En Villa Elisa �SNo estás solo⬝; Una cultura de la solidaridad
Hace unos años, precisamente en el año 2016, una señora de Villa Elisa me envió un mensaje a través de las redes sociales. Me narraba en él la preocupación de los vecinos por el inusitado incremento de suicidios que conmovían a la comunidad, circunstancia que ya no podían seguir considerando una fatalidad. Sentían la necesidad de fortalecerse, unirse y enfrentar la desdichada situación que los aquejaba.
De ese modo comenzamos a reunirnos. Elaboramos algunas estrategias de tratamiento comunitario para afrontar una cuestión tan delicada. Realizamos una serie de charlas informativas con una muy buena participación de vecinos. Propusimos hablar de un tema �Stabú⬝, convencido que es la premisa para descifrar, aclarar y resolver los dramas humanos. Desde ya que el silencio, lo innombrable, huele a muerte. Cuestionamos que el suicidio fuera una fatalidad genética, desde que esa mirada paraliza cualquier reacción, al sancionarlo como un destino trágico. Al contrario, evidenciamos que constituye un infortunio que se puede prevenir, dado que, en la mayoría de los casos, no es un acto impulsivo, brusco e imprevisible, sino la acción final de un proceso, de causas y dimensiones complejas, que en su curso puede advertirse por signos y señales bastante características. Manifestaciones típicas o particulares brindan al entorno social del desdichado, claros indicadores de vulnerabilidad, que detectados a tiempo, dan lugar a eficaces intervenciones preventivas.
Con estos conceptos básicos, un grupo de vecinos de Villa Elisa, esa bellísima ciudad nacida de brazos y sueños saboyanos, piamonteses y suizos, creó un voluntariado para la prevención del suicidio que denominó �SNo estás solo⬝. Desde ese entonces, este maravilloso conjunto de personas que bregan por un fin tan noble como rescatar de la soledad y la depresión a los semejantes, constituye una referencia en salud mental dentro de su comunidad.
A través de múltiples acciones, estrategias e intervenciones, como charlas en las escuelas, actividades de información, sensibilización y concientización en la comunidad y originales talleres artísticos, creativos y de contención, han logrado una notable disminución de la incidencia y prevalencia del suicidio. Creo que a este logro extraordinario, se añade subrepticiamente uno mayor.
La instalación y afirmación en la convivencia social, en la producción cultural compartida, de un modo de relación, una modalidad de vínculo, que promueve, con una enorme potencia, el valor de la solidaridad. Aun más, al impulsarlo decididamente lo vuelve sinónimo de salud. No hay salud, ni salud mental sin una cultura solidaria, sin una práctica social cuyo eje no sea, sino, la preocupación por los otros. No hay sentidos profundos de la existencia, ni prevención de impulsos autodestructivos sin una comunidad que promueva el amor, la escucha, la fraternidad, la protección y el apoyo, sobre todo, brindado a los desdichados.
�SNo estás solo⬝, constituye en Villa Elisa, una experiencia ejemplar de la creación, impulso y afincamiento de una cultura de la empatía, con efectos valiosos y destacados en la salud mental de sus pobladores. En ese feliz contexto, conocí a Ana María Loto, una querida amiga, participé de ese experimento extraordinario, que por fortuna pude compartir en sus inicios. Ana María me contó, hace poco, otra experiencia que, tramada también en la participación, la empatía y la solidaridad ciudadana, deseo aquí compartir.
RUIDOS MOLESTOS Y EMPATÍA
Me contó Ana María que el Concejo deliberante de Villa Elisa sancionó una original ordenanza contra los �Sruidos molestos⬝. La recordé particularmente en las fiestas de fin de año cuando, aún ya establecida su prohibición, la pirotecnia continuó siendo la expresión, en nuestra ciudad, del desprecio, de muchos vecinos, por el sufrimiento de los otros, personas y animales. Esta ordenanza que me contaba Ana María, surgió de la preocupación de un grupo de familiares de niños que padecen trastorno del espectro autista. Estas personas son especialmente sensibles a los sonidos estruendosos., por eso la normativa apunta al control de los ruidos innecesarios, excesivos, injustificados, que atentan contra la salud, auditiva, psíquica y física de la población. Sobre todo aquellos originados en los vehículos con caños de escape modificados para producir ruidos molestos y/o, las llamadas ''contra explosiones'' producidas por las motos. Además de la aplicación de la multa correspondiente, el Juez de faltas puede disponer y ordenar, por esta ordenanza municipal, la realización de un curso y/o charla de concientización con profesionales y/o personas vinculadas a la problemática de (T.E.A, trastornos del espectro autista). En los hechos el infractor recibe una notificación en la que se lo invita a un encuentro con familiares de personas con T.E.A. Esa instancia, que es optativa, reduce el monto de la multa que debe abonar.
