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    El exilio del General San Martín

    El 10 de febrero se cumplen 200 años que el General y su hija Mercedes se alejan de las tierras del Río de la Plata.

    10 de febrero de 2024 - 03:00
    El exilio del General San Martín
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    Era un exilio voluntario y por aquel entonces momentáneo, pero en realidad lo que no sabía es que sería permanente, porque nunca más pisará este suelo al que tanto le brindó.

    Llegó a Europa en el buque “Le Bayonais” el 23 de abril de 1824, descendió en Francia, en el puerto de El Havre. Sin embargo tantas expectativas, pronto se derrumbaron porque no consigue la residencia. Francia, el Estado que por excelencia proclamó la libertad no le brindaba la permanencia, quizás por temor. San Martín que lucho por la libertad de América, no era bien recibido en el país que es la cuna de esos valores.

    Es así, que debe partir nuevamente el 4 de mayo, pero esta vez a Inglaterra ingresando por el puerto de Soutphamton hasta llegar a Londres.

    A finales del mismo año se traslada con su hija a Bruselas donde será internada para continuar sus estudios, la educación de Merceditas fue una de sus más importantes preocupaciones; él se dedicará a una vida tranquila en compañía de su hermano Justo; pasando sus horas entre la jardinería, la carpintería y la buena lectura.

    Fueron largos años de intercambios epistolares con americanos y también con residentes en Europa, de los cuales al principio sufrió la observación de las cartas recibidas y también de las respondidas.

    En ningún momento dejo de soñar con el regreso a su amada Patria, incluso como le expresa en una misiva a Tomás Guido:

    “Si me dejan vivir en tranquilidad sentaré mi cuartel en las costas del Paraná que tanto me gustan y otro en Mendoza hasta que la edad me prive de viajar”

    Pero, ese sueño jamás se cumplió, aunque lo intentó cuando partió de Londres con destino al Río de la Plata llegando a

    Montevideo en febrero de 1829, la Banda Oriental por entonces era un Nuevo Estado. Su pueblo natal se veía envuelto en un feroz enfrentamiento entre unitarios y federales, grave conflicto del que no quería ser partícipe.

    Durante la estadía en las tierras orientales fue visitado por personas de su aprecio, como Antonio Álvarez Condarco, su compadre; su gran amigo Tomás Guido, Manuel Olazabal; también recibió atenciones y participó de las reuniones del Congreso

    Constituyente del país hermano. Después de dos meses en Montevideo, regresa al Viejo Mundo.

    Retorna a Bruselas, donde se produce un movimiento político social al igual que en varias ciudades de Europa. La ciudad de Bruselas le ofrece comandar los ejércitos a lo que el General, reconoce el honor que significa, pero humildemente rechaza.

    No fueron pocos los sinsabores económicos por los que tuvo que pasar pero, con la ayuda brindada por su amigo Alejandro María

    Aguado renombrado banquero y sobre todo su compañero de armas en el ejército español, quien además lo nombra su albaceas y años después San Martín será su ejecutor testamentario, se traslada a Francia considerando que el nuevo gobierno nacido de la revolución de 1830 evidenciaba una postura muy diferente al anterior.

    Se instala en Grand Bourg, a pocos kilómetros de París. Su hija unos años después se casa con el Doctor Mariano Balcarce con quien forma una familia que será en la vejez del Libertador su contención y alegría, en especial sus dos nietas María Mercedes y Josefa Dominga Balcarce.

    Cuando la Confederación Argentina en 1838 sufre el bloqueo francés y años más tarde el anglo – francés fue motivo de preocupación del General, tal es así que el 5 de agosto de 1838 le escribe al gobernador de la provincia de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas, encargado de las relaciones exteriores para ofrecer sus servicios.

    Su accionar no espera frente a la postura de las dos grandes potencias del momento. Le envía una carta al representante del comercio de Londres el Señor Jorge Federico Dickson la que se dio a conocer a través de la prensa. De igual forma obró con el Estado francés enviándole al Ministro Bineau, una epístola que fue leída en las Cámaras. Cada una de ellas conlleva un alto espíritu de reflexión y respeto que cada Estado debe practicar.

    Posteriormente, rechaza el cargo de Ministro Plenipotenciario ante la República del Perú que la Confederación le ofrece.

    Por aquel entonces, recibe una noticia que le proporciona gran satisfacción. El Presidente chileno Manuel Bulnes distingue el accionar del General declarándolo en servicio activo hasta el final de sus días, a la vez que lo invita a residir en tierras trasandinas.

    En la década del cuarenta, su casa de Grand Bourg fue lugar de encuentro con importantes figuras como el Doctor y Jurista Juan Bautista Alberdi, autor del libro “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, Florencio Varela político y poeta, como así también la del futuro presidente de la

    Nación Domingo Faustino Sarmiento.

    En mayo de 1848, tras las revueltas de París, en busca de tranquilidad el anciano General se traslada a Bulogne Sur Mer y se alberga en la Casa Adolfo Gerard un importante abogado del lugar.

    Será en esa casa que pasará los últimos años. Su salud decae pero, antes de partir de éste mundo tiene la complacencia de recibir invitaciones para retornar a su apreciada América, además de la del país hermano de Chile, la de Ramón Castillo de Perú y la de Juan Manuel de Rosas por su amada y querida Patria.

    Falleció el 17 de agosto de 1850 en la intimidad familiar junto a su hija, yerno y nietas en compañía de su médico el Doctor Jordán y del Sr Rosales quien se encargaba de sus negocios en Chile.

    Cuatro días después de su partida, el 21 de agosto de 1850 Adolfo Gerard escribe en Necrológicas del diario de Bulogne Sur Mer un relato de su vida en el que define la grandeza del LIBERTADOR. En un párrafo expresa:

    “El General San Martín… buscó menos los elogios de sus contemporáneos. Es a los ojos de América, un par de aquel como hombre de guerra y superior como mente política y sobre todo, como ciudadano… él representa el talento de la organización, la rectitud de los principios, el servicio desinteresado y la inteligencia más completa para establecer los pilares sobre los que construir, donde las nuevas repúblicas puedan y deban existir”.

    Estas palabras nos llenan de orgullo a los argentinos que reconocemos en José de San Martín al “Padre de la Patria”.

    Que los valores sanmartinianos acompañen día a día a cada civil, a cada argentino en función y cubran de prestigio nuestro porvenir como país.

    Profesora Graciela Guerrero

    Secretaria de la A.C.S de Concordia

    Bibliografía

    BARTOLOMÉ, Gerardo. “Memorias de José de San Martín” Buenos Aires, Ediciones Históricas, 2018.

    Mastrángelo, Fabiana. “Valores Humanos de José de San Martín” Buenos Aires, Victorioso, 2015.

    Instituto Nacional Sanmartiniano. “El Legado de San Martín”. Buenos Aires, INS, 2008

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