En la costanera: Concordia y Salto celebraron juntos el Bicentenario de la Independencia del Uruguay
El 25 de agosto de 1825 marcó un antes y un después en la historia de América Latina. Ese día, reunida en la Piedra Alta de Florida, la Sala de Representantes de la Provincia Oriental declaró su independencia del Imperio del Brasil y de cualquier otro poder extranjero, reafirmando el derecho de los pueblos a decidir su destino. Doscientos años después, Concordia y Salto se unieron para conmemorar aquel hecho trascendental que, más allá de las fronteras, selló la hermandad rioplatense.
El acto oficial tuvo lugar en Concordia, frente al monumento a José Gervasio Artigas —obra del escultor salteño Edmundo Prati—, símbolo de las raíces comunes que unen a ambas orillas del río Uruguay. Presidieron la ceremonia el presidente municipal de Concordia, Dr. Francisco Azcué; el intendente departamental de Salto, Dr. Carlos Gabriel Albizu; y la cónsul de la República Oriental del Uruguay en Concordia, Lic. Fiorella Escayola, junto a autoridades civiles y militares de ambos países.
Historia y vigencia de un legado
En su mensaje, la cónsul Escayola repasó el contexto histórico de la Declaratoria, señalando que fue el resultado de un proceso iniciado en 1811 y que culminó con la aprobación de tres leyes fundamentales: la Ley de Independencia, la Ley de Unión y la Ley del Pabellón.
“La provincia oriental declaró nulos los actos de incorporación arrancados por la fuerza, reasumió su soberanía y se proclamó libre e independiente de Portugal, Brasil o cualquier otro poder extranjero. A la vez, expresó su voluntad de unirse a las provincias del Río de la Plata y adoptó el pabellón tricolor como símbolo de su identidad”, explicó Escayola.
La diplomática destacó la vigencia de aquellos principios: “Nuestros diputados de 1825 tenían claro su norte. Hoy, estas fechas nos recuerdan que no se trata de palabras vacías, sino de los cimientos de nuestra vida democrática. Son valores que debemos transmitir a las nuevas generaciones, porque sin ellos no podríamos ser verdaderamente libres”.
Una declaración sin fronteras
El intendente de Salto, Carlos Albizu, puso de relieve la hermandad histórica entre uruguayos y entrerrianos: “El 25 de agosto de 1825 no conoció fronteras. Los 33 orientales que iniciaron la gesta cruzaron desde Entre Ríos, desde estas tierras que hoy nos reciben. Fue una declaración de rioplatenses para rioplatenses, inspirada en los ideales artiguistas de libertad, soberanía e igualdad”.
Albizu señaló que la conmemoración no es solo un acto protocolar: “Hoy celebramos 200 años de orgullo de ser orientales, pero también la historia compartida con nuestros hermanos argentinos. Aunque tengamos banderas distintas o cantemos himnos diferentes, tenemos claro que somos hijos de los mismos ideales. Hermanos en estos 200 años y, sobre todo, en los 200 que vienen”.
Concordia y Salto: una agenda común
El presidente municipal de Concordia, Francisco Azcué, remarcó la importancia de que la conmemoración del Bicentenario se traduzca en una agenda de integración concreta.
“Es un honor recibir al intendente de Salto y a funcionarios uruguayos en esta fecha tan significativa. Nos une la historia y la lucha por la independencia, pero también nos une el presente y el futuro. Estamos trabajando en proyectos culturales, turísticos y de desarrollo que son fundamentales para nuestras comunidades. Este río nos une y debemos aprovecharlo para crecer juntos”, afirmó. En ese sentido, tanto Azcué como Albizu coincidieron en que la región de Salto Grande tiene un potencial único para posicionarse como un polo de integración binacional. Desde la complementación en el turismo hasta el aprovechamiento de su estratégica ubicación logística, la cooperación entre ambas ciudades aparece como un camino ineludible.
“Queremos llevar la integración a la práctica, que se vea en el día a día, que nuestros pueblos tengan más oportunidades gracias al trabajo conjunto. Salto y Concordia deben pensarse como una sola región que le habla al mundo”, concluyó Albizu.
Un homenaje que trasciende el tiempo
La conmemoración del Bicentenario en Concordia no solo fue un homenaje al pueblo uruguayo, sino también un reconocimiento al legado común de ambos lados del río Uruguay. La figura de Artigas, reivindicada tanto por entrerrianos como por orientales, volvió a ser el símbolo de una causa compartida: la libertad y la autodeterminación de los pueblos. Con emoción y compromiso, las autoridades coincidieron en que la mejor forma de honrar a los hombres de 1825 es proyectar hacia adelante. Como expresó la cónsul Escayola en el cierre de su discurso, citando al Quijote: “Si tomas como medio la virtud y te aprecias de hacer hechos virtuosos, no hay que tener envidia a los que nacieron príncipes, porque la sangre se hereda, la virtud se aquista y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”.
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