¿SANCI�N O CASTIGO? MODELOS PARA PENSAR
Si el infractor acepta la invitación, acuerda con los familiares de los niños con T.E.A una reunión. En ella lo informan, de un modo amplio, práctico y muy simple, de las particularidades y características de esta condición (no es una enfermedad), haciendo especial hincapié en la híper sensibilidad que estas personas tienen a los ruidos excesivos y estruendosos como los objetados. Esta práctica constituye, de ese modo, una verdadera pedagogía de la solidaridad, cuya meta es el aprendizaje de la empatía, es decir de la comprensión del daño y el sufrimiento que produce con su conducta en las personas con autismo. Convierte, la sanción, al infractor en responsable al brindarle un conocimiento que compromete su ética ciudadana y social. Refuerzan el sentido de la enseñanza contándole angustiosas vivencias personales, sufridas ante estos ruidos estrepitosos, en la que los niños tapan con dolor sus oídos o salen disparados riesgosamente, sin rumbo, con desesperación. Es decir, no de niños en general, sino de los propios, los más cercanos, sus hijos, nietos, hermanos, sobrinos⬦ Ana me ha contado que la mayoría de las experiencias derivadas de este dispositivo didáctico han sido positivas, incluso extraordinarias y hasta conmovedoras. En muchas ocasiones el daño que realizan los infractores es producto de la ignorancia, y el acceso al saber no solo teórico sino también emocional posibilita la reflexión y desnaturalización del egoísmo y los prejuicios que preñan de desinterés e indiferencia a aquellos comportamientos desconsiderados con la salud y la vida de sus conciudadanos. Esta modalidad de la sanción, promueve conductas de reparación. Esta experiencia llevada a cabo por vecinos de Villa Elisa, me pareció muy valiosa para analizar los efectos subjetivos y del lazo social que producen diversas formas de sanción de la transgresión a las normas de convivencia social. Sobre todo en esta época en que la tendencia de la opinión pública, muy acicateada por los medios de comunicación hegemónicos, alienta los paradigmas punitivitos. No es lo mismo sancionar que punir. Como bien lo refiere Ana Campelo, �Spunir es sinónimo de castigar, que etimológicamente significa provocar un dolor profundo (en tanto que) el fin de una sanción es promover la formación de un sujeto éticamente responsable, no provocar dolor. Puede ser que asumir la responsabilidad por el propio acto lo provoque, lo que no necesariamente es malo, pero nunca puede ser un fin en sí mismo. Una sanción que tiene por objetivo producir dolor, no va a lograr una mayor responsabilidad en el sujeto, sino todo lo contrario⬝. Es muy claro que cuando hay castigo no hay reparación del daño ni construcción de responsabilidad social. Que solo una sanción educativa que vea en el infractor a un potencial sujeto reflexivo, sensible a la reparación y rehabilitación de sus faltas, puede dar lugar a una real modificación de su conciencia y su comportamiento. Que solo la afirmación de una cultura solidaria, que confié en las personas, en sus posibilidades de mejorar y asumir una responsabilidad con sus semejantes, una ética basada en el imperativo kantiano que postula no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan, tenga la potencia precisa para crear y vivir en una comunidad más amorosa y fraterna. A eso apuestan nuestros queridos amigos de Villa Elisa con estas prácticas solidarias maravillosamente inspiradoras.
La querida Nanda Rocha.
Ana Campelo: ⬝Bullying y criminalización de la infancia: Cómo intervenir desde un enfoque de derechos⬝.