Invasión chilena desbaratada en enero de 1930
La tarde del presidente de la República Argentino, Dr. Hipólito Yrigoyen se vio alterada por una noticia dada directamente por el presidente de Alemania, Mariscal Paul Von Hindemburg a fines de 1929, alertando al gobierno argentino sobre un plan chileno, ya en ejecución de invasión del territorio de la República Argentina sobre la Patagonia.
Adjuntaba como prueba de tal afirmación, algunas fotos aéreas de los pasos cordilleranos que mostraban una inusual y sospechosa concentración militar, seguramente esta iformación la brindaba, como agradecimiento por la neutralidad activa de la República Argentina en la Guerra Mundial (1914 – 1918)
Los Fairey III AP-1 y AP-2 en el Brazo Campanario
Ante esta amenaza cierta, el presidente Dr. Yrigoyen convocó al Inspector General del Ejército, general Severo Toranzo y entre ambos planearon la manera de desarticular la invasión en marcha. Había que planear rápidas contramedidas con la Aviación y eligieron a los Fairey III biplano naval patrullero, que podía usar ruedas o flotadores, con una velocidad crucero de 210 kph con tres tripulantes. Equipados con ametralladoras y 250 kg de bombas. Eran por otra parte los únicos aviones multipropósito, rápidos y de excelente maniobra y pertenecían a la aviación naval. Estas aeronaves operaban con asiento en la Base Naval de Puerto Belgrano. El mismo presidente Yrigoyen designó al alférez de Navío, aviador naval ALBERTO SAUTU RIESTRA, reconocido por su valentía personal y habilidad profesional. Se le encomendó la misión de inspeccionar y fotografiar los pasos cordilleranos, especialmente en Neuquén, ya que permanecen sin nieve y documentar la presencia del ejército chileno.
De lo informado por el Gobierno Alemán se establecía que una línea de ataque caería sobre Zapala y Neuquén, para luego y rápidamente ocupar Bahía Blanca, mientras que otra llegaría hasta Comodoro Rivadavia.
En ese tiempo por cierto que teníamos carencias en nuestras guarniciones militares en la región patagónica, ya que la defensa se había centrado más sobre la costa atlántica.
La misión de SAUTU RIESTRA consistía en inspeccionar y fotografiar los pasos cordilleranos, para detectar en ellos la presencia del ejército chileno.
El 18 de enero de 1930 el Comandante de la Base Aeronaval Capitán de Fragata Eduardo Jensen, redacta las instrucciones que imponían la exploración de los ríos Negro, Limay y Colorado, las cuencas de los lagos Nahuel Huapi, Lacar y Aluminé y los pasos cordilleranos.
El mismo SAUTU RIESTRA, relató que fue una situación extraña, ya que el Jefe del Ejército daba instrucciones a un piloto Naval en presencia del Jefe de la Base, saltando por encima a las autoridades del arma.
SAUTU RIESTRA, una vez en conocimiento de su misión, transportó sus aviones a “un lago del sur”. Considerando la autonomía de esos aviones, es probable que fueran desarmados y transportados por ferrocarril hasta Ingeniero Jacobacci (fin de la vía) y luego por tierra hasta su lugar de armado en el mayor de los secretos, aunque ver un avión en ese tiempo no era nada corriente.
Así el 30 de enero de 1930 2 hidroaviones Fairey III con matrícula AP-1 y AP-2 al mando del alférez SAUTU RIESTRA y el suboficial Arturo Failberg, acompañados por los mecánicos suboficial Molina, Cabo Pérez y el fotógrafo Jaime Mut procedentes de la Base de Aviación Naval de Puerto Belgrano.
Previamente había arribado el teniente de Fragata F. Bachini y el suboficial mecánico José Luis Pefaure con la misión de buscar un lugar apropiado para la operación de hidroaviones y finalmente se deciden por Puerto Pañuelo, que en ese entonces era una isla separada de la Península de Llao Llao.
Se establecen en el hotel de madera de Otto Rothlisberger, quien hospeda y facilita una lancha colaborando también el guardaparques Carrizo.
Se realizaron vuelos de observación sobre la cordillera, en especial sobre los pasos Puyehue y Hua Hum acuatizando en el lago Lácar, cerca de San Martín de los Andes. El desembarco de los pilotos debió hacerse arrimando los aviones a la costa y en ancas de los caballos de los vecinos
La base de operaciones de los aviones se estableció en el lago Nahuel Huapi, aunque no en Puerto Pañuelo sino en el Brazo Campanario que era una de las mejores pistas para hidroplanos. Simultáneamente el Estado Nacional adquiere en la zona agrícola, la propiedad que era de Horacio Anasagasti, construida a principios del siglo XX sobre el lago y conocida como Pichi Mahuida
Chile contaba con bases en Temuco, Puerto Montt y Aisen. Se esperaban bombardeos sobre la vía Zapala Neuquén, los yacimientos de Plaza Huincul, la ciudad de Neuquén y la voladura de los puentes sobre el Rio Negro.
SAUTU RIESTRA con su astucia y su conocimiento sabía que del otro lado de la cordillera, se encontraba la poderosa base de Puerto Montt, también sabía que los dormitorios de los pilotos se hallaban lejos de la pista. Pensó que mientras los centinelas descubrieras a los Fairey III, alertaran a la base y corrieran los pilotos a calentar los motores, disponían de tiempo para reconocer, fotografiar y escapar. Como margen extra de seguridad SAUTU RIESTRA eligió una mañana de domingo, confiando en que los oficiales se hubieran acostado tarde.
Inteligentemente SAUTU RIESTRA no regresó a su base en el Nahuel Huapi, suponiendo que los aviones chilenos viajarían en esa dirección para interceptarlos. De modo que acuatizó en uno de los lagos que tenían como alternativa escondiendo los Fairey III bajo los árboles. Al rato oyeron pasar a la escuadrilla chilena patrullando en su búsqueda.
Allí se quedó durante dos días, volviendo a levantar vuelo al tercer día, lanzándose a reconocer otro paso, repitiendo la maniobra. De este mod, en quince días, saltando de lago en lago, en un juego de escondidas SAUTU RIESTRA cumplió eficientemente su cometido.
Todas las fotografías completaron el mosaico necesario para demostrar la concentración de poderosas tropas chilenas listas para efe3ctivizar un ataque. Estas fueron las pruebas necesarias para que la Argentina disponga un operativo de contención, que nunca se produjo, ya que Chile solo contemplaba desplegarse en un ataque rápido y de fulminantes resultados.
A tantos años de esta acción, protagonizada por héroes anónimos que acompañaron a SAUTU RIESTRA. Confío en que esta nota sirva para rescatarlos del olvido