En el Día del Periodista, un humilde mensaje
El Día del Periodista se celebra una de las profesiones más lindas e importantes. Tiene la misión de transmitir algo hermoso: “la Verdad”.
En ella se basa el trabajo de todo periodista. Por eso celebramos su día y aplaudimos a los verdaderos periodistas. Aquellos que frente a su propia conciencia juran “decir la Verdad y nada más que la Verdad”. Mejor dicho informar a la sociedad sin mentiras, sin inventar, ni desvirtuar lo que ocurre en su pueblo o en cualquier parte del mundo. A quien así cumple con esa importante misión, para construir una sociedad más unida; sin grietas, más solidaria, más digna en este día y siempre los felicitamos.
Pero estamos en un momento en que muchos (no todos) no dignifican esta misión. Porque están difundiendo noticias falsas, llamadas “fake news”. Es vestir la mentira, con la verdad, difundiéndola en todos los medios y a toda hora, tanto que parte importante del pueblo cree en esa mentira o por lo menos dejan sembrada la duda, tan dañina que es muy difícil reparar.
A veces vemos con indignación y desagrado, cómo transforman un programa de información, en un “reality show, donde el que “informa” parece más un actor o actriz dramática, pretendiendo burdamente, hacer más creíble su narración desvirtuada de los hechos. Es que la mentira, para presentarla en sociedad, siempre debe ser disfrazada, para que todos o algunos le crean.
El periodismo es una profesión hermosa, el hombre o mujer que la ejerce es un “custodio de la verdad”, esa verdad que nos hace libres. Es tan importante la verdad que muchos periodistas, hombres y mujeres, por decirla, han sufrido persecución, calumnias e incluso han sido asesinados. Hoy por el solo hecho de tener acceso a un micrófono o cámara creen que son periodistas y opinan de cualquier tema, que muchas veces desconocen.
El papa Francisco dice que un periodista debe ser humilde, porque esa humildad le impide vender el “alimento dañado” de la desinformación y ofrece solamente el “pan de la Verdad” que nos ayuda a crecer. En nuestra patria, es tiempo de campaña electoral, de elecciones; qué hermoso sería, y es mi deseo que los periodistas no se transformen en “militantes“ partidarios, sino, incorruptibles y valiosos militantes de un periodismo sano, claro y objetivo. Deseo que sean hombres y mujeres que amen a su pueblo, que no busquen ser “estrellas fugaces”, sino mujeres y hombres humildes y libres que dejan buena huella en la historia de su patria y del mundo.
Pablo Sánchez