El general Daniel Cerri: gobernador del territorio nacional de Los Andes
Por Darío H. Garayalde para El Heraldo
Es necesario en primer lugar, señalar someramente las características del nuevo territorio nacional que se incorporaba a la administración y soberanía territorial argentina, fruto del definitivo arreglo de nuestros límites con Chile en esa zona de la Puna de Atacama.
El 24 de marzo de 1899 se firmaba el acta final donde se establecían los hitos que definirían la frontera argentino- chilena (ya demarcada), desde la latitud del Paso San Francisco al Cerro Zapaleri y refrendada por el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de los EEUU desde enero de 1894 hasta julio de 1899, Mr. William Buchanan y los ministros Pío de la Cruz Uriburu, gobernador de Salta y Enrique S. Mac Iver, diplomático designado en representación de Chile.
Cerrando así un diferendo de larga data entre Bolivia, Chile y Argentina.
Ahora era necesario establecer un sistema administrativo para este nuevo territorio. ¿Qué sería mejor? Repartirlo lo mas equitativamente entre las provincias argentinas lindantes o establecer un dominio federal conjunto? Con ese propósito, el 9 de enero de 1900 se dicta la ley nacional 3906 que regulaba la creación del Territorio Nacional de Los Andes. Por decreto del presidente de la Nación ten iente general Julio A. Roca se designa al general de brigada Daniel Cerri como gobernador del Territorio, y como secretario, al Dr. Arturo Dávalos quien se desempeñará como presidente del Tribunal de Apelaciones que por el art. 4 de la citada ley le están encomendados. Firmado: Julio A. Roca – Felipe Yofré.
Posteriormente y en esa misma acta al Dr. Oscar Doering como comisionado científico para efectuar una investigación en el citado territorio.
No hay ninguna duda de que Cerri fue un gobernador que se tomó muy en serio y con dedicación a la tarea que el país le había encomendado. Su primera medida de gobierno fue la de recorrer el enorme territorio a su cargo. Precisó varios meses en los que transitó más de tres mil kilómetros de sendas por la Puna. En esos viajes visitó las principales poblaciones que existían diseminadas sobre la plataforma puneña, tomando contacto con las familias que lo habitaban. Era él sin duda, la primera autoridad argentina que como tal hacía valer sus derechos. No fue fácil la tarea “…los habitantes son de raza india pura, costumbres bolivianas y aman mucho esa nacionalidad. No solo por pertenecer a esa identidad racial, sino porque gran parte de su vida la dedican a traficar con Bolivia.” La evaluación que hizo el general Cerri al ministro del Interior, fue luego publicada en la Memoria correspondiente a 1900. Vale la pena repetir algunas de las frases con las cuales describe de manera detallada y realizando un trabajo literario digno de ser resaltada su redacción. Dice Cerri: “…Deteneos un instante; contemplad con nosotros el grandioso y muerto paisaje…Ahí eternamente enclavadas tres extrañas y elevadas cordilleras de montañas…Por todas partes reina la soledad y el silencio abrumador. Hasta los volcanes han enmudecido y como titanes fatigados, han cerrado las fauces ígneas de sus enormes bocas y cruzando sus graníticos y hercúleos brazos, contemplan con desdén sombrío el gran trastorno que yace inerte a sus plantas”.
Fueron 1.400 kilómetros los que recorrió en 35 días de andar en mula por los pedregales de la Puna. El general Cerri partió de Salta a fines de marzo, acompañado por el mayor de Ingenieros militares D. Carlos Moret que actuaría como cartógrafo, el cura Juan Isella, su secretario Arturo Dávalos y el teniente Alberto Austerliz. El ascenso a la Puna se practicó desde la zona de Molinos, en los Valles Calchaquíes, con miras de llegar a Antofagasta de la Sierra por uno de los numerosos caminos de herradura por los cuales en ese tiempo se realizaba el comercio con los valles salteños.
Relata el general Cerri que durante su ascenso pasan cerca del cerro Toldo a más de 4.500 metros de altura, sufriendo los inconvenientes motivados por el enrarecimiento del aire. Desde allí inician el descenso hacia Antofagasta pasando por Aguas Calientes, donde realizan numerosas observaciones meteorológicas. Allí se puede comprobar el porque el arroyo tiene la temperatura normal de la Puna, unos 6◦ en su curso, pero mas lejano a la cumbre el agua llegaba a superar los 20◦ a unos 20 kilómetros de las vertientes.
Desde allí bajaron a Antofagasta de la Sierra donde permanecieron varios días interiorizándose de las necesidades de la población. El más importante sin duda era buscar una solución a los inconvenientes legales que poseían las tierras de la antigua Merced de Antofagasta de la Sierra y el Peñón de Carachipampa. Sucedió que en el siglo XIX estas tierras pertenecían a Bolivia y el entonces presidente boliviano coronel Melgarejo declaró fiscales esas tierras de Antofagasta, para luego obtenerlas por compra en una clara maniobra fraudulenta. Quien lo explica mejor es el secretario de Cerri, doctor Dávalos cuando dice: “…el año 1868, el coronel Mariano Melgarejo sacó en remate público las dehesas y ciénagas de Antofagasta de la Sierra en la suma de 11.226 pesos moneda boliviana, que ingresaron al tesoro público de Bolivia en la ciudad de La Paz, previo inventario y tasación particular por los peritos comisionados del gobierno de aquella república. Habiéndose recorrido cada una de las vegas la extensión de ellas abarca cincuenta leguas a la redonda. Se agrega que las diversas tentativas para el reconocimiento de sus derechos, no solo encontraron resistencia de auellos que eran simples arrendatarios, sino que dicha resistencia se fundaba en el apñoyo de las autoridades chilenas a los usurpadores.
Esta situación ha sido modificada con la incorporación de la Puna de Atacama al dominio de la República Argentina. Hace apenas seis meses que un apoderado de los que se dicen propietarios de Antofagasta se ha presentado a intimar a los ocupantes de las tierras el pago de arrendamientos anuales”.
De esta situación, en un detallado informe, Cerri pone en conocimiento de esta anomalía al señor ministro del Interior y el desconocimiento por parte del destacamento chileno del definitivo arreglo de límites de la frontera chileno- boliviana de acuerdo a la ley del 24 de marzo de 1899 que puso fin a las controversias. Agrega el informe que la incorporación de los indios a la nacionalidad argentina será difícil si no se establece una escuela y un comisario de policía con algunos hombres en el caserío de Susques para que haga respetar y cumplir las resoluciones del gobierno”
El general Cerri continuó sus actividades administrativas durante el transcurso de 1901, trabajando en lograr la capital del Territorio. De resultas de dicha gestión se dividió el territorio en cuatro departamentos y muy a pesar suyo se designó a San Antonio de los Cobres como capital y se realizó el primer censo territorial. Luego de esta exitosa gestión, del 29 de enero de 1902 el ministro del Interior Joaquín V. González en una elogiosa nota, le aceptó la renuncia al cargo