¿El amor y el deseo sexual son compatibles?
Existen muchas opiniones con respecto al deseo sexual y cómo influye en la pareja, hay quienes piensan que �Ssin sexo una pareja no puede funcionar⬝, o �Ses normal perder el deseo sexual con el paso del tiempo⬝, �Sel sexo es cosa de jóvenes⬝, �Sno hay tiempo para eso⬦.hay cosas más importantes⬝. Como toda opinión, surge de determinados mitos, estereotipos culturales y modelos de roles aprendidos, que sin dudas son adquiridos como verdades absolutas y nos dejamos influir de tal manera, que funcionamos con nuestro piloto automático, sin tomarnos el tiempo de pensar, cómo nuestras creencias, en este caso referidas al deseo sexual, influyen en nuestra relación de pareja, y cómo nos conducimos a través de ella.
El deseo sexual es una emoción, un impulso, una fuerza que nos mueve al encuentro íntimo con otra persona. Es un sentimiento normal y saludable, que tiende a la satisfacción de las necesidades afectivas y sexuales, de comunicación, contacto corporal, cercanía e intimidad, afecto, amor, ternura, placer. El deseo sexual influye en la sexualidad en la pareja, que se expresa en la reciprocidad del dar y recibir el placer sexual.
El sexo corresponde a una necesidad humana que, más allá de sus funciones reproductivas y afectivas, contribuye a mejorar la calidad en la relación amorosa, en la evolución y desarrollo de la pareja.
En una relación de pareja estable, el encuentro sexual tiene la función de reforzar el vínculo, generando la percepción de un espacio común de intimidad que permite que la pareja pueda involucrarse y relacionarse de forma más profunda. Corresponde a un modo de comunicación por medio del cual se expresan deseos, temores y placeres, así como también se genera el espacio de conexión emocional que permite el acercamiento al otro, visualizando con mayor facilidad, sus necesidades.
Para el psicólogo Sternberg �Sel amor completo⬝ se consigue, precisamente, cuando equilibramos los tres ingredientes básicos: el compromiso, la intimidad y la pasión. En el momento en que uno de ellos no existe, nos encontramos ante otras formas de �Samor⬝, que muchos expertos, ponen en duda si �Ses realmente amor⬝ (este tema lo desarrollé en el artículo anterior). La sexualidad se engloba dentro de la pasión, motivo por el cual, confirma la hipótesis, que el deseo sexual y el erotismo (amor sexual) en una pareja, forman parte de los ingredientes básicos para su evolución y existencia.
Como mencioné anteriormente, existen determinados mitos, estereotipos culturales y modelos de roles aprendidos, que se instauran como creencias acerca de la sexualidad, su rol y funcionalidad dentro de la pareja. A partir de ellas, cada persona se proyecta en un vínculo amoroso de una determinada manera. Muchas de estas creencias limitan el desenvolvimiento sexual y por ende, empobrece la relación de pareja. Como consecuencia se pierde la pasión, el deseo sexual, la intimidad, la complicidad y la conexión emocional más profunda. De esta manera, la pareja sexuada, se convierte en pareja asexuada, es decir, sin deseo sexual.
La buena noticia, es que sin importar la edad, ni las viejas costumbres, los malos hábitos, ni las creencias disfuncionales antes mencionadas, la pareja puede, unida en un compromiso, revertir la situación que vulnera su sexualidad y por ende, la máxima expresión de amor. Para que logres concretar dicho cambio, o para que puedas mejorar la sexualidad en tu pareja, te brindaré algunos consejos prácticos que te podrán ayudar:
Cuestionar las creencias: hay que evaluar acerca de nuestra opinión con respeto a la sexualidad, sobre el deseo sexual, el erotismo. Si observamos que tenemos creencias que nos limitan a disfrutar del placer con nuestra pareja, es probable que las mismas sean de índole negativa, disfuncional. Debemos primero reconocer nuestro derecho a disfrutar del erotismo sexual. La sexualidad es una necesidad humana que alimenta nuestra unión de pareja.
La sexualidad evoluciona: la sexualidad en la juventud (20 a 25 años), es diferente a la sexualidad en la adultez (50 a 60 años). Con esto no quiere decir que deba mitigarse, sino adaptarse a las necesidades actuales de la pareja. Por eso, es importante evitar las comparaciones que limitan nuestro desenvolvimiento, pensando, por ejemplo: �Santes era mejor⬝. La pasión en una relación siempre debe estar presente.
Evitar el cansancio, la rutina estructurada e inflexible, el estrés y el aburrimiento: porque son los factores que convierten al acto sexual, en una experiencia insatisfactoria, aburrida, monótona, carente de interés y motivación.
Comunicación: lo ideal es dialogar sobre el sexo y expresar las preferencias, deseos y fantasías. Esto se debe a que genera mayor confianza e intimidad, evita poner barreras innecesarias y ayuda a superar los tabúes y/o límites impuestos por las creencias disfuncionales. Ambos miembros de la pareja deben saber lo que le gusta al otro, cuáles son sus zonas más erógenas, qué es lo que les hace obtener mayor placer, cuáles son las limitaciones que presentan, y aquello para lo que no se encuentra preparado.
Mantener una actitud activa: tomando la iniciativa, seduciendo con caricias, miradas, palabras y gestos de complicidad.
Espontaneidad e imaginación: la provocación es el impulso para mantener la creatividad al servicio del placer. Hay que olvidarse de los prejuicios e intentar innovar y probar cosas nuevas sin que te domine el miedo, la vergüenza o los tabúes sexuales.
Priorizar la intimidad de la pareja: evitar que sea, solo al final de día, usando las últimas energías del cuerpo que nos queda. Reservar un momento del día, aquel que motivados deseamos compartir el erotismo sexual con la persona a quien amamos.
Practicar siempre el romanticismo: es uno de los mejores estímulos para una vida sexual plena, en la que el coito deja de ser un acto físico al completarse con la expresión de emociones y sentimientos, lo que lo hará aún más placentero.
Mantener hábitos saludables: como la buena alimentación y la realización de ejercicio fisco. La hipercolesterolemia, la hipertensión arterial o la diabetes pueden causar problemas de erección en el hombre y pérdida del apetito sexual en ambos miembros de la pareja. Seguir una dieta saludable y practicar ejercicio físico regularmente (al menos media hora al día) es la mejor forma de evitarlo.
Es necesario que conozcas tu cuerpo y lo aceptes: quererse a uno mismo es el primer paso para poder querer a otra persona y con ella, formar una relación integrada en el amor.
Relájate: dejarse llevar y aprender a relajarse nos ayuda a poder percibir los estímulos sexuales y placenteros.
Mejorar la información sexual: investigar, buscar información en distintas fuentes y/o acudir a un especialista nos ayudará a poder satisfacer nuestra curiosidad, mejorando nuestro desenvolviendo.
Expresión afectiva: los abrazos, las caricias, los besos, los pequeños gestos de gratitud, de complacencia, el buen humor, son ingredientes que no deben faltar en una relación.
La relación de pareja, es un vínculo positivo y amoroso entre dos personas, que por naturaleza, debe ser gratificante para ambos. En el que a través del sentimiento del amor, ambos se complementan a pesar de ser dos seres distintos, independientes y autónomos, que a medida que van evolucionando, crece la pareja, retroalimentándose. La sexualidad, el erotismo y el deseo sexual, son expresiones de amor, de intimidad, conexión emocional y de unión afectiva, que deben estar presente en toda pareja.
Lic. Silvana Etchepare
M.P.:1707