuerte anemia.

Según relató la dueña de Apolo, el perro siempre había mostrado miedo extremo a los estruendos de la pirotecnia. Durante las noches del 24 y 31 de diciembre, fue necesario administrarle tranquilizantes y mantenerlo en el interior de la casa para evitar que se lastimara. Sin embargo, el 1° de enero, durante la tarde, los vecinos continuaron utilizando cohetes, desencadenando el trágico desenlace.

“Lo cuidé todos estos años porque sufría mucho en estas fechas. Pero esta vez no fue suficiente. Perdí a mi compañero de vida”, expresó la dueña, visiblemente afectada en la red social Facebook.

Este no es un caso aislado. Organizaciones protectoras de animales denuncian que cientos de mascotas se ven afectadas cada año por los ruidos de la pirotecnia, que también generan trastornos en niños, personas mayores y personas con autismo.

Apolo es ahora un símbolo de la urgencia por hacer cumplir las normas municipales respecto al uso de pirotecnia y generar conciencia sobre sus consecuencias.