Felicia Guerrero y Montes de Oca «Santa Felicitas»
Felicia Guerrero, o conocida como Felicitas Guerrero, había nacido el 26 de febrero de 1846, �9en Buenos Aires, hoy Capital Federal. Fue una de los once hijos del matrimonio formado por Antonio Guerrero y Cueto y de Catalina Montes de Oca. Uno de los tíos era administrador de los campos de la familia Álzaga.
El haber conocido a esta familia, fue admirada por todos los hombres del grupo familiar y es así que Martín Gregorio de Álzaga, teniendo él 50 años y ella 18 años, le pide casarse, pero ella al verlo tan mayor lo rechaza, pero su padre sabiendo el poder económico de él, autoriza su casamiento ya que sabía que, al fallecer, ella sería única heredera de su fortuna, que eran los campos que tenía en la provincia. Y así se casa, con una reunión muy íntima y ellos se van a vivir a un campo de él en lo que hoy es zona de Moreno y Paso del Rey, al oeste de la hoy capital de nuestro país. De un lado del campo vivía Samuel Sáenz Valiente y del otro Enrique Ocampo. Ambos la pretendían. Ella venía a la ciudad para hacer sus compras en un carruaje y una tarde ya casi anocheciendo, se venía una probable tormenta y en la desesperación por llegar, se equivoca y va al campo de Sáenz Valiente y él se le acerca diciendo que el campo de ella era el otro por lo que se ofreció acompañarla porque la tormenta se acercaba y ella acepta. Ya en viaje, él como todo hombre que admira a una mujer le iba hablando de una forma muy caballeresca que ella se sentía muy halagada, y así comienza un idilio a escondida no sólo de la sociedad sino del otro pretendiente Enrique Ocampo.
De este matrimonio nacieron dos hijos, Félix Francisco que nació en el año 1866 y falleciera en el año 1869 o sea a los 3 años debido a la fiebre amarilla que azotaba en la ciudad. Después nace otro varón que le pone el nombre de Martín, que fallecía al otro día de nacer de la misma epidemia que sufrió su hermano y ese mismo día, fallecía su esposo, padre de sus dos hijos, quedando viuda y poseedora de una gran fortuna debido a que Álzaga la había nombrado heredera de todos sus bienes.�9 Su belleza y su riqueza se constituían en razones más que suficientes para ser una de las mujeres más solicitadas por diversos pretendientes de la ciudad de Buenos Aires, que compartían junto a ella, las veladas en los salones literarios�9. Siendo �Sla mujer más hermosa de la república,�9 la joven viuda y adinerada era el objetivo de conquista de todos los hombres de su época pero quien llevaba más ventaja era Enrique Ocampo, futuro tío abuelo�9 de la escritora Victoria Ocampo� que comenzarían a tener un trato mucho más frecuente, sumado a que Ocampo comenzara a sentirse con derecho a lanzarle frases comprometidas, siendo una de ellas la que presagiaba el destino de la pareja.
Estando Felicitas con unos amigos y amigas en una quinta en General Madariaga, decidió irse a su estancia La Postrera, mientras iba en el carruaje se avecinaba una tormenta que el cielo oscuro provocó que se pierdan el rumbo. Hizo detener el carruaje y un jinete que se acerca diciéndole �Ses mi estancia señora y es como si fuera la suya⬝ por lo que ella se sintió halagada. El jinete era Samuel Sáenz Valiente, un joven que la pretendía. Y así ella y una amiga se quedan en la estancia de Samuel y ella se sintió muy halagada de tal manera que empieza a sentir algo en su corazón y le cuenta a su amiga. El 29 de enero de 1872, Felicitas regresaba de hacer compras desde el centro de la ciudad, ya que por entonces estaba muy atareada por la inauguración de un puente de hierro del Ferrocarril del Sud sobre el río Salado que bordeaba la orilla de su hermosa estancia «La Postrera»�9 además de la fiesta que estaba organizando allí mismo por aquel acontecimiento. La empresa ferroviaria era de un acaudalado hombre de negocios y propietario rural británico, Edward Lumb, siendo su primer gerente general Edward Banfield, cuya corporación estaba integrada por británicos y argentinos, siendo garantes y algunos de ellos, directores también, como José Gregorio de Lezama, Ambrosio Plácido de Lezica, Federico Elortondo, Thomas Armstrong, George Drabble, Henry Harratt, John Fair y Henry Green.
Solo le quedaban cinco días para prepararlo todo porque era uno de los principales actos conmemorativos de la batalla de Caseros, aquella que había derrocado al brigadier general Juan Manuel de Rosas, veinte años atrás. El puente que llevaría el nombre de Ambrosio Crámer �un estanciero unitario revolucionario de los Libres del Sur que había sido degollado por los federales rosistas� era importado por el ingeniero Luis Augusto Huergo desde el Reino Unido y se extendería unos ciento setenta metros, siendo una importante insignia del progreso. Los preparativos se fundaban en que dicho puente quedaría en la vecindad de su tan querida estancia «La Postrera» y que seguramente todas las personalidades de ese evento acudirían a ella, además de haber sido nombrada madrina por lo antes citado y porque su difunto marido, Martín de Álzaga, también había participado de aquel movimiento anti-rosista.
Cuando regresó Felicitas a su quinta de Barracas, su tía Tránsito Cueto le avisó que uno de sus pretendientes preguntaba por ella. Ese hombre era Enrique Ocampo, perteneciente a una acaudalada familia tradicional porteña que la amaba desde antes de su matrimonio, y que previamente habría estado en la «Confitería del Gas» �por poseer en la calle once faroles a gas, ubicada en la esquina de las actuales calles Rivadavia y Esmeralda de la actual Plaza Roberto Arlt ya que fuera demolida y en donde tomaría unos tragos para entonarse. Como Enrique estaba muy celoso de la relación que la viuda de Álzaga mantenía con Sáenz Valiente, fue que decidió ir en carruaje hacia la mansión, insistiendo que le urgía verla. Por lo cual Felicitas le rogó a Tránsito que lo despidiera con cualquier excusa aunque fracasara en su intento. Finalmente accedió y le dijo a su tía que él la esperase en la sala de invitados de su mansión o escritorio.
Ella subió a sus habitaciones para dejar sus pertenencias y colocarse el vestido elegido para la fiesta, a continuación, bajó al comedor a saludar a su familia y a su prometido, para después dirigirse al jardín poblado de invitados. Luego pidió que la excusaran porque debía ir al interior de la casa ya que, en el escritorio, separado del comedor por un corredor y un pasillo, estaba aguardándola Enrique Ocampo. Su hermano Antonio Guerrero de 14 años de edad y su primo Cristián Demaría de 22 años la escoltarían en secreto y escucharían a través de la ventana del jardín para protegerla.
Una vez allí y entre otros comentarios, Enrique Ocampo le preguntó directamente a Felicitas: �S¿Te casas con Samuel o conmigo?⬝,�9 rompiendo la discreción del diálogo, por lo cual, desde otras partes de la mansión se comenzaría a escuchar una fuerte, violenta y corta discusión, en donde Ocampo sacaría un arma de su bolsillo, gritando: �S¡O te casas conmigo o no te casas con nadie!⬝. [Al notarlo, Felicitas trató de escapar a través del jardín ubicado entre la mansión y el oratorio familiar�9 �la actual sacristía de la iglesia Santa Felicitas� pero su pretendiente le disparó por la espalda, hiriéndola a la altura del omóplato derecho, en el ángulo superior interno que había desviado fatalmente el proyectil hacia la columna vertebral, dañando seriamente la médula espinal y varios órganos, según el protocolo de los médicos que la revisaron, siendo estos los doctores Manuel Blancas, un conocido médico porteño, y Mauricio González Catán.
Fallecimiento y entierro en el Cementerio de la Recoleta
Felicitas agonizó durante varias horas hasta su fallecimiento, ocurrido en la mañana del 30 de enero de 1872. Sus restos se encuentran en el cementerio de la Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires. Como curiosidad, el día del entierro, la carroza que llevaba a la familia de Felicitas se cruzó con la de la familia de Enrique Ocampo en la entrada del cementerio de la Recoleta, donde hoy se encuentran enterrados ambos.
Sus herederos deciden construir una iglesia en su honor en la esquina de Brandsen y Pinzón, frente a la plaza Colombia en el barrio de Barracas. Donde se encontraba la casa de la familia Guerrero. Al lado está el Instituto Santa Felicitas de San Vicente de Paul